Oshún o Caridad: la Virgen que une a todos los cubanos

Mario J. Pentón

08 de septiembre 2016 - 10:50

Miami/Felicia Valdés espera este jueves desde hace nueve días. Compró girasoles, velas, miel y hasta unos tabacos para ofrecerle a la santa en su casa de Hialeah. Con 56 años ella dice no identificarse con la religión católica ni la Yoruba, pero su confianza no la aparta de Cachita. A cientos de kilómetros de distancia, en la ciudad de La Habana, otra cubana se dispone a hacer lo mismo. Carmen Ruíz quiere peregrinar al santuario de nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Centro Habana con la esperanza de que su hijo salga pronto de la cárcel. A ambos lados del estrecho, la fiesta por la Virgen de la Caridad u Oshún reúne a la familia cubana.

"Fue la Virgen la que me ayudó a salir de Cuba. Ella y su hermana, Yemayá", comenta Valdés acerca del momento en que llegó a Florida al ganar el sorteo de visas conocido como "el bombo" en la Isla. Su comentario delata la amalgama entre la religión católica y los pataquíes (historias/leyendas) propios de la religión yoruba traída a Cuba con los esclavos del occidente africano.

La Virgen de la Caridad del Cobre, como la venera la Iglesia Católica, es una imagen hallada por los hermanos indígenas Juan y Rodrigo de Hoyos junto al negro esclavo Juan Moreno alrededor del año 1612. El testimonio de Moreno, encontrado cientos de años después por el historiador cubano Leví Marrero confirmó el hecho. La Caridad, o Cachita, como también se le conoce es una devoción que representa a la Virgen María, Madre de Jesús de Nazaret, al que sostiene en su mano izquierda.

La Virgen de la Caridad del Cobre, como la venera la Iglesia Católica, es una imagen hallada por los hermanos indígenas Juan y Rodrigo de Hoyos junto al negro esclavo Juan Moreno alrededor del año 1612

La imagen, coronada por Juan Pablo II en su viaje a la Isla en 1998 y a quien el Papa Benedicto XVI le regalara la rosa de oro de la cristiandad en 2012 y el Papa Francisco visitara el pasado año, fue hallada en una tabla sobre las aguas. A pesar de la tormenta ocurrida en días anteriores, sus vestiduras, según el testimonio de Moreno, no estaban mojadas y en la madera se leía "Yo soy la Virgen de la Caridad".

Con el paso del tiempo y tras diversos emplazamientos, la imagen quedó en el Cobre, un poblado minero, que fue el primer lugar donde se liberó a los esclavos, ochenta años antes que en resto de la Isla. La fisonomía mestiza de la Caridad, permitió que la población negra e indígena se identificara rápidamente con ella y con el paso de los siglos se fue convirtiendo en un símbolo de lo cubano por excelencia.

Tanto cubanos como españoles la tomaron como patrona en sus ejércitos, pero la confección de la primera bandera cubana con las telas de su altar y la ferviente oración de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, quien puso la causa mambisa y la República ante sus pies, inclinaron la balanza a favor de los criollos.

En este siglo XIX es cuando comienza a extenderse la devoción a la Caridad por toda la Isla. Hacia 1870 el sacerdote camagüeyano Ricardo Arteaga la llamó en un sermón "la Estrella Solitaria" en alusión al símbolo patrio, por lo que tuvo que marchar al destierro.

Junto a esta devoción también comienza el proceso de amalgama conocido como sincretismo, por el cual los negros esclavos, identificaron la figura de la Caridad con la imagen de la orisha Oshún, algo que realmente sucedió en el occidente cubano y que se ha visto extender con fuerza después de 1959.

Carmen Ruiz tiene 68 años. En su juventud asistió a la Iglesia y según cuenta llegó a tomar "la primera comunión". Aunque no frecuenta regularmente la iglesia católica se identifica como tal y dice que las fiestas "que nunca se pierde" son la Navidad, el Domingo de Ramos y la celebración de la Caridad.

"Tengo que ir al santuario porque yo le hice una promesa a ella por mi hijo que está en prisión. Yo quiero que la Virgen me lo cuide allí adentro", dice acerca de sus motivaciones.

Ruiz ha experimentado la crudeza de la vida. Vive sola desde hace años cuando quedó viuda. Su mayor deseo es poder reencontrarse con su hijo.

Felicia Valdés, sin embargo, insiste en llamar la Caridad como Oshún.

"Yo la verdad de religión no sé mucho, pero a mi un santero me dijo que soy su hija (de Oshún) y todo lo que le he pedido siempre me lo concede. Por eso yo también la complazco a ella. Además de las velas y los girasoles más tarde le compro un merengue y una panetela para ponérsela en agua dulce. Así siempre lo he hecho. Es mi manera de agradecer", explica.

"Yo la verdad de religión no sé mucho, pero a mi un santero me dijo que soy su hija (de Oshún) y todo lo que le he pedido siempre me lo concede. Por eso yo también la complazco a ella

Oshún, dueña de las aguas dulces, es una orisha vinculada al amor. El bello y mestizo rostro de la Caridad, unido a su propio nombre, que significa amor en latín, pudo haber estado en la génesis del proceso sincretizador que ha hecho casi imposible separar ambas interpretaciones sobre una misma imagen.

La Virgen de la Caridad es símbolo y síntesis de la nación cubana. El primer acto de la República se celebró en los predios de su santuario. En 1916 el papa Benedicto XV la proclama Patrona de Cuba y hacia 1936, es coronada como Reina y Madre de todos los cubanos, por voluntad expresa del papa Pío XI. La Virgen ha recorrido en dos momentos toda la Isla. La última peregrinación, en 2011 hizo que desde enfermos de VIH hasta reclusos pudieran recibir la visita de la Madre de todos los cubanos.

Las pasiones políticas, los rencores y los odios solo ceden en casa materna. Ese es el valor simbólico de la Virgen de la Caridad para muchos cubanos, más allá de su importancia religiosa. Son miles las ofrendas que recibe Cachita en su santuario en el Cobre: desde el oficial del Ministerio del Interior que se encarga de reprimir al pueblo, pero le pide por la salud de sus hijos, hasta aquel cubano que escapa de su Isla buscando libertad. Las flores en su altar nunca faltan, tal vez por eso mejor que nadie, es el instrumento perfecto para unir ambos lados del Estrecho a quienes llevan décadas separados. Sea Oshún o la Caridad, lo cierto es que la Virgen une a todos los cubanos.

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