El Nobel de la Paz va a dos periodistas, una filipina y un ruso

La brigada Henry Reeve se queda sin el galardón, largamente ansiado por el Gobierno cubano

Maria Ressa y Dmitry Muratov han obtenido el premio por su defensa de la democracia y la libertad de expresión. (Nobel Prize)
Maria Ressa y Dmitry Muratov han obtenido el premio por su defensa de la democracia y la libertad de expresión. (Nobel Prize)
14ymedio

08 de octubre 2021 - 11:30

Madrid/Los médicos cubanos se quedan sin Nobel de la Paz. El comité noruego ha otorgado el galardón a los periodistas Maria Ressa y Dimitry Muratov, filipina y ruso respectivamente, por su lucha valiente contra los Gobiernos autoritarios de sus países.

En su comunicado, la Academia destaca "sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión" y añade que "el periodismo libre, independiente y basado en hechos sirve para proteger contra el abuso de poder, las mentiras y la propaganda de guerra".

La brigada Henry Reeve, que aspiraba con el fuerte respaldo del Gobierno cubano, se queda sin el premio en un año en el que la pandemia le brindaba una oportunidad de oro para promocionarse en el ámbito de la Salud.

La brigada Henry Reeve, que aspiraba con el fuerte respaldo del Gobierno cubano, se queda sin el premio en un año en el que la pandemia le brindaba una oportunidad de oro

El Nobel de la Paz de este año era el más disputado de la historia. La lista de aspirantes era de 329 (234 individuos y 95 organizaciones), que intentaban suceder al Programa Mundial de Alimentos (PMA), ganador en 2020.

Cuba había visto en el galardón un triple arma. En primer lugar, el premio en metálico, que asciende a nueve millones de coronas, casi un millón de dólares nada desdeñables, aunque más insignificantes que el prestigio que proporciona ganar una de las distinciones del comité noruego.

Aunque el Nobel de la Paz acostumbra a ser el más polémico de los premios que llevan el nombre del industrial sueco, pero alzarse con la distinción otorga un halo de solvencia y credibilidad que son ganancias futuras para La Habana.

Por un lado, le permite hacer frente a las muchas organizaciones y Gobiernos que en los últimos años han denunciado las misiones internacionales como trata de personas. En esta senda están organizaciones del exilio cubano como Archivo Cuba, que en octubre de 2020 dirigió una carta a los responsables de la elección (cinco personas anónimas designadas por el Parlamento noruego) para explicarles las condiciones de trabajo de los sanitarios cubanos en el extranjero.

"Nos vemos obligados a informarles de las pruebas abundantes y contundentes que hacen de este cuerpo médico parte intrínseca de un esquema de trata de personas por parte del Estado cubano, que supone una violación del derecho internacional", firmaba María Werlau.

"Nos vemos obligados a informarles de las pruebas abundantes y contundentes que hacen de este cuerpo médico parte intrínseca de un esquema de trata de personas por parte del Estado cubano"

Human Rights Watch también ha mostrado su preocupación por la situación laboral de los médicos cubanos, asegurando que las "draconianas" normas de conducta que se les imponen violan numerosos derechos básicos, como la libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de movimiento, derecho a la privacidad y otros. La organización ha pedido en numerosas ocasiones a los Gobiernos receptores de sanitarios de la Isla que velen por sus condiciones, como en el caso concreto de Panamá, muy insistentemente.

Un informe de 2019 hecho por varios relatores de la ONU calificó las misiones internacionales de "esclavitud moderna" y EE UU ha levantado su voz en incuantificables ocasiones contra este tipo de contratos.

Pero la candidatura ha sido promovida por organizaciones que se mueven en una posición muy distinta, la del Gobierno cubano, y consideran que la apropiación por parte del Estado de porcentajes que pueden llegar al 90% del salario pensado para cada trabajador es coherente con el modelo de Estado que ha formado gratuitamente a ese ejército de sanitarios.

El francés Didier Lalande, presidente de la Asociación de Amistad Cuba Linda, fue el primero en promover la nominación de la brigada Henry Reeve a través de una carta al comité noruego que fue firmada por más de 2.400 personas. A ello se sumó Michel Lambert, diputado francocubano que cumplimentó la documentación necesaria para formalizar la candidatura en septiembre de 2020.

La concesión del Nobel de la Paz hubiera podido legitimar y avivar un negocio muy lucrativo para la Plaza de la Revolución

Esta colaboración es necesaria, puesto que solo puede elevar la propuesta un miembro del Legislativo o Ejecutivo de algún Estado, integrante de un tribunal internacional, rector de Universidad y profesor de varias materias, director de instituto vinculado a la paz y la política exterior, anterior galardonado o persona próxima al Instituto o Comité Nobel Noruego.

El Consejo Mundial de la Paz, organismo finlandés afín a la URSS en el momento de su fundación, se sumó a la tarea con el envío de una carta, reproducida por todos los medios oficialistas en la que se ensalzaba la tarea de los médicos cubanos por llevar "ayuda necesitada a pueblos en diversos países y en todos los continentes, salvando incontables vidas y mostrando la empatía y bondad humanas por las cuales siguen siendo recordados dondequiera que han estado".

La concesión del Nobel de la Paz hubiera podido legitimar y avivar un negocio muy lucrativo para la Plaza de la Revolución, ya que la venta de servicios médicos es una de las mayores fuentes de ingreso en divisas para el Estado, que se embolsa una media de 8.000 millones de dólares anuales por estos contratos.

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