El Rincón hace su agosto en diciembre

La tranquilidad del pueblo que alberga el Santuario de San Lázaro se rompe dos días al año en los que se multiplica todo negocio

Con las temperaturas de este diciembre, es necesario mantener la humedad de las flores para que se vean frescas hasta su venta. (14ymedio)
Con las temperaturas de este diciembre, es necesario mantener la humedad de las flores para que se vean frescas hasta su venta. (14ymedio)
Bertha K. Guillén

18 de diciembre 2019 - 16:15

El Rincón/Durante once meses y medio no pasa nada en El Rincón, un pueblo ubicado en las inmediaciones de Santiago de las Vegas y Bejucal, donde La Habana se une con Mayabeque y Artemisa. Pero todo cambia cuando, a mediados de diciembre, miles de peregrinos se acercan hasta el Santuario de San Lázaro, donde se venera al santo al que, según el Evangelio de San Juan, los perros lamían las llagas.

La popularidad del santo en Cuba, que en la religión yoruba sincretiza como Babalú Ayé, atrae a un número considerable de fieles, 85.623 entre el 16 y el 17 de este diciembre, según los organizadores, que se convierten en potenciales clientes para los vecinos de la pequeña población.

"Aquí llegan muchas personas de Oriente o del Centro, que hacen viajes de una semana o más. Y siempre es más económico un alquiler por noche aquí que en La Habana", cuenta Irina Rodríguez, que alquila habitaciones por 10 CUC la noche, 15 CUC si incluye desayuno, un precio que se duplica, y hasta triplica, respecto al resto del año.

Los días más lucrativos para la venta de flores, artículos religiosos, prendas de vestir de saco e imágenes de yeso son 16 y 17 de diciembre, aunque según Rodríguez son muchos los que prefieren ir antes o después a mostrar su devoción al santo. "Esos días aquí son terribles", dice. Además de cerrar el tráfico por la arteria principal que lleva al santuario desde Santiago de las Vegas y Ceiba, en la entrada principal del templo se sitúa el personal médico y voluntarios vinculados a la Iglesia católica que esperan a los peregrinos para asistirlos hasta las puertas de la iglesia en una jornada que dura más de 48 horas.

Quienes no tienen licencia para trabajar por cuenta propia también encuentran en estos días una oportunidad para hacer negocio. "Los inspectores no aparecen y la policía está más preocupada en controlar las borracheras y el orden que a los vendedores", asegura un muchacho de poco más de 13 años que ofrece a los peregrinos agua y refresco por un módico precio.

María prepara desde temprano los ramos de flores para los que por pasan por allí. "Para hoy pedimos flores frescas. Unos productores las traen desde Alquízar y proveen a casi todo el pueblo".

Las altas temperaturas de estos días hacen que María tenga que suministrar agua a sus flores cada 30 minutos para garantizar su frescura y color.

"El cliente quiere ofrecerle al santo lo mejor. En días como hoy el precio no importa. Lo importante es que las flores sean las mejores", asegura mientras su hijo llega cargado de girasoles. "Esos sí, esos los cultivamos nosotros", dice sonriendo. Las flores por ramos pueden oscilar entre los 50 y 400 CUP en función del tamaño mientras que, por unidades, cuestan de 3 a 5 CUP.

Las paladares, cafetería y vendedores ambulantes aseguran sus despensas para estas fechas. El trayecto hasta la iglesia se hace caminando, y en este diciembre cálido, la demanda de bebidas refrescantes se nota.

A pocos metros, un muchacho repite sin parar: "¡Velas. Velas, moradas, amarillas y rojas para Oshun, Shango y el Viejo Lázaro", que son los altares principales con los que cuenta el santuario.

Su nombre es Rolando García y produce sus propias velas, que después vende a precios que van entre los 5 y 10 CUP. "A veces reutilizo las velas gastadas de la iglesia, en vez de botarlas, y me ahorro dinero en una materia prima que no siempre es fácil encontrar", explica.

Dentro del templo también hay también una pequeña tienda que vende recuerdos vinculados a la religión católica: almanaques, imágenes de santos, rosarios, velas... todos más baratos.

Palomas blancas, gallinas y hasta chivos se llevan hasta el lugar. También babalawos, que se trasladan hasta el santuario para ofrecer asistencia religiosa. Otros deciden acampar durante todo el día y fumar grandes tabacos y beber.

Yohana María ensarta cuentas en un cordel en una pequeña feria, contigua al santuario, en la que varias mesas exhiben mercancías. "Verde, amarillo, blanco, nudo, vuelta. Verde, amarillo, blanco ...", murmura. Mientras su iddé (pulsera Yoruba) va cogiendo forma, su madre cose vestimentas de colores llamativos empleadas en actos religiosos y que están a la venta por precios entre 50 y 150 CUP. Las prendas de saco, muy utilizadas en esta festividad, se vendían también en CUC, con tarifas de 5, o hasta 30, dependiendo de la complejidad de la vestimenta.

Tampoco faltan los parqueadores, que tienen un rol importante en las cruzadas en arañas de caballos que se hacen, desde el occidente, principalmente. Los equinos, que muchas veces vienen en una travesía de más de una semana, necesitan descanso, agua y comida. aunque hay quien prefiere darles el agua que mana de la "fuente de los milagros, para la buena suerte".

Natacha, una estudiante de la CUJAE originaria de El Rincón dice que desde que comenzó sus estudios, le cuesta trabajo sobrevivir a tanta quietud. Durante dos días al año puede olvidarse de eso.

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