Sin los ‘frankenstein’ no habría transporte en Guantánamo

Más de 400 de estos híbridos mantienen la ciudad en movimiento, pero se arriesgan a multas y decomisos

Las autoridades de Guantánamo legalizarán los vehículos que fueron transformados en camionetas de transporte de pasajeros. (Riccardo Romano)
Las autoridades de Guantánamo legalizarán los vehículos que fueron transformados en camionetas de transporte de pasajeros. (Riccardo Romano)
Lorey Saman

14 de septiembre 2020 - 22:24

México/Una pieza de aquí y otra de allá. Parte de un viejo modelo de Chevrolet, combinada con una porción de un Lada soviético y algún accesorio de un moderno Citroën hacen la diferencia entre un vehículo que circula por las calles y otro que duerme "el sueño eterno" en un taller. En Guantánamo, más de 400 de estos híbridos mantienen la ciudad en movimiento.

En lo que va de año, en esa ciudad las autoridades han detectado centenares de autos que están hechos con trozos de otros. Los guantanameros se las ingenian para ensamblar peculiares bicicletas con motor, triciclos, camionetas, motos con y sin sidecar y hasta ómnibus, de acuerdo con los resultados de una inspección que realizó la Dirección de Transporte y publica el periódico local Venceremos.

Los detalles de este "levantamiento", como lo llama el lenguaje oficial, no sorprenden a nadie en un país acostumbrado a la inventiva para mantenerse sobre ruedas. ¿Quién no se ha montado en un vehículo híbrido? ¿Qué cubano no tiene un amigo o el papá de un amigo que se puso a comprar piezas de diferentes carros y ajustó su propio transporte?

Aunque han resuelto por décadas la transportación de pasajeros y mercancías y fueron clave en el período especial de los años 90 para evitar la parálisis del país, a las autoridades siguen sin gustarles

Una caja de cambios de un Lada, la dirección de un Fiat, la carrocería de un Cadillac, el timón de un Polski, el motor de un Ford o la suspensión de un Moskovich son solo algunos de los experimentos mecánicos que han mantenido a la Isla en movimiento. El problema es que estos frankenstein están en parte prohibidos y duramente penalizados.

Aunque han resuelto por décadas la transportación de pasajeros y mercancías y fueron clave en el período especial de los años 90 para evitar la parálisis del país, a las autoridades siguen sin gustarles estos carros armados con partes diferentes.

Con la nueva ola de controles, los vehículos deben ser inscritos en el registro de transporte de la provincia y tendrán prioridad los que decidieron cambiar el motor de gasolina a diesel y viceversa, y los que transformaron sus autos en camionetas. Pero los "engendros" formados de varias partes siguen estando en la mira de las autoridades a pesar de algunas flexibilizaciones.

En 2019 una ley reguló las transformaciones de los vehículos de motor, remolques y semirremolques. Sin embargo, "las conversiones primero deben ser aprobadas por las autoridades de transporte del territorio y los propietarios tienen un plazo de un año para ejecutarlas, con una prórroga de otros seis meses".

"Para realizar algunos de los cambios se debe confeccionar un proyecto técnico, y contar con la emisión y aprobación de un dictamen por las autoridades correspondientes. Mientras que, al finalizar los cambios, debe pasarse el vehículo por la inspección técnica (somatom)", se especifica en la prensa oficial.

La mayoría de los frankenstein no podrían superar esos filtros, por lo que su única posibilidad es pasar desapercibidos o terminar en multas y decomisos.

Los guantanameros decidieron saltarse esa regulaciones y en el dilema de legalizar o transportarse, eligieron esto último. Un vistoso Willys que frene para cargar pasajeros puede estar conformado con piezas de cualquier otro vehículo. Acopladas con creatividad y atrevimiento, llevan el aliento de la necesidad. Han sido devueltas a la vida por el relámpago de la urgencia.

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