Los trabajadores del Manzana Kempinski estiman su ocupación en menos del 20%

El frenazo en la llegada de turistas y los elevados precios del establecimiento torpedean el éxito del hotel de lujo

Hotel Manzana. Luz
Ninguno de los clientes que disfrutaba del bar y la piscina en la azotea del hotel Manzana Kempinski este lunes estaba hospedado en el alojamiento. (14ymedio)
Marcelo Hernández

19 de junio 2018 - 17:00

La Habana/Ninguno de los clientes que disfrutaba del bar y la piscina en la azotea del hotel Manzana Kempinski este lunes estaba hospedado en el alojamiento. El lujoso coloso frente al Parque Central de La Habana está por debajo del 20% de ocupación según cálculos de sus trabajadores, debido al frenazo en la llegada del turismo que experimenta Cuba y los elevados precios del establecimiento.

Inaugurado en mayo del año pasado, con 246 habitaciones, de ellas 172 estándar, el Manzana Kempinski parece estar lejos de las previsiones que se proyectaban en sus inicios. A pesar de ello, el gerente general, Xavier Destribats, afirmó hace un par de semanas que el grupo hotelero suizo tiene varios proyectos más en conjunto con la estatal Gaviota.

"Hemos apostado por Cuba y vamos a seguir creciendo con Gaviota con un segundo hotel y quizás un tercero", declaró el directivo de Kempinski a la televisión estatal cubana. Destribats se mostró optimista con los resultados de la instalación que, afirmó, tiene clientes de mercados como Francia, España, Australia, Alemania, Reino Unido, Rusia y China. Sin embargo, no aportó ningún dato de ocupación y los empleados consideran insuficientes los que manejan.

Destribats se mostró optimista con los resultados de la instalación que, afirmó, tiene clientes de mercados como Francia, España, Australia, Alemania, Reino Unido, Rusia y China. Sin embargo, no aportó ningún dato de ocupación

"Esto parece un museo, de esos muy bonitos pero casi vacíos", contó bajo condición de anonimato una camarera del alojamiento a 14ymedio.

"Estamos temiendo que haya recortes de personal y que nos manden para la casa, como ha pasado con otros hoteles", explica la empleada que percibe por su trabajo un poco más de 300 CUP mensuales (menos de 15 dólares). "La última semana nos salvó que se hospedaron varios clientes que venían a un evento, pero ya están a punto de irse", lamenta.

Ubicado en una zona de atractivo patrimonial, el hotel ocupó el antiguo inmueble del centro comercial la Manzana de Gómez, nombre que todavía usan los habaneros para referirse al lugar. Tras varios años de reparaciones pasó de ser un edificio envejecido y sucio para resurgir con todos sus impresionantes detalles arquitectónicos.

"La mayoría de los clientes que llegan hasta el bar vienen para admirar la vista de la ciudad y por la piscina estilo 'infinito' que atrae a muchos para refrescar", cuenta el barman. "Hay mucha paz aquí arriba y como estamos abiertos hasta la medianoche se convierte en un lugar de paso después que los turistas salen de los conciertos o de las actividades culturales en la zona".

"Viene mucha gente a mirar y a curiosear porque el proceso de restauración fue muy cuidadoso y el hotel tiene espacios en los que dan ganas de quedarse, pero de ahí a meter la mano en el bolsillo y alquilar una habitación va un trecho", explica a este diario la misma camarera.

"Si vienen pocos huéspedes pierde todo sentido seguir aquí, porque lo más importante para nosotros es la propina que los trabajadores comparten al final del día, pero en las últimas semanas es muy pobre", se queja.

La empleada calcula que el hotel está ahora mismo por debajo del 20% de ocupación, una información que se asemeja a la estimada por otros empleados del lugar y vinculados al sector turístico. "Por el momento esta es una inversión que parece de largo aliento, porque el hotel tiene poca demanda debido a sus precios", confirma Katy Ramos, gestora de paquetes turísticos.

El torpe despegue del Manzana obedece a varios factores que van más allá de las tarifas. "Siempre hay alguien dispuesto a pagar caro el buen servicio, pero lo que está pasando no tiene nada que ver con el hotel sino con todo el país", opina Ramos. "Hay una caída en el número de turistas que tiene muy preocupados a todos los que vivimos de este negocio".

El turismo es la segunda fuente de ingresos detrás de la venta de servicios profesionales al exterior y contribuye con un 10% del producto interior bruto (PIB), además de generar medio millón de empleos. Para el sector privado también es un pilar importante que mueve desde casas de rentas, hasta paladares, taxis particulares y servicios de guías.

