Dominio del cuerpo, reto al espíritu

Elsa Hermida. (Luz Escobar)
Elsa Hermida, creadora de un programa que se aplica en la enseñanza del yoga en todo el país. (Luz Escobar)
Luz Escobar

24 de noviembre 2015 - 09:49

La Habana/En los años 90, cuando muchos cubanos optaban por huir del país en una balsa, Elsa Hermida encontró en la práctica del yoga la mejor manera de sobrellevar la crisis que la rodeaba. En la espigada iglesia de la calle Reina conoció al profesor Eduardo Pimentel, junto al que emprendió un camino donde la meditación y las ásanas (posturas) se volvieron parte inseparable.

En la parroquia de Centro Habana, Elsa Hermida y Pimentel, quien sería por años su pareja sentimental, ayudaron a crear un programa que hasta el día de hoy se aplica en la enseñanza del yoga a lo largo de todo el país. Durante un cuarto de siglo, esta mujer sonriente y de paciencia infinita ha contribuido a que cientos de personas se acerquen a tan singular disciplina física y espiritual.

Hoy dirige un centro comunitario en su propia casa, donde tres veces a la semana la sala se llena de gente practicando posturas y estiramientos.

Al principio, asegura mientras toma un té a sorbos, fue necesario "hacer una divulgación intensa para desmitificar lo que era el yoga". En ese momento, el concepto "se identificaba con una religión", apunta, e "incluso lo asociaban con el faquirismo". Habla con calma, sin ansiedad, como si todo el estrés de la cotidianidad se acabara nada más pasar el umbral de su hogar.

“Pasamos por una etapa muy mala en la que la intolerancia era muy fuerte"

Ahora, Elsa Hermida rememora todo el trabajo que tuvieron que realizar para reducir los prejuicios que existían en el entorno académico. Pimentel recorría las casas de culturas y las universidades, buscando gente receptiva que apoyara la práctica. Se hicieron conferencias, demostraciones y talleres para explicar de qué se trataba y la utilidad que tenía. "La facultad de psicología le hizo muy buena acogida y la de filosofía también", refiere.

En 1993, Elsa Hermida realizó unos talleres para niños en la iglesia. Hoy algunos de ellos son médicos y en sus consultas recomiendan a sus pacientes "practicar yoga para problemas de la columna vertebral". La orgullosa profesora cree que tales consejos se han extendido en el sector de la salud, gracias a que muchos "tienen una información que antes no llegaba a esas esferas".

Sin embargo, estos años no han sido solo una suma de gratificaciones. "Pasamos por una etapa muy mala en la que la intolerancia era muy fuerte. Fue una época de irracionalidad total". Opina que los momentos más difíciles estuvieron motivados por la ignorancia y agrega: "Asumimos que solo se podía parar dando otra información así como pequeñas gotas de agua".

Entre los resultados de esa constante labor estuvo la creación de la Asociación Cubana de Yoga en 1990. Al principio se luchó para que fuera legalizada de manera independiente, pero fue imposible. Aunque Elsa Hermida considera que esta situación no representa un gran obstáculo, porque "no era esa la idea" sino que el objetivo principal ha sido extender el conocimiento sobre el yoga "y eso se cumplió", apunta con satisfacción.

Hoy el número de personas que practican la disciplina en el país ha aumentado

En junio pasado, la Asociación celebró el día mundial del yoga con dos jornadas de clases, talleres y conferencias. Hoy el número de personas que practican la disciplina en el país ha aumentado, no solo en la capital, sino también en provincias como Matanzas, Holguín, Ciego de Ávila o Cienfuegos. "En Cárdenas, hay un grupo lindísimo que todas las semanas da clases en unos salones de la iglesia presbiteriana", cuenta después de un lento sorbo de té.

En Cuba existen otras líneas en la práctica del yoga que son de carácter devocional. Sin embargo, Hermida considera que "cuando se canaliza algo hacia un enfoque devocional, se aíslan personas", de ahí su intención de que cualquiera "puede aprovechar esta línea: lo mismo si es católico, budista o ateo".

Cada jueves, Elsa Hermida viaja en botella hasta Matanzas, para trabajar con pacientes diagnosticados de Alzheimer y demencia. Imparte talleres de artes y yoga en conjunto con el doctor Jesus Renó para frenar el desarrollo de estos padecimientos. Las sesiones tienen lugar en el palacio de Junco y la experiencia se extenderá también a la facultad de Ciencias Médicas de esa ciudad.

El trabajo de la Asociación no es exclusivamente pedagógico, también se organizan retiros de meditación, demostraciones y seminarios. Algunos de estos retiros se promocionan en TripAdvisor para atraer a extranjeros interesados en la práctica. En la prisión de Guanajay se ha desarrollado un proyecto para aliviar los rigores del encierro enseñando a los reclusos las posturas y las técnicas de meditación.

Hermida explica que la mayoría de sus alumnos busca aliviar dolencias físicas o depresiones. Muchos llegan intentando aplacar la ansiedad que les provocan los problemas cotidianos. Cuenta que una de sus alumnas llegó con hernias discales, cervicales y lumbares. Dos años después de comenzar la práctica del yoga y tras realizarse una resonancia magnética, su médico exclamó: "Lo que usted esté haciendo, sígalo haciendo, porque el cambio es total".

La mayoría de las que asisten a practicar yoga en la casa de Elsa Hermida son mujeres entre 35 y 50 años

También tiene alumnos que vienen del mundo de los negocios y la administración de empresas. Elsa Hermida considera que en Cuba "hay un marcado índice de gente deprimida, porque cuando se agudizan las crisis en la sociedad eso es lo que ocurre". Muchas veces se encuentra con "personas obsesionadas con problemas elementales de la vida, como buscar algo para cocinar cada día".

Pone de ejemplo a una de sus alumnas que "antes trabajaba en biotecnología y ahora es una emprendedora privada, porque no le daba la cuenta con el salario". A menudo la mujer le dice que después de comenzar con las clases se siente más dueña de sí, "más centrada".

La mayoría de las que asisten a practicar yoga en la casa de Elsa Hermida son mujeres entre 35 y 50 años. "Las mujeres estamos muy afectada por el estrés", considera, pero cree que la verdadera razón para tanta presencia femenina en su sala es que "ellas suelen acercarse más a las disciplinas que retan al espíritu". Termina el té y sonríe con sabiduría.

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