Arsénico, petróleo y plásticos invaden la bahía de Cienfuegos

El vertido provocado tras Alberto está controlado, pero la contaminación de la zona es un problema sostenido en el tiempo

Punta Cotica, en las inmediaciones de la termoeléctrica, es uno de los barrios más contaminados de la ciudad. (14ymedio)
Punta Cotica, en las inmediaciones de la termoeléctrica, es uno de los barrios más contaminados de la ciudad. (14ymedio)
Justo Mora / Mario J. Pentón

05 de junio 2018 - 12:05

Cienfuegos/Miami/Un cangrejo cubierto con restos de petróleo levanta las muelas en un gesto amenazante a la vez que camina lentamente de costado por uno de los manglares a las orillas de la bahía de Cienfuegos. Las gaviotas apenas surcan el mar en busca de peces mientras que a algunos pelícanos se les puede ver manchados de negro en su vuelo rasante sobre el agua.

"Desde que se derramó el petróleo de la refinería en la bahía ya no puedo pescar", dice a 14ymedio Eddy Alberto, un joven del barrio de Reina, a las afueras de la ciudad de Cienfuegos. La mañana del 28 de mayo la crecida del río Damují irrumpió en las inmediaciones de la planta (recientemente abandonada por Venezuela) e inundó las piscinas de tratamiento de las aguas residuales, arrojando a la bahía más de 12.000 metros cúbicos de una mezcla de líquidos con petróleo.

Las lluvias de la tormenta subtropical Alberto aumentaron el caudal de los ríos de la provincia que desembocan en la bahía lo que provocó que las corrientes marinas fueran más fuertes de lo normal y expandieran la mancha de petróleo por más del 70% de la rada. Los especialistas de Cuba Petróleo estiman que los costos de la recuperación están en el orden del millón de dólares. Los pescadores locales temen que no habrá compensación financiera para ellos.

"No es la primera vez que contaminan la bahía. Nosotros vivimos de la pesca y nadie nos indemnizará por esto", dice Eddy Alberto que, a sus 30 años, exhibe una piel curtida por el sol tropical. El joven pescador se queja de que para mantener a su familia ahora tiene que cortar hierba para venderla a los cocheros -el principal medio de transporte en la ciudad- para sus caballos. Por cada saco recibe 15 pesos.

Esta no es la primera tragedia ambiental que sufre la bahía. La anterior catástrofe data de 1986 cuando un vertido de petróleo contaminó gravemente la rada. Los trabajos de limpieza duraron cinco meses. En 2001 un derrame de arsénico sembró la alarma entre los cienfuegueros. A pesar de que las autoridades nunca explicaron cuánta cantidad del veneno se vertió en la bahía se prohibió la pesca.

A finales de 2013, Reinaldo Acosta Milán, director de la Unidad de Supervisión del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) explicó en Radio Ciudad del Mar que las aguas de la bahía se encontraban libres de arsénico y que con el paso de los años el derrame se había incorporado a los sedimentos. Acosta Milán reconoció que de las especies estudiadas por el CITMA, el camarón y algunos mariscos de la zona presentaban elevados índices de arsénico por lo que su consumo en forma sostenida podría ser perjudicial para la salud humana. Pero muchos pescadores continúan la venta furtiva de mariscos.

Eddy Alberto no es el único pescador de su barrio. En la zona conocida como las 100 Casitas, un área urbanizada por el Gobierno para asentar a los damnificados del huracán Lili, muchos se dedican a la pesca ilegal y venden sus productos en la ciudad.

En la zona conocida como las 100 Casitas, un área urbanizada por el Gobierno para asentar a los damnificados del huracán Lili, muchos se dedican a la pesca ilegal y venden sus productos en la ciudad

"Nosotros no le hacemos daño a nadie. Con lo que cogemos del mar vamos viviendo al día", dice un compañero suyo que vende minutas (filetes de pescado empanizado) y ostiones. Este hombre, que no quiso ser identificado, explica que hace algunos años capturaba camarones, pero que cada día es más raro encontrar mariscos en la zona norte de la bahía, donde pesca.

Un informe de Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente denuncia que la industrialización a gran escala fomentada en los años de la influencia soviética en la Isla es la principal responsable de la difícil situación medioambiental de la bahía. Los científicos consideran que los sedimentos de la bahía son los segundos más contaminados del país, después de los del puerto habanero.

