Broncas y violencia doméstica se disparan durante la cuarentena

A las condiciones de la vivienda, que en Cuba son ya difíciles por el hacinamiento y las malas condiciones, se suman los conflictos familiares

La convivencia familiar y las relaciones interpersonales se tensan por estos días con las medidas adoptadas ante el covid-19. (14ymedio)
La convivencia familiar y las relaciones interpersonales se tensan por estos días con las medidas adoptadas ante el covid-19. (14ymedio)
Marcelo Hernández

08 de abril 2020 - 17:28

La Habana/Ha estado sentado en el parque toda la mañana. Aunque estar en casa es lo más recomendable para evitar la propagación del covid-19, para Yunior, de 24 años, es una pesadilla tener que permanecer en el apartamento de Los Sitios donde vive con tres hermanos, un padre alcohólico y la abuela. "Todos los días hay una bronca distinta", lamenta el joven.

La convivencia forzada a la que obliga el confinamiento debido al coronavirus no es igual de fácil de sobrellevar para todas las familias. A las condiciones de la vivienda, que en Cuba son ya difíciles por el hacinamiento y las malas condiciones de una gran cantidad de inmuebles, se suman los conflictos familiares que surgen al pasar de forma forzosa más tiempo juntos.

El problema es universal. Recientemente el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, pidió que se adopten medidas para hacer frente a "un estremecedor repunte global de la violencia doméstica" contra mujeres y niñas ocurridos durante las últimas semanas, debido a los confinamientos decretados por la pandemia en la mayoría de los países.

"Sabemos que los confinamientos y las cuarentenas son esenciales para reducir el covid-19. Pero pueden hacer que las mujeres se vean atrapadas con parejas abusivas"

"Sabemos que los confinamientos y las cuarentenas son esenciales para reducir el covid-19. Pero pueden hacer que las mujeres se vean atrapadas con parejas abusivas", destacó el responsable de la ONU.

Mileydis, de 46 años y con el nombre cambiado para esta historia, lo ha vivido en carne propia. Esta semana terminó en la estación de policía de la calle Zanja porque su esposo la golpeó hasta romperle la cabeza. El detonante de la pelea fue que "él quería ver un canal en la televisión y los niños querían ver otro", recuerda.

Después de los gritos llegaron los golpes y el lanzamiento de una silla le provocó una herida que precisó seis puntos de sutura. Al salir del Cuerpo de Guardia más cercano fue a presentar la denuncia. "Cuando llegué, el policía de la entrada de la estación me dijo que parecía que habían echado polvitos en las casas porque durante todo el día habían estado llegando casos como el mío".

"Cuando me voy para el trabajo estas cosas no pasan porque estoy muchas horas fuera pero ahora hay que estarse mirando la cara todo el tiempo", lamenta Mileydis, una de las pocas mujeres que se atreve a denunciar en Cuba, donde la violencia machista no está contemplada como agravante ni hay una ley específica sobre ello. "Se registran muy pocas denuncias y no están catalogadas por el género de la víctima", explica la abogada Laritza Diversent.

Por lo general, cuando las mujeres acuden a la estación policial a formular denuncias por violencia los agentes dificultan el proceso con el argumento de que será la palabra de uno contra la del otro

Por lo general, cuando las mujeres acuden a la estación policial a formular denuncias por violencia los agentes dificultan el proceso con el argumento de que será la palabra de uno contra la del otro, explica en un informe de Cubalex, el centro de asesoría legal que dirige.

Pero existe otro tipo de violencia en los hogares. La socióloga Elaine Acosta advierte que "se ejerce particularmente sobre grupos más vulnerables: las mujeres, las niñas y niños, y las personas mayores".

"Las precarias condiciones de habitabilidad de muchas viviendas, la convivencia multigeneracional, sumadas al estrés de la pérdida de ingresos, las situaciones de pobreza, la sobrecarga de cuidados, entre otros, inciden en el aumento del maltrato y la violencia doméstica", reconoce la investigadora asociada al Cuban Research Institute, en la Florida International University.

Aunque las estadísticas oficiales en Cuba sobre maltrato hacia personas mayores son escasas y existen pocos estudios acerca del tema, Acosta recuerda que "la última Encuesta Nacional de Envejecimiento de la Población (2017) reportó que un 11% de las personas mayores de 60 años consultadas han sido víctimas de situaciones de maltrato por parte de sus convivientes o responsables de su cuidado".

En la calle Salud, en Centro Habana, vive Claribel, una anciana de 81 años que vive con su hija y su nieto bajo el mismo techo. Antes de la pandemia, la anciana salía a hacer algunas compras y a conversar con los vecinos pero desde que se detectó el primer caso de covid-19 en la Isla su hija no le ha permitido traspasar la puerta para evitar que se contagie.

"Todo el tiempo se la pasan gritándole a la pobre Claribel", comenta a este diario una vecina cercana. "Le gritan desde que se levanta hasta que se acuesta, porque la casa es muy pequeña y les molesta todo lo que hace la anciana. Si pone la radio les molesta, si se pone a coser les molesta y tenemos miedo que terminen dándole golpes".

Hasta finales de marzo, pagaba a una señora para que se ocupara de su mamá varias horas al día, pero ahora la mujer no ha venido más por temor a contagiarse con el coronavirus

Antes, la hija de Claribel trabajaba de lunes a viernes y el nieto estaba en la escuela. "Esa familia no se sentía pero desde que están todos ahí metidos bajo el mismo techo todo el día eso se ha convertido en una olla de grillos", explica la vecina. "Hasta el médico de la familia tuvo que intervenir porque el otro día a Claribel le subió la presión en medio de una gritería de esas".

La hija de la anciana se siente sola con el cuidado de su madre y muy tensa con toda la situación. Hasta finales de marzo, pagaba a una señora para que se ocupara de su mamá varias horas al día, pero ahora la mujer no ha venido más por temor a contagiarse con el coronavirus, de manera que todas las tareas del hogar, la cocción de alimentos y el cuidado de la anciana han caído sobre sus hombros.

En Cuba "cerca del 68% de las personas que proporcionan cuidado a las personas mayores son mujeres y la mayoría tiene más de 50 años", detalla la socióloga Elaine Acosta. Esta carga supondrá "episodios de mayor estrés emocional y físico. En estas circunstancias, el tipo de cuidados que pueden proporcionar puede verse seriamente afectado".

Mileydis ha decidido irse con sus hijos para casa de su madre a esperar que pase la pandemia. "No quiero regresar a mi casa porque con mi marido ahí todo el día esto no va a terminar bien, si no me mata el coronavirus me mata él".

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