Desde inicios de este año y hasta el pasado 31 de mayo Cuba había registrado la visita de más de 2,1 millones turistas extranjeros, el 93% de los que habían arribado hasta idéntica fecha de 2017. Sin embargo en la cifra "se cuenta a los cubanoamericanos que vienen a visitar a sus familias y también a personas que vienen a eventos y congresos, pero no a hacer turismo", precisa Ramos.

Desde inicios de este año y hasta el pasado 31 de mayo Cuba había registrado la visita de más de 2,1 millones turistas extranjeros, el 93% de los que habían arribado hasta idéntica fecha de 2017

El Gobierno, sin embargo, ha mantenido las proyecciones oficiales para 2018 de recibir a cinco millones de visitantes con el objetivo de batir los anteriores récords de casi 4,7 y 4,5 millones de viajeros en 2017 y 2016, respectivamente.

Pero los aires que soplaron con el deshielo diplomático entre La Habana y Washington, que atrajeron a la Isla a todo tipo de celebridades, parecen haber cambiado de rumbo.

A finales de 2017 el Gobierno de Estados Unidos anunció que haría cumplir una promesa hecha por el presidente Donald Trump en junio de ese mismo año, de tomar medidas enérgicas contra los viajes comerciales y personales de los estadounidenses a la Isla.

El Tesoro de EE UU publicó una lista de más de 100 empresas, entre las que se incluían restaurantes y dos destilerías de ron, que los viajeros de ese país no pueden visitar. Varias agencias de turismo y al menos 84 hoteles en toda la Isla aparecen en esa relación, el Manzana Kempinski es uno de ellos.

Aunque está gestionado por la compañía alemana Kempinski, con sede en Suiza, el inmueble es propiedad de la corporación militar GAESA, que aparece en la lista negra redactada por la administración de Trump.

No obstante, aunque no estén alojados en el lugar por falta de recursos o por temor a penalizaciones, muchos clientes llegan en busca de un buenos servicios y de los impresionantes suministros del Manzana.

No obstante, aunque no estén alojados en el lugar por falta de recursos o por temor a penalizaciones, muchos clientes llegan en busca de un buenos servicios y de los impresionantes suministros del Manzana

En medio del desabastecimiento de alimentos y otros productos que han caracterizado las últimas semanas en la Isla, decenas de turistas entran a sus instalaciones cada día en busca de una buena mesa o de esas bebidas que escasean en otros lugares.

En una ciudad "donde hay carestía de casi todo, este es un remanso de comodidad", asegura Empar, una española que el domingo Día de los Padres pudo tomarse una cerveza fría e importada en la terraza después de "haber caminado por varias tiendas y mercados sin encontrar ninguna".

"Vine por las vistas pero claro está que no puedo pagar lo que piden por una habitación", contó a 14ymedio. Esa misma noche una habitación Patio, la más estándar de todo el hotel, costaba unos 440 dólares sin desayuno, mientras que la más exclusiva, la suite esquina alcanza los 1.355 dólares.

"Es una pena que a pesar de estar medio vacío no hagan una rebaja importante en los precios, porque eso haría que muchos clientes como yo se animen a hospedarse", asegura Empar.

Cuba ha entrado en su temporada baja de turismo extranjero que en los meses de verano opta por destinos menos calurosos que el tórrido sol tropical de la Isla. Justo en esos meses es en los que los clientes nacionales ganan espacio, debido a las vacaciones escolares.

Pero el Manzana Kempinski es inaccesible para el bolsillo de los cubanos residentes en la Isla, con un salario promedio que no supera el equivalente a 30 dólares mensuales. "Primero lo dejan vacío que bajar el precio y llenarlo de cubanos", bromeaba este martes Humberto un fanático del béisbol reconvertido a seguidor del fútbol durante el Mundial de Rusia y asiduo participante de la cercana tertulia deportiva, conocida como La Esquina Caliente.

Ese carácter de "manzana prohibida" debido a sus estratósfericas tarifas, le ha granjeado al alojamiento numerosas críticas, especialmente por el contraste entre sus lujosas condiciones y la barriada que lo rodea, con serios problemas habitacionales.

El joven artista Luis Manuel Otero Alcántara realizó tres intervenciones artísticas en el lujoso hotel. En la primera de ellas cuestionó la desaparición del busto del líder comunista Julio Antonio Mella, emplazado anteriormente en el lugar; en la segunda blandió una maza a pocos centímetros de la vidriera de una exclusiva tienda en los bajos del inmueble y en la tercera realizó una rifa para sortear una noche en el único hotel de cinco estrellas del país, que ganó un joven a punto de entrar al Servicio Militar Obligatorio.

"Ese quizás haya sido el primer y único cubano de a pie que haya dormido en esas camas", especula Humberto, mientras mira desde el Parque Central la entrada vacía del Manzana Kempinski.

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