¡Llegaron las papas! ¡Se acabaron las papas!

Reinaldo Escobar

04 de febrero 2015 - 06:45

La Habana/Temprano en la mañana Josefina se enteró en el noticiero matutino que en la provincia de Artemisa ya había comenzado la cosecha de la papa. Escuchó que allí el plan de la campaña era de casi 8 mil toneladas y que la recogida del tubérculo se extendería hasta mediados de abril. Casi de manera intuitiva se asomó por la persiana de su octavo piso desde donde pudo comprobar que en el mercado agrícola cercano habían dos camiones descargando unos sacos.

En ese momento su hija Olivia escenificaba el diario drama de ponerse el uniforme de la escuela primaria y Josefina tenía el dilema de primero ir a la cola o antes llevar a su hija a la escuela. “¡Llegaron las papas!” gritó su vecina y medio edificio se asomó a los balcones para verificarlo. Faltando 20 minutos para las ocho de la mañana ya había dejado a la niña mal peinada en la puerta de la escuela, donde una auxiliar le preguntó ¿es verdad que llegaron las papas?

La cola rebasaba la esquina, pero una amiga suya que se dedica a vender bolsas de nylon en las afueras del mercado, le hizo una seña para que se pusiera delante de ella. Media hora más tarde Josefina había conseguido su propósito. Desde mediados del año pasado no se comía una papa real y en muy contadas ocasiones había podido disponer del dinero para comprar en pesos convertibles una bolsita de papa deshidratada. La ventaja adicional es que por las 20 libras que “le tocaron” pagó solo 20 pesos en moneda nacional, menos de lo que hubiera tenido que gastar por el paquetico de puré instantáneo.

“¡Se acabaron las papas!” alcanzó a escuchar casi saliendo del mercado agrícola,

en la voz autoritaria del administrador. A solo unos pasos, dos hombres jóvenes y fornidos susurraban su propuesta alternativa: “Una jaba con diez libras, solo por dos fulitas”.

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