Votar, ¿para qué?

El autor, militante chavista, no quiere convalidar con su voto la "continua destrucción" de su país

El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, y Nicolás Maduro. (PSUV)
El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, y Nicolás Maduro. (PSUV)
Nelson Jesús Lanz Fuentes

06 de diciembre 2015 - 09:43

Caracas/Sí, ¿votar para qué? Esta pregunta me la hago a cada rato tratando de conseguir un motivo para salir a votar en las elecciones parlamentarias venezolanas del próximo 6 de diciembre, pero no encuentro ninguno. Sé que muchos dirán que alguno debe haber y que esta no es la actitud que debe tomar un luchador socialista como yo. Por más que trate de conseguir algo positivo que me anime a salir a votar, no lo encuentro por ningún lado. Ya que la oscurana que emana del Consejo Nacional Electoral (CNE) me impide ver algo positivo en su sistema.

Como siempre, he sido y seré un consecuente defensor de la utopía socialista y jamás cambiaré mis principios morales y espirituales por una ilusión creada por profesionales de las mentiras y el obsceno sistema propagandístico que tiene el Gobierno. Yo proseguiré mi marcha hacia la Venezuela con la que he soñado toda mi vida. Sé que no estoy solo ni andaré solo en el camino que me he trazado desde mi adolescencia. Es el camino que escogió mi padre, quien murió sin ver la luz al final del túnel. Quizás a mí me pase lo mismo, pero mi vida es mía y de nadie más. Y mientras respire continuaré mi combate contra esta peste negra llamada "oscurantismo del siglo XXI", dirigida por una banda de mafiosos compuesta por civiles y militares encabezada por Nicolás Maduro y regentada por Diosdado Cabello.

En mis 70 años, solo he ido a votar cuando apareció en escena ese gran ilusionista que fue Hugo Chávez, el cual me enamoró con su carisma y su declaración antiimperialista y socialista y el amor que yo vi sentía por nuestro pueblo. Lo acompañé hasta 2008, cuando sus mentiras comenzaron a aflorar. Y, sin embargo, volví a votar por él en 2012 y por Maduro, quien le dio rostro a la farsa. Todo esto para mí fue muy doloroso, pero la realidad me golpeaba en la cara. Chávez fue solo un farsante con rostro venezolano y cuerpo cubano. Le entregó la patria a dos tiranos como los Castro. Se rindió a ellos, que fueron los que tomaron el poder en Venezuela, poder que aún conservan con la venia de Miraflores.

Las próximas elecciones son eso: un engaño, tal como lo han sido desde 1960. La vieja y nueva burguesía roja rojita se han unido en un maléfico pacto para seguir explotando y engañando a la clase trabajadora

Chávez fue un artífice del engaño y reconozco que a mí me engañó. Creo que a todos los que sueñan con la utopía socialista también los engañó. Pero, como andando es que se hace camino y al andar muchas veces el polvo que levantamos nos nubla la vista, nos toca a nosotros limpiarnos los ojos para que no nos vuelvan a engañar.

Las próximas elecciones son eso: un engaño, tal como lo han sido desde 1960. La vieja y nueva burguesía roja rojita se han unido en un maléfico pacto para seguir explotando y engañando a la clase trabajadora, tratando de sacarle la máxima plusvalía a sus maltrechos cuerpos, utilizados como mercancía y nada más. Entonces, ¿para qué ir a votar? Yo, al menos, no lo haré. Yo no convalidaré con mi voto la continua destrucción de mi país, pues no importa quién o quiénes sean los ganadores si todo va a seguir igual o peor.

Cómo ir a votar si, por ejemplo, estados como Bolívar, Amazonas, Zulia, Apure y Barinas, habitados por comunidades indígenas, mineras y agrícolas hambreadas y sin futuro son entes donde con 10 votos por circuito ganan un diputado y, sumando los circuitos que los conforman, alcanzan 35 diputados que deciden el futuro nacional estando bajo estado de sitio. En cambio, las regiones urbanas necesitan 100.000 votos por cada circuito tramposo para elegir un solo diputado.

¿Quién puede creer en militares ("revolucionarios, socialistas y chavistas") cuyos soles en vez de brillar de honra están oscurecidos por tantos escándalos de corrupción y narcotráfico en sus filas?

En todas estas zonas alejadas, los votantes en su mayoría son personas muy fáciles de manejar cuando están frente a la máquina de votar. Todos estarán bajo la mirada del fusil y de los testigos del nuevo pacto, quienes seguramente guiarán el dedo del inocente votante a marcar sus tarjetas. Lo mismo sucederá al momento de contar los votos emitidos con los cuadernos de votación y a la hora de enviar los escrutinios al centro del CNE.

¿Cómo votar en esas condiciones? Votar para qué, si ya todo está arreglado. ¿Quién puede creer en los viejos partidos y sus obsoletos dirigentes aglomerados en la MUD (Mesa de Unidad Democrática)? ¿Quién puede creer en Maduro o Diosdado y su apestoso partido lleno de sanguijuelas que le chupan la sangre al pueblo y de buitres ansiosos por meterle las manos al erario nacional? ¿Quién puede creer en militares ("revolucionarios, socialistas y chavistas") cuyos soles en vez de brillar de honra están oscurecidos por la deshonra que dan tantos escándalos de corrupción y narcotráfico en sus filas?

No, yo no voy a caer de nuevo en su trampa cazabobos electoral. Chávez me engañó y aprendí la lección y fue muy dolorosa, ya que yo contribuí con mi voto con todo este desastre que estamos padeciendo. Los que quieran hacerlo están en su derecho, pero todos esos votos irán a parar al centro de totalizaciones de un CNE totalmente bajo el poder del Gobierno. Votos que la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, repartirá a discreción para que las acciones queden parejas y los explotadores de la clase obrera sigan cantando su canción de miseria y de muerte.

Ni siquiera los llamados independientes merecen mi voto. Primero, ¿quién es independiente en la Venezuela actual? Si usted le pone atención a sus nombres, la mayoría son desarraigados de la MUD o del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela). Principalmente los de Marea Socialista, quienes aún siguen amarrados al GPP (Gran Polo Patriótico) y que, de salir electos, seguramente formarán parte de la comedia que tienen montada la MUD y sus viejos amigos.

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