En el Paseo del Prado surge un hotel de gran lujo que "estropea el paisaje urbano del Malecón"

El Gobierno, entregado al turismo como tabla de salvación de su economía, sigue con la fiebre constructiva, pero las cifras de viajeros se estancan

El nuevo establecimiento de la francesa Accor y el grupo estatal Gaviota será el tercero de los hoteles con categoría de cinco estrellas plus en esa zona de la capital. (14ymedio)
El nuevo establecimiento de la francesa Accor y el grupo estatal Gaviota será el tercero de los hoteles con categoría de cinco estrellas plus en esa zona de la capital. (14ymedio)
Luz Escobar

16 de octubre 2019 - 13:06

La Habana/Este noviembre, cuando sea inaugurado el hotel Paseo del Prado, en la esquina en que esa avenida se une al Malecón, los turistas tendrán otras 250 habitaciones de lujo disponibles en La Habana. Tras la apertura del Gran Hotel Manzana Kempinski y el Iberostar Grand Packard, el nuevo establecimiento de la francesa Accor y el grupo estatal Gaviota será el tercero de los hoteles con categoría de cinco estrellas plus en esa zona de la capital.

El Gobierno, entregado al turismo como tabla de salvación de su economía, sigue con la fiebre constructiva, pero las cifras de viajeros se estancan mientras crece el número de camas sin que se acompañe de nuevas ofertas de ocio para atraer clientes de alto nivel económico.

En estos momentos se levantan más de seis hoteles en La Habana, en 25 y K, 1ª y D, ambos en El Vedado, en 3ª y 70, (Playa), y otros dos, uno en la calle Zulueta y otro al costado del Teatro Martí, entre otros.

Algunos de los profesionales consultados por este diario apuestan por la creación de una oferta de ocio más variada o prolongada

Algunos de los profesionales consultados por este diario apuestan por la creación de una oferta de ocio más variada o prolongada, ya que en la ciudad muchos de los locales nocturnos cierran a las dos de la madrugada.

El hotel Manzana Kempinski está considerado de lujo, pero La Habana carece de casinos (en Cuba el juego está prohibido) donde los turistas de este nivel suelen gastar miles de dólares en otros países del Caribe, sin autos de lujo para rentar, ni alquiler de yates para el buceo o vuelos en helicóptero o avioneta sobre la ciudad.

La dueña de un comercio situado junto al hotel Paseo del Prado aseguró a este diario que, desde que el hotel está en la fase final, su negocio ya recibe beneficios. "Arreglaron todas las tuberías, aquí antes llegaba solo un chorrito de agua y ahora entra con buenísima presión y todos los días", explica.

Sentada en la puerta de su vivienda, la señora se gana la vida vendiendo artesanías a los extranjeros que pasan frente a su casa. Los llama a todos y los invita a pasar con la esperanza de que compren algo. "Yo tengo la ilusión de que ahora, cuando arranque el hotel aquí yo tenga más clientes tocando mi puerta, estoy feliz por eso porque además ahora todo está limpio y alumbrado en el portal. Antes era un baño público", añade.

La página oficial del hotel anuncia para noviembre la inauguración, aunque un empleado que esta semana armaba un andamio en medio de la calle para dar los últimos toques a la fachada se mostraba más optimista. "Antes del fin de octubre creo que ya inauguramos, para el día 20 por ahí", dijo a 14ymedio.

Todavía es notable la actividad de obras en los alrededores sobre todo de la empresa de electricidad y telecomunicaciones

Todavía es notable la actividad de obras en los alrededores sobre todo de la empresa de electricidad y telecomunicaciones a los que aún se ve abriendo agujeros justo al frente del hotel.

Un vecino de la calle San Lázaro, asegura que el edificio "de antes" era más bajito y no interfería en la vista al Malecón desde el Prado. Según una fotografía del archivo del plan maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad ahí se levantó en 1903 el hotel Miramar, de solo dos plantas y promocionado como "el mejor situado y el más fresco de Cuba", pero fue demolido hace varios años debido a su mal estado.

Precisamente la arquitectura del nuevo hotel ha desatado la polémica entre los ciudadanos y los expertos. El arquitecto cubano José A. Choy aseguró que la intersección en la que se levanta el edificio está considerada como una de las más importantes del país por arquitectos y urbanistas. Así lo escribió en la presentación de un proyecto que diseñó junto a su equipo para esa esquina. La propuesta fue incluida en la plataforma Backstage Arquitecture 2012 "por sus valores estéticos y funcionales" y seleccionado para participar en la XIII Bienal de Arquitectura de Venecia.

El proyecto ganó una licitación para esa parcela e incorporó las fachadas colindantes, como la del edificio de las cariátides, sin sobrepasar en la parte del litoral la altura del edificio de los sarcófagos, uno de los pocos altos que tiene esa zona. Sin embargo, ese proyecto fue descartado y sustituido por otro extranjero y aún hoy de autor desconocido, que no respetó esa premisa.

El arquitecto y profesor Universo García Lorenzo lamentó que el proyecto de Choy "fuera omitido totalmente" para darle prioridad a uno foráneo. El profesional cubano considera que en el diseño nacional se respetaba "la alineación tradicional en altura con el vecino edificio de las cariátides" así como "la articulación de bloques en altura más retirados hacia San Lázaro", de manera que no interfiriera en el perfil del Malecón.

El arquitecto cubano Rafael Fornés, residente en Miami, dijo a este diario que la última vez que vino a La Habana y se asomó al Malecón desde la terraza del hotel Nacional se le salieron lágrimas cuando vio el edificio que se levantaba. "Además del horrendo diseño estropea irremediablemente el paisaje urbano del Malecón tradicional y su relación con el resto de la ciudad", lamenta.

El profesional ve muy criticable que estas nuevas inserciones en zonas patrimoniales no tengan "la participación y aprobación de arquitectos cubanos"

El profesional considera "admirable el nuevo espíritu constructivo del raulismo versus la inactividad y abandono fidelista" pero ve muy criticable que estas nuevas inserciones en zonas patrimoniales no tengan "la participación y aprobación de arquitectos cubanos".

"Están destruyendo incluso el patrimonio revolucionario; las inacabables escuelas de arte, La Rampa, F y Malecón de 1967 por Antonio Quintana, una joya de la prefabricación experimental. Viví en él un mes con mi familia y lo pude estudiar detenidamente", recuerda emocionado.

A punto de inaugurarse el hotel, algunos jóvenes arquitectos se preguntan aún dónde y cuándo se lanzó el concurso o cómo se hizo la licitación. La tradicional falta de transparencia gubernamental se extiende incluso a sus edificios.

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