¿Qué ocurrirá el 19 de abril de 2018 en Cuba?

El actual presidente cubano, Raúl Castro, acompañado por su delfín político, Miguel Díaz-Canel, durante un acto en el Parlamento nacional. (EFE)
El actual presidente cubano, Raúl Castro, acompañado por su delfín político, Miguel Díaz-Canel, durante un acto en el Parlamento nacional. (EFE)
Dagoberto Valdés

20 de marzo 2018 - 13:13

Pinar del Río/A solo un mes del día 19 de abril de 2018, escogido para terminar el mandato del Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Raúl Castro, muchos cubanos y amigos de Cuba nos preguntamos qué va a pasar dentro de solo 31 días. Nadie, ni los mismos que están protagonizando en la cúpula del poder este momento inédito, puede saber exactamente lo que pasará, pero las predicciones y expectativas abundan.

De un lado los que dicen que nada va a cambiar y que todo seguirá igual en una sucesión sin fin. En mi opinión, los términos "nada" y "todo" en política, como en otras muchas cosas, no reflejan la realidad que es siempre cambiante. Y este devenir histórico de las aguas del río, siempre el mismo y siempre otro, no puede ser detenido totalmente, aunque la voluntad y las intenciones sean de inmovilismo. De lo contrario la historia se hubiera detenido con cualquiera de los totalitarismos, autoritarismos o dictaduras y no ha sucedido así.

De un lado los que dicen que nada va a cambiar; del otro lado los que dicen que todo va a cambiar de un tirón e intentan evitar la sucesión dentro del mismo grupo de poder

De otro lado están los que dicen que todo va a cambiar de un tirón e intentan evitar la sucesión dentro del mismo grupo de poder. En mi opinión, a este escenario se puede aplicar la misma lógica. Uno de los mitos más falsos de la realidad política es que "todo" puede cambiar, el día que "todos" salgan a hacerlo y sería de "un solo" tirón. Ni las más radicales revoluciones han ocurrido así. Vienen preparadas por una corriente telúrica y sorda. Y prosiguen con muchas reminiscencias y legados del antiguo régimen sobreviviendo luego del cambio.

A un mes de esta fecha intento dar mi opinión personal, basada no en supuestos o deseos, sino en estos hechos:

  1. Es la primera vez en 60 años que los cubanos nos estamos preguntando por el nombre de la persona que asumirá la representatividad del Estado y el Gobierno.
  2. Es la primera vez en 60 años que se dividirán los cargos de Jefe de Estado y de Gobierno y de Primer Secretario del Partido único.
  3. Es la primera vez en 60 años que un civil que nunca ha sido militar asumirá la jefatura del Estado y del Gobierno, mientras un militar seguirá, por tres años, al frente del Partido.
  4. Es la primera vez en 60 años que el Jefe del Estado y del Gobierno cambia de apellidos y casi todas las regulaciones foráneas (sobre Cuba) dicen textualmente "mientras" ese apellido permanezca en el poder.
  5. Es la primera vez en 60 años que la generación llamada "histórica", es decir, que hizo la revolución, acepta un cambio generacional por fuerza mayor.

Con todo el respeto que merecen todas las opiniones, considero que solamente estas cinco realidades son ya, en sí mismas, un cambio sustancial, aunque el discurso que escuchemos, el mismo día 19 y siguientes, sea de total fidelidad y continuidad. Estas actitudes y opciones totalitarias no han dado los resultados esperados en la inmensa mayoría de los casos, por estar desconectadas de la realidad que vive el pueblo.

Se escuchan otros referentes que vienen al debate público de "la calle":

  • Bueno, hace 60 años que estamos esperando y no ha cambiado sustancialmente nada.
  • Todo eso del cambio de puesto es verdad, pero la persona que venga será un "títere" y detrás el poder real.
  • "Detrás" seguirá el poder "cívico-militar" formado por la triada: Partido-FAR-MININT.
  • "Algo" tendrán que cambiar porque la "crisis" actual es sencillamente insostenible.
  • Yo pienso que:
  • Pasar del "todo" tiene que cambiar, al "algo" tiene que cambiar, es otro cambio razonable.
  • Me pregunto: ¿si los de hoy pueden seguir al "frente",qué sentido tiene pasar a por "detrás"?
  • ¿Cuánto puede tardar la gente de pueblo y los interlocutores de la comunidad internacional en constatar que el que ha ocupado el puesto de Jefe de Estado es un presidente "simbólico"?
  • ¿Cuánto podrá subsistir un presidente que fuera "simbólico" asumiendo y firmando, sin responsabilidad ni legitimación, las difíciles y traumáticas leyes reformistas como, por ejemplo, la eliminación de la llamada "doble moneda" o el cierre o licitación de empresas estatales no rentables?
  • En el mundo real de hoy la "correlación de fuerzas" en las relaciones internacionales ha cambiado de manera determinante.
  • Los gobiernos y bloques están esperando este cambio generacional con muy altas expectativas y propuestas que no deberían despreciarse.
  • Los subsidios de países que estuvieron disponibles para sostener el desastre del modelo económico cubano no existen ya.

