Campesinos instalan electricidad sin apoyo del Estado

Tendido eléctrico alternativo.
Tendido eléctrico alternativo en Camagüey. (14ymedio)
Sol García Basulto

08 de diciembre 2015 - 09:12

Camagüey/En un gesto que mezcla la rebeldía y la impaciencia, los residentes de Las Casimbas, en Camagüey, han improvisado un tendido eléctrico de cuatro kilómetros de largo para llevar el servicio hacia el poblado. Después de años de gestiones y pedidos, los campesinos no han querido seguir en penumbras y se las han agenciado para conectarse al área más cercana beneficiada por la Empresa de Energía Eléctrica.

Esta obra alternativa incluye transformadores, aislantes y alambrado profesional, además de los postes hechos con los árboles que están en el trayecto y cuyas ramas fueron taladas. Para financiar el proyecto, las familias aportaron cantidades proporcionales a su nivel económico. En total, la cifra alcanzó aproximadamente los 4.000 pesos convertibles.

La comunidad de Las Casimbas, en el municipio Najasa de la provincia de Camagüey, es uno de los sitios que oficialmente se encuentra fuera del área servida por la Empresa Eléctrica del municipio al que pertenece. En la Isla hay unas 20.000 viviendas que no tienen acceso a la luz eléctrica. El pasado mes de noviembre, el ministro de Energía y Minas, Alfredo López Valdés, aseguró que contarán con este servicio en 2017 y que, al cierre de este mes, la electricidad llegará a 33 asentamientos –unas 1.610 viviendas–, la mayoría en el Plan Turquino y en zonas de difícil acceso.

El temor a represalias de parte de la Empresa Eléctrica recorre el lugar y la mayor pesadilla por estos días en Las Casimbas es que el costoso tendido que han levantado sea cortado por órdenes “de más arriba”

La compañía estatal no quiso contestar a la pregunta de 14ymedio sobre las razones por las cuales la corriente no ha llegado aún a Las Casimbas. Sin embargo, un funcionario de la Empresa Eléctrica, que prefirió el anonimato, aseguró estar al tanto de la iniciativa adoptada por los pobladores de la zona para "iluminar sus casa y poder disfrutar de las otras ventajas del servicio eléctrico". El temor a represalias de parte de la Empresa Eléctrica recorre el lugar y la mayor pesadilla por estos días en Las Casimbas es que el costoso tendido que han levantado sea cortado por órdenes "de más arriba".

A pesar de su sencillez, sorprende la calidad estructural de la obra de ingeniería organizada con esfuerzo propio que suministra electricidad a más de 30 familias. Los residentes compraron de su bolsillo equipos profesionales para optimizar la calidad del servicio, según el coordinador del proyecto, un campesino de la zona apodado Toño.

"Los transformadores, cables y aislantes ya eran usados, pero están en buen estado. Se los compramos a unos amigos míos que trabajan en la empresa eléctrica", asegura el vecino. Y agrega: "En este lugar, nunca hubo corriente. Solo las personas pudientes tenían el privilegio de alumbrarse con plantas de petróleo, pero los demás nacimos y crecimos con los huecos de la nariz tiznados por el humo del candil".

“En este lugar, nunca hubo corriente. Solo las personas pudientes tenían el privilegio de alumbrarse con plantas de petróleo, pero los demás nacimos y crecimos con los huecos de la nariz tiznados por el humo del candil”

Toño es propietario de dos caballerías de tierra que heredó de sus padres, pero no se considera dentro de los llamados "pudientes", porque, asegura, le cuesta mucho trabajo explotar los beneficios de la tierra, debido a "la escasez de los productos agrícolas". La falta de electricidad se sumaba a esos obstáculos, al dificultar el bombeo de agua y otras labores en el campo.

"La corriente la pusimos porque es muy necesaria, nos hace falta para todo, para alumbrarnos, para ver el televisor", explica otro vecino de la localidad. Cuenta que, durante décadas, en el poblado no se sabía "nada del mundo". "Si alguien hablaba de una telenovela, teníamos que estar callados, sin intervenir en la conversación. Por eso la gente dio el dinero sin protestar para comprar los equipos y los cables".

"Pusieron unos paneles solares en el consultorio y en la escuelita de San Ramón –un barrio cercano–, pero en las casas no teníamos con qué alumbrarnos, ni equipo electrodoméstico alguno, excepto radios y linternas de baterías", cuenta Toño.

"Aquí las mujeres cocinan con leña o carbón, la gente no sabía lo que era tomar agua fría o tener un teléfono celular, no tanto por ignorancia, porque uno sale y ve cómo se vive en el pueblo, sino porque sin corriente es imposible”

En esta zona, el precio de una pila de las más usadas por linternas y radios es de 20 pesos cubanos, lo que equivale a dos jornadas de trabajo en el campo. "Para nosotros no significó nada el módulo de la olla arrocera, la reina y la hornilla eléctrica que se repartió hace unos años. Aquí las mujeres cocinan con leña o carbón, la gente no sabía lo que era tomar agua fría o tener un teléfono celular, no tanto por ignorancia, porque uno sale y ve cómo se vive en el pueblo, sino porque sin corriente es imposible", apunta.

Según Toño, la nueva alternativa no soluciona del todo el problema. "El voltaje es muy bajo, los refrigeradores solo congelan en la madrugada. Traemos la corriente de una tendedera igual a esta. El transformador es lo que hace que suba el voltaje, pero en horario pico no puede abastecer todas las casas".

No obstante, la experiencia de Romelio, otro vecino del lugar, es positiva. "Hemos mejorado en un cien por ciento, vivíamos aquí como unos indígenas en una cueva, en el tiempo de los cromañones, sin distracción de nada, llegaba la noche y era acostarse a dormir", explica. Cuenta que sin teléfonos celulares, se enfermaba cualquier persona y no había cómo llamar una ambulancia, un médico. "Este es un lugar que está muy aislado y por eso nosotros luchamos para poder vivir como las personas".

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