20 de mayo, ese agujero en la memoria

La Habana/Ayer invité a mis nietas a tomar un helado. Para vanagloriarse de sus conocimientos, la mayor, que ya cursa el tercer grado de la primaria, me anunció: "Hoy se celebra el 120 aniversario de la caída en combate de José Martí, nuestro Héroe Nacional". Lo dijo con el mismo orgullo de sabiduría con la que un día, hace ya muchísimos años, le advertí a mis padres que la tierra era redonda.

¿Y mañana 20 de mayo qué se celebra? le pregunté, imitando el énfasis de un maestro de escuela. Casi con soberbia me respondió: "El 20 de mayo no pasó nada".

Como ella nació en pleno siglo XXI la invité a buscar el significado de la fecha en una aplicación para teléfonos con el contenido de wikipedia que puede consultarse sin conexión a Internet. ¡Sorpresa! Allí dice textualmente: "1902: Cuba se independiza de los Estados Unidos de Norteamérica".

Pero Granma no se quedó corto. En el extremo superior derecho de su última página, donde suelen aparecer las efemérides bajo el epígrafe Hoy en la historia, señala: "1902: Se instala en Cuba la republica neocolonial".

Puedo prever que aquella luminosa mañana del primer día del año no será recordada como el fin de una dictadura, sino como el comienzo de otra

Los protagonistas de la Historia no son culpables de la interpretación que se hace en el futuro de sus actos. Por ejemplo los masacrados aborígenes que habitaban nuestra hermosa isla nunca hubieran sospechado que los cubanos celebrarían con tanto entusiasmo el 500 aniversario de los emplazamientos coloniales españoles. Los bayameses que vieron arder sus propiedades no podían imaginar el grado de unánime voluntariedad que se le atribuye hoy al glorioso incendio. Nadie hubiera podido convencer a los que perdieron un hijo, un padre, un hermano en los sangrientos sucesos del 26 de julio de 1953, que algún día esa fecha fuera fiesta nacional.

El 20 de mayo de 1902 decenas de países de todo el mundo hicieron público reconocimiento del advenimiento de Cuba como nación independiente. La alegría fue masiva, sincera y desbordante. Y no digo irrepetible porque 56 años después hubo un primero de enero en el que los cubanos creyeron que nunca más se instalaría en Cuba un régimen tiránico.

Puedo prever que, en un futuro, aquella luminosa mañana del primer día del año no será recordada como el fin de una dictadura, sino como el comienzo de otra. Y que incluso, cuando le pregunten a mis biznietos qué ocurrió en esa fecha respondan que ese día no pasó nada.