Alcanzar el sueño habanero

Los cubanos sortean como pueden las regulaciones migratorias internas que les complican quedarse a vivir en la capital

El mayor temor de los residentes ilegales en La Habana es que la policía les exija mostrar el carné de identidad. (14ymedio)
El mayor temor de los residentes ilegales en La Habana es que la policía les exija mostrar el carné de identidad. (14ymedio)
Yosmany Mayeta Labrada

02 de marzo 2016 - 09:36

La Habana/La Habana no fue para Héctor ese paraíso que le habían contado. "Desde mi llegada, ha sido difícil pagar un alquiler, buscar alimentos y estar rentado", cuenta el joven, que confiesa haber tenido que prostituirse para costear su estancia en la ciudad. Ahora se muestra optimista e ilusionado porque ha conocido a una muchacha que vive en el municipio Marianao y por fin tendrá dirección de la capital. Su gran ilusión es no tener que esconderse "cuando pase cerca del cine Payret y estén haciendo recogidas".

La capital cubana es la ciudad que ofrece mejores oportunidades laborales, mayor oferta comercial, gastronómica, recreativa y cultural, razones de sobra para convertirla en la principal meta de la migración interna. "Como quiera que sea, La Habana está más cerca del extranjero", ironizaba un joven santiaguero.

En el último Censo de Población y Vivienda, realizado en 2012, se evidenció que un 11,2% de la población cubana está integrado por migrantes internos y casi la mitad de ellos está radicada en La Habana y proviene fundamentalmente de las provincias de Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.

Con 2,1 millones de habitantes según ese mismo censo, La Habana es la ciudad más poblada del país, quintuplicando casi el número de residentes de la segunda, Santiago de Cuba, con aproximadamente 440.000. La superpoblación de la capital estuvo en la base de la razón esgrimida por el Gobierno cubano para restringir la movilidad de la población en 1997 con la entrada en vigor del Decreto nº 217 que contenía las regulaciones migratorias internas para La Habana. La grave situación habitacional, las dificultades para encontrar empleo, el mal estado del transporte público o la incapacidad de las redes de abasto de agua, electricidad y gas, justificaban para las autoridades el control del continuo crecimiento de la ciudad.

Con 2,1 millones de habitantes según el último censo, realizado en 2012, La Habana es la ciudad más poblada del país, quintuplicando casi el número de residentes de la segunda, Santiago de Cuba

Para residir legalmente en la urbe es necesario cumplimentar numerosos trámites. El primer paso consiste en conseguir un permiso provisional conocido popularmente como "la transitoria". Para lograrlo, el visitante tiene que acudir en compañía de algún residente en La Habana que sea titular de una propiedad a las oficinas del Registro de Población y Carné de Identidad para inscribirse por un término máximo de seis meses. No es posible repetir este trámite de forma consecutiva, dejando en la indefensión legal a su portador una vez vencido el plazo.

Ese medio año es el tiempo con que se cuenta para alcanzar la meta de realizar un cambio de dirección definitivo. Solo así se obtiene un carné de identidad nuevo con la dirección de la capital para mostrar cuando un policía se lo exija por cualquier motivo, algo que ocurre con mucha frecuencia cuando se trata de un joven, negro o mestizo. Los uniformados que patrullan las zonas más céntricas de la ciudad controlan especialmente a quienes poseen ciertos rasgos físicos o formas de hablar que levanten la sospecha de que es "un palestino", término despectivo para aludir a quienes provienen de las provincias orientales.

El anhelado cambio de dirección, sin embargo, no está al alcance de todos. Es el caso de Yudián Gómez, holguinero que lleva más de ocho años intentándolo. "Nunca he podido tener la dirección de La Habana", explica. "En mi primer año solo logré 'la transitoria' por seis meses y para eso pagué 30 CUC a una señora de La Lisa", que lo inscribió en su vivienda.

De esa manera, Gómez encontró empleo como custodio en una institución estatal, pero desde entonces se ha mantenido trabajando como albañil sin licencia. "He olvidado ya que soy ilegal aquí", dice, aunque cuando pasa cerca de la policía el corazón se le pone "en la garganta".

Otros han tenido peor suerte y han sido deportados a su lugar de origen. Fernando Leyva, de 27 años, ha sido regresado varias veces a Guantánamo por no tener una dirección en cualquier municipio de la capital. El procedimiento incluye el encarcelamiento por tres o cuatro días y luego un tren custodiado y con las ventanillas enrejadas. "Ahora tengo una carta de advertencia", asegura.

La mayoría de los consultados refiere escapar de la mala situación económica que se agudiza en el interior del país. Para el periódico oficial Granma el flujo interno de personas es "una de las variables demográficas que explica las desigualdades territoriales del crecimiento de la población" del país, una situación que agrava otros problemas como la baja natalidad, la falta de reemplazo poblacional y el envejecimiento.

Una especialista de la Dirección Municipal de Planificación Física que prefirió mantenerse en el anonimato sostiene que "Centro Habana es uno de los municipios que más aloja personas de todo el país". La funcionaria asegura que a las oficinas de trámites "llega mucha gente para aumentar su núcleo familiar", fundamentalmente con personas del "centro y oriente de la Isla".

La flexibilidad de la legislación matrimonial ha favorecido que las bodas por conveniencia sean la vía más fácil y rápida de hacerse con el permiso de residencia

La flexibilidad de la legislación matrimonial ha favorecido que las bodas por conveniencia sean la vía más fácil y rápida de hacerse con el permiso de residencia, un mercado ilegal de lo más productivo. "El año pasado me casé tres veces, y así pude hacer unos arreglos en la casa", asegura Elena, una enfermera de 56 años que tuvo que jubilarse por motivos de salud y ha vivido, en los últimos tiempos, del negocio de casarse con migrantes ilegales.

Para legalizarse por esta vía de forma irregular pero definitiva, los precios cambian en función del municipio. Un matrimonio de conveniencia en Playa, Plaza de la Revolución, Centro Habana y Habana Vieja puede llegar costar entre 100 y 120 CUC. El costo es más llevadero en 10 de Octubre, San Miguel del Padrón, Arroyo Naranjo, Boyeros, Marianao y La Lisa, donde la cuantía oscila entre 80 y 100 CUC, con variaciones según los repartos. Para obtener la "transitoria" los precios están entre 20 y 40 CUC.

El sueño habanero se ha hecho así realidad para Jorge Mendoza. Lleva tres años en la capital "con todos los papeles en regla" desde que conoció a una mujer que le legalizó los documentos. "En tan solo una semana estaba casado con ella y en menos de un mes tenía mi nuevo carné de identidad", cuenta. Le bastaron cuatro meses de su salario como cuentapropista, 120 CUC, y ahora trabaja tranquilo en una feria de venta de artesanía. "Ya no me asusto cuando el inspector se presenta a pedirme documentación", concluye con una sonrisa de triunfador.

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