Que la gente de pueblo tengamos expectativas para después del 19 de abril en medio de tanta angustia existencial es muy bueno y no seré yo quien mate esas esperanzas, porque aunque es verdad que "a altas expectativas, grandes frustraciones", también es verdad que ningún cambio se ha podido realizar si no hubieran existido crecientes aspiraciones y "últimas" esperanzas.

Que la comunidad internacional tenga expectativas y posponga para después del 19 de abril sus mejores posicionamientos para el pueblo cubano, a la espera de cambios estructurales, es muy bueno y yo estoy a favor de eso, desde siempre. El avance de la conciencia de los pueblos reflejada en elecciones libres y democráticas, me devuelve la certeza de que los cambios son posibles, aunque estos fueran como reacción a los funestos resultados económicos, sociales y sobre todo antropológicos del llamado "socialismo del siglo XXI".

El avance de la conciencia de los pueblos reflejada en elecciones libres y democráticas, me devuelve la certeza de que los cambios son posibles

Creo que después del 19 de abril de 2018 continuará ese río subterráneo que ya viene teniendo resurgideros que preparan y condicionan una nueva etapa en Cuba.

Creo que después del 19 de abril de 2018 ocurrirán, gradual y lentamente, transformaciones ordenadas y paulatinas que -si no ocurre una ruptura violenta en las alturas porque en los bajos es imposible, Dios no quiera ninguna de los dos escenarios- conducirán a una transición pacífica y creciente mientras la generación "histórica" pueda ir concluyendo su ciclo vital de forma natural. Así ha sucedido en numerosos países hermanos, ¿por qué Cuba tendría que ser peor?

Creo que una sana tensión dialéctica entre orden-continuidad y cambios-renovación sin desbordamientos ni estridencias, podría ser el motor eficaz para conducir a Cuba hacia los tiempos nuevos de verdad. A fin de cuentas, todas las transiciones exitosas para sus pueblos han transcurrido balanceándose en difícil equilibrio, "como por el filo de una navaja" y por ello todos los protagonistas cuerdos, han tenido que exigir y ceder, en un toma y daca, con audacia y valentía, serenidad y paciencia, tolerancia y firmeza, todos evitando males mayores de violencia y exclusiones, evitando represiones que crispan y desórdenes que incrementan el miedo. Y el miedo es siempre, por represión o por turbulencias, un mal compañero de camino. El clima que se respira y la vida que llevamos hoy, bajo una creciente represión asfixiante, no conduce a ningún lado, o quizá sí: a una situación de desbordamiento que, yéndose de las manos, conduzca a la violencia y a la muerte. Eso debe parar, por el bien de Cuba.

Estoy seguro que Cuba dará al mundo un ejemplo de ordenada transición pacífica, sin una sola víctima de ninguna de las partes y con el aporte de todas las partes

Pido a Dios, y a la Virgen de la Caridad, nuestra madre Cachita, la virgen mambisa, la cobija de todos los cubanos, que Cuba pueda emprender y continuar, a partir del 19 de abril, su largo y sinuoso camino hacia la libertad, el pluralismo, la inclusión y la democracia.

Pido para que los protagonistas, todos, de arriba y de abajo, que saben que el hoy es insostenible, abran sus puertas a la soberanía ciudadana, cuiden la soberanía nacional, mantengan el orden y la gradualidad de los cambios evitando toda violencia, represión y toda exclusión entre cubanos y cubanas que, recuerdo, somos todos.

Y estoy seguro que Cuba dará al mundo un ejemplo de ordenada transición pacífica, sin una sola víctima de ninguna de las partes y con el aporte de todas las partes. Así seremos fieles a nuestras mejores raíces históricas, culturales y éticas. Así lo quisieron Varela y Martí.

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Dagoberto Valdés es director del Centro de Estudios Convivencia, un think tank cubano con sede en Pinar del Río. Este artículo ha sido publicado previamente en la revista Convivencia y lo reproducimos con autorización de su autor.

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