‘El Golem de La Habana’, una apuesta atrevida del Miami New Drama

Artículo patrocinado por Miami New Drama

5 'El Golem de La Habana' (Carol Rosegg)
'El Golem de La Habana' retrata la complicidad en la que diferentes historias y tradiciones culturales se amalgaman en una isla azotada por la guerra civil. (Carol Rosegg)
Mario J. Penton

18 de enero 2016 - 17:52

Miami, FL/Un cartel de la multicultural vida habanera de los años cincuenta ocupa desde el pasado jueves la fachada del Colony Theater de Miami Beach. Se trata del anuncio del aclamado musical The Golem of Havana con el que Miami New Drama, una reciente y vanguardista compañía teatral a cargo del venezolano Michel Hausmann, retrata la complicidad en la que diferentes historias y tradiciones culturales se amalgaman en una isla azotada por la guerra civil.

La mítica figura del Golem, un coloso de arcilla creado por el rabino de Praga para proteger al pueblo judío y que acaba convirtiéndose en un monstruo que lastima a su propia comunidad, sirve de pretexto para contar la historia de una familia judía que se asienta en la capital cubana, "donde los mangos caen como maná", para huir de la Hungría pro-nazi de los años cuarenta. En La Habana crece Rebecca Frankel (Liba Vaynberg), hija de Pinchas (Allen Lewis) y la autoritaria Yutka Frankel (Yelena Shmulenson). El azar sitúa a Pinchas al servicio del dictador Batista, y por tanto a un paso de lograr su sueño de montar una verdadera tienda en la ciudad. La aparición de Teo, hijo de la sirvienta de la casa, herido al participar en acciones del Ejército Rebelde complica la trama y coloca a la familia en la disyuntiva de entregarlo a las autoridades u ocultarlo poniendo en peligro sus vidas y el ansiado negocio. La preocupación maternal de María, la madre de Teo, y el amor que surge entre éste y Rebecca dan el toque de ternura a una obra marcada por la muerte, los pelotones de fusilamiento, la corrupción y la guerra.

Un excelente libreto, que combina los ritmos judíos centroeuropeos con la pegajosa música caribeña pasando por los tambores africanos, entrelaza los mejores elementos de las culturas cubana y judía. El Golem que "canta mambos con Celia Cruz" o "enseña el Talmud con Benny Moré" comparte el mismo escenario con Yemayá -orisha afrocubana de los mares- de la que Rebecca, de ascendencia judía, se convertirá en fiel devota. Este sincretismo es ideal para los propósitos de la compañía, que aspira a poner sobre el tablado el complejo entramado de culturas que componen la ciudad de Miami, legataria por excelencia de aquella Habana republicana. "El crecer en el seno de una familia judía en un país caribeño, principalmente católico, de cierta forma te obliga a tener una percepción amplia del mundo que te rodea. El sincretismo es deliciosamente latinoamericano, pero encaja también dentro de la tradición mística judía. Creo que para mí fue muy normal unir esos mundos porque ese fue el mundo en el que yo crecí", declaró a 14ymedio el director del musical.

Es una obra intensa que combina el virtuosismo vocal de sus actores con una mirada corrosiva al proceso que dio al traste con la República cubana

El Golem de La Habana es una obra intensa y decididamente audaz que combina el virtuosismo vocal de sus actores con una mirada corrosiva al proceso que dio al traste con la República cubana, un tema de excepcional importancia en el sur de Florida. Pero el musical, más allá del retrato de las culturas judía y cubana, es una denuncia clara de aquellos regímenes con tintes mesiánicos que se han instaurado en el poder, para convertirse en una versión mucho peor de aquello contra lo que lucharon e invita al espectador a cuestionar la aureola mítica de los caudillos latinoamericanos, de la cual el Gobierno revolucionario ha sido un caso paradigmático.

El autor venezolano explicó, además, la influencia del chavismo en su obra. "Venezuela está viviendo, en los últimos 17 años, una version de lo que Cuba vivió en 1958. Claro, una version menos sangrienta, a camara lenta y con mucha farsa. Pero vivir en primera persona la ruptura del pacto social y la creación de una diáspora, me sensibilizó mucho con la historia del pueblo cubano", dijo Hausmann.

"¿Qué puede uno llevar consigo cuando no le está permitido llevarse nada?", se pregunta la protagonista en el preludio de la obra. "Solo sus historias. Esto es lo mío". The Golem of Havana coloca al espectador frente al drama -tan de actualidad- del refugiado y lo arrastra a la reflexión ante los temas siempre hondos del amor, la lealtad, el sentido de la vida, de la historia personal y colectiva. Una obra carga de simbolismo en la que Hausmann plantea el papel de la fe en medio de las adversidades.

El Golem de La Habana nos espera sentado a las puertas de una ciudad, en la que fue invocado como libertador, "pero aquí en Cuba, cuando la guerra hubo llegado a su fin, el Golem se volvió contra los que él defendía...".

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Hasta el 7 de febrero en el Colony Theatre, 1040 Lincoln Road, Miami Beach. Pueden comprar sus boletos visitando www.thegolemofhavana.com o llamando al +1 305 674 1040 .

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