Con la desastrosa situación económica, tener hijos en Cuba se ha convertido en un vía crucis

Madrid/Han pasado solo tres meses desde que la prensa cubana abordó la baja tasa de fecundidad de la Isla. Fue en un reportaje del diario de Sancti Spíritus, Escambray, en el que se buscaba una explicación a la caída en picada de las cifras y, aunque se admitía que era multifactorial, la conclusión, en negritas, era que "las mujeres en edad fértil siguen priorizando, en la mayoría de los casos, los proyectos personales antes que la maternidad".

La versión se tumba ahora con un artículo publicado en Cuba Joven que Cubadebate reproduce este martes y en el que no se deja lugar a dudas: la economía ha sido un factor determinante para que en los últimos años se dieran las peores cifras posibles: tasa de natalidad más baja en 55 años este 2021, con 8,9 por cada 1.000 habitantes, y tasa de fecundidad más baja desde hace décadas, con 1,52 hijos por mujer, en 2020.

En el ranking mundial, la mayoría de países con muy baja natalidad están entre los más desarrollados, desde Corea del Sur (0,9) pasando por España (1,24) o, entre los más cercanos, Puerto Rico (1,48). Pero lo de comparar las causas –aunque sin dejar de mencionarlas– se acabó por fin. "Luego del reordenamiento monetario y la galopante inflación, la economía pasa a ser la principal causa por lo que las cubanas en edad fértil renuncian o postergan la maternidad", admite el texto.

Las embarazadas recurren a las redes sociales y el mercado negro para hacerse con estos kits, que pueden costar entre 3.000 y 5.000 pesos

El rosario de dramas que afronta una pareja que va a tener un hijo en la Isla empieza antes de que llegue, admite el texto, que habla claramente de los kits de cesáreas, un lote de insumos necesarios en caso de tener que ir a un hospital, donde cada vez cuesta más que haya material tan básico como unos guantes. Las embarazadas recurren a las redes sociales y el mercado negro para hacerse con estos kits, que pueden costar entre 3.000 y 5.000 pesos.

Pero cuando nacen los bebés, llega la parte más complicada. No solo es difícil adquirir una cuna, una canastilla o un coche, cada vez es más imposible encontrar comida saludable para un crecimiento adecuado. "Si los niños son de mal comer (como lo es la mía) es terrible variar el alimento", cuenta una de las entrevistadas.

Aunque la retribución durante la licencia postnatal está, sobre el papel, entre las más beneficiosas de la región (100% de retribución los tres primeros meses y 60% los siguientes), los bajos salarios convierten la norma en papel mojado. Las cubanas entrevistadas para este reportaje consideran una utopía implicar más a los hombres en la crianza si no se mejora la cobertura durante la licencia. "Si representara un poco más, tal vez mi esposo no tendría que estar trabajando de la forma en que lo está haciendo y podría implicarse un poco más".

"No existen los metros de tela antiséptica, ni la cuna, ni el colchón. Entonces, todos esos productos los tengo que buscar en un mercado paralelo, un mercado negro, donde encuentras muchas veces lo que te dejaron de vender en la propia canastilla estatal", cuenta otra de las entrevistadas. Denuncias como esta eran frecuentes en la prensa independiente en los últimos años, pero el oficialismo no las había puesto negro sobre blanco con tal claridad hasta ahora.

"No estoy dispuesta en las condiciones que hay hoy en este país a tener otro hijo porque eso significaría restarle tiempo a la que ya está y a mi calidad de vida, que también es muy importante"

La deficiente cobertura de los círculos infantiles, que ahora empiezan a ser apoyados por las casitas –privadas pero aún muy poco extendidas por la Isla– es otro de los retos, ya que pasado el año de licencia, las mujeres deben optar por tener que pagar a estos servicios no estatales, depender de familiares que puedan prestar apoyo o dejar de trabajar, una situación que permanece en el tiempo, porque las escuelas tampoco ponen fin a la situación.

La situación es tan triste que la mayoría de mujeres, a pesar de la perpetua crisis en Cuba, admite que sus hijos tienen o tendrán infancias mucho peores que las que tuvieron ellas. Y ni hablar del ocio. "Si tú decides comprar esa medicina, no puedes llevar al niño a un lugar a pasear o a la playa, por ejemplo, que ahora los asientos están casi en mil pesos, y si mi licencia de maternidad son 2.500 pesos, no puedo pagarlos", cuenta otra.

Para el artículo se ha entrevistado a psicólogos que hablan de las dificultades de afrontar la maternidad, que ya en las mejores condiciones supone un cambio de rumbo en la vida de las mujeres que requiere adaptación y apoyo. En las actuales circunstancias en Cuba, los problemas se multiplican por mil.

"No estoy dispuesta en las condiciones que hay hoy en este país a tener otro hijo porque eso significaría restarle tiempo a la que ya está y a mi calidad de vida, que también es muy importante", expone una de las mujeres entrevistadas, que añade que debe haber "un cambio de mentalidad, una voluntad desde el Estado, del sistema de Educación, de acabar con esa brecha de desigualdad que siempre ha existido, pero en los últimos años se ha abierto aún más".

Ninguna de las testimoniantes aspira a tener más de un hijo, aunque la única que lo ha hecho dice ser más consciente con la experiencia de qué es lo más importante y a qué se puede renunciar.

"Hay que ser más proactivos, urge atender el tema porque el país envejece y con él mueren las esperanzas de una parte de la población", agrega el texto, que considera el demográfico un problema "alarmante". Y eso que no toca la emigración masiva, que es la tercera pata, junto al envejecimiento, de la grave situación.

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