En los años 80 "tan solo la Empresa de Fertilizantes Nitrogenados aportaba 9,7 toneladas al día de nitrógeno", recuerda el informe. En esos años transitaban por las aguas de Cienfuegos 694 buques como promedio anual, los cuales arrojaban a la bahía 93,5 toneladas de basura y más de 5.657 toneladas de aguas oleosas, de acuerdo con la investigación.

El sistema de reciclaje natural de las aguas de la bahía es lento, lo cual facilita que los contaminantes permanezcan por más tiempo. Según expertos, las aguas tardan entre 39 y 59 días en abandonar la rada de 88 kilómetros cuadrados.

El uso de fertilizantes y bioquímicos contaminantes en las cuencas hidrográficas que desembocan en el puerto también contribuyó al desequilibrio ambiental. Los centrales azucareros cercanos a los ríos Damují y Caunao, la Papelera Damují y las industrias construidas en la zona de cría son los principales culpables del deterioro medioambiental en la rada.

Los investigadores detectaron la desaparición del camarón blanco en la zona noroccidental, una especie que era un símbolo de la ciudad y, junto al camarón rosado, era el principal recurso pesquero de la bahía.

Los investigadores detectaron la desaparición del camarón blanco en la zona noroccidental, una especie que era un símbolo de la ciudad y, junto al camarón rosado, era el principal recurso pesquero

"En general, en las últimas décadas se evidencian signos de deterioro ecológico con una reducción de la biodiversidad, movimiento de comunidades bentónicas [estrellas de mar, ostras, almejas, pepinos de mar, ofiuroideos y anémonas de mar], reducción de la talla y de los niveles de captura de especies comerciales, erosión y deterioro paisajístico de la línea de costa", concluyen los científicos.

Alejandro Sánchez es un joven de 23 años que vive en el centro histórico de Cienfuegos. En las tardes aprovecha la brisa del poniente para ir con a su novia al Muelle Real a contemplar el atardecer. Aunque la bahía ha mudado sus tonos verde azulado por unos más amarillos debido a las lluvias de las últimas semanas cree que "no hay lugar más hermoso en el mundo".

"Lo único que lamento es la contaminación", dice mientras absorbe con una pajita verde un trago de piña colada que le prepararon en un local a escasos metros del atracadero. "Este lugar lo diseñaron para el turismo pero no contaron con la peste", lamenta.

Tanto el Muelle Real como otras áreas del centro histórico de Cienfuegos han sido recientemente restaurados tras la proclamación en 2005 de zonas de la urbe como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La afluencia del turismo ha crecido en los últimos años y Cienfuegos se ha convertido en una escala obligada en el camino hacia la vecina Trinidad.

El mal olor al que se refiere Sánchez emana de un canal de evacuación de aguas albañales que desemboca muy cerca del Muelle Real. La red de alcantarillado de Cienfuegos , construida hace más de un siglo, en tiempos de la República, arroja directamente los desechos tanto al arroyo El Inglés como a la bahía sin ningún tipo de procesamiento.

"Las inmediaciones de la ciudad presentan las concentraciones más elevadas de coliformes fecales de la bahía", según varios expertos en medioambiente, aunque los restos fecales están por el momento por debajo de la norma en las zonas de baño.

Sánchez dice que ha oído hablar del peligro de la contaminación de las aguas, pero que la población "no está sensibilizada con el tema".

"Por donde quiera puedes ver plásticos, basura, animales muertos y escombros. A falta de vertederos la gente lo tira directamente en el mar. Es algo muy triste", dice.

Arianna García Chamero, del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos, hizo saltar las alarmas de los investigadores locales al descubrir la presencia de microplásticos en la bahía.

Muchas bolsas, envoltorios y desechos similares terminan en el mar y son ingeridos por los animales e integrados en la cadena de alimentación humana

Se estima que este tipo de desechos representa el 85% de contaminación en los océanos y mares. Muchas bolsas, envoltorios y desechos similares terminan en el mar y son ingeridos por los animales e integrados en la cadena de alimentación humana.

García Chamero contó a la prensa local a inicios de este año que la ingesta de microplásticos y los metales pesados que muchas veces le acompañan pueden ser perjudiciales para la salud humana, provocando, entre otras enfermedades, cáncer.

"Las mayores concentraciones en las tres matrices evaluadas -agua, sedimentos y organismos- están en las estaciones de la ciudad de Cienfuegos, lo que nos hace suponer que es la ciudad una de las emisoras de contaminación mayores del medio ambiente", señala la experta, que añadió alarmada: "Me ha impactado que los niveles [de microplásticos] a veces son similares, incluso superiores, a los rangos que revelan estudios en ecosistemas de sitios muy industrializados en el planeta".

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