Dos meses sin Coppelia en Camagüey

Los productores privados de helados aprovechan el cierre por avería de la empresa estatal

Las empleadas de la heladería Coppelia, en la ciudad de Camagüey, almuerzan tranquilas a las afueras del local, que no recibe suministro del producto desde que se paralizó la industria. (14ymedio)
Las empleadas de la heladería Coppelia, en la ciudad de Camagüey, almuerzan tranquilas a las afueras del local, que no recibe suministro del producto desde que se paralizó la industria. (14ymedio)
Ricardo Fernández

29 de enero 2018 - 14:41

Camagüey/La heladería Coppelia de la ciudad de Camagüey se ha convertido en un pasillo vacío entre dos calles principales. Sólo algunos transeúntes ocasionales lo recorren para llegar a la planta alta que alberga un restaurante de comida italiana y tres pequeñas tiendas.

A mediodía las empleadas aprovechan la parsimonia que se ha instalado en el antes concurrido salón para sacar una mesa hacia afuera y disfrutar de un almuerzo relajado, sin la presión de atender al público.

La misma escena se repite al recorrer las diferentes cremerías de la ciudad que eran regularmente abastecidas por la fabrica de Helados Coppelia pertenecientes a la Empresa de Productos Lácteos de Camagüey.

Dos meses después del vertido de amoniaco en la fábrica, la industria sigue sin funcionar y los consumidores locales se ven obligados a recurrir al mercado privado para adquirir producto

Dos meses después del vertido de amoniaco en la fábrica, la industria sigue sin funcionar y los consumidores locales se ven obligados a recurrir al mercado privado para adquirir producto. En la provincia cubana con más fuerte tradición ganadera las heladerías están totalmente vacías.

El pasado 29 de noviembre un incidente en la sala de maquinarias de la planta provocó un escape de esa sustancia química que, según las autoridades no representaba riesgos para la salud de los trabajadores ni de los residentes en las cercanías.

Los directivos de la industria no avanzaron la fecha prevista para la reactivación de la producción y nadie sabe cuándo volverán a abastecer a los locales gastronómicos estatales de la zona. En las cremerías y en las tiendas recaudadoras de divisas el helado brilla por su ausencia.

Lo ocurrido no sorprende a casi nadie. La crisis económica, la escasez de recursos y la falta de renovación tecnológica han provocado en los últimos años un galopante deterioro de la industria láctea de la provincia que derivó en una caída de su capacidad productiva.

En marzo pasado, el director general de la Empresa, Alexis Gil Pérez, comentó a la prensa oficial que solo en los últimos meses se había logrado retomar el proceso de mantenimiento pero que aún "no ha resuelto todos los problemas acumulados".

La industria estatal tiene capacidad para tratar cada día hasta 400.000 litros de leche diarios, de los que se calcula que un 25% procede de la provincia de Camagüey

La industria estatal tiene capacidad para tratar hasta 400.000 litros de leche diarios, pero la sequía y los problemas de infraestructura contribuyeron a que a mediados del pasado año apenas se procesara poco más de 100.000 litros. De toda la producción nacional se calcula que un 25% procede de la provincia de Camagüey.

La Empresa Provincial de Productos Lácteos de Camagüey posee 16 entidades, entre las que se incluyen plantas pasteurizadoras, centros de acopio y enfriamiento, combinado de mezclas y fábricas de quesos, helados y leche en polvo.

Las continuas reparaciones en su obsoleta maquinaria han permitido que se mantenga la producción durante décadas, pero las dificultades técnicas siguen siendo numerosas, especialmente en la generación de frío y el transporte hacia los puntos de distribución o venta.

Hace apenas tres años la prensa local anunció el montaje de un nuevo condensador evaporativo y el gaseado de amoníaco para lograr mejorar el sistema de frío de la industria Coppelia. La inversión incluyó la remodelación de neveras y acondicionamiento de los locales de elaboración.

Con la paralización de la planta tras el incidente del pasado noviembre, se adelantó el mantenimiento programado para este enero que incluía la instalación de una nueva caldera y otros equipos del sistema de refrigeración.

Los consumidores locales esperaban que en unas pocas semanas la fábrica retomara la producción, pero el proceso se prolonga sin un calendario de cierre.

"Al principio traían helados desde Nuevitas, pero esa pequeña fábrica apenas alcanza para satisfacer la demanda de ese municipio", explicó un dependiente del local principal para la venta del helado de Coppelia en la ciudad que prefirió el anonimato.

En el municipio camagüeyano de Sibanicú hay otra pequeña industria que produce helados para consumo local y en una cantidad limitada. La planta, con tecnología argentina, solo cuenta con dos mezcladores de sabores y en sus días óptimos logra unos 100 galones en ocho horas.

"Lo que estamos ofertando es refresco de mango. Nos han comentado que quizás la fábrica esté lista para finales del mes próximo, pero no es seguro", agrega el trabajador en medio del local vacío.

El parón de la segunda mayor fábrica de helados del país no es motivo de molestia para todos. Los beneficiarios indirectos son los trabajadores por cuenta propia que elaboran el producto.

Casi frente al propio Coppelia, en la calle Antonio Maceo, se hace una larga fila frente a un pequeño establecimiento privado. "Llevo más de diez minutos aquí porque tenía ganas de tomar helado", dice Yusleysi Gil. "Es un poco más caro, pero el sabor y la presentación están mejor", compara.

Lo contrario sucede en las tiendas y kioscos recaudadores de divisas, que recibían los potes de helado suministrados por la fábrica camagüeyana. Las típicas neveras con tapas de cristal que antes dejaban ver las variedades de helados Nestlé, ahora solo exhiben su plateado fondo.

El mercado informal se ha aprovechado del filón de este negocio y en los barrios los vendedores ambulantes ofertan los potes reenvasados de un helado artesanal que nada tiene que envidiar al de la industria estatal.

Una máquina de manufactura privada y alternativa, puede costar entre 1.000 y 3.000 CUC en las páginas de clasificados.

Aunque la inversión es elevada algunos emprendedores locales acarician la idea de sumarse a la venta de helados en una ciudad donde las temperaturas suben y los productos refrescantes faltan.

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