Balseros de Punta Alegre denuncian haber sido hundidos por los guardafronteras

Al llegar a tierra estuvieron retenidos algunas horas en la ciudad de Morón y la policía impuso a 15 de los integrantes del grupo una multa de 4.000 pesos

Los daños en Punta Alegre, Ciego de Ávila, donde el pueblo quedó asolado tras el paso del huracán Irma. (Lisbet Cuéllar)
El pueblo de Punta Alegre, en Ciego de Ávila, quedó asolado tras el paso del huracán Irma en septiembre de 2017. (Lisbet Cuéllar)
14ymedio

30 de marzo 2018 - 12:51

La Habana/“Nos hundieron lanzando un ancla contra la embarcación”, recuerda aún conmocionado Denys Díaz Crespo, un balsero de 22 años que junto a otros 15 jóvenes zarparon de Punta Alegre, en Ciego de Ávila, el pasado 17 de marzo. El grupo iba rumbo a Estados Unidos pero los guardafronteras cubanos se lo impidieron violentamente, según denuncia a 14ymedio.

“Fue una pesadilla”, cuenta Díaz, quien planeó la travesía junto a sus amigos, a pesar de que hace más de un año Barack Obama puso fin a la política de pies secos/pies mojados que otorgaba beneficios migratorios a los cubanos que alcanzaban suelo estadounidense. El grupo confiaba en que todavía era posible encontrar alguna manera de “legalizar el estatus” en ese país.

“La embarcación la hicimos nosotros mismos, llevábamos agua y comida suficiente. Nada de lo que cargamos era robado”, aclara el joven para evitar las frecuentes acusaciones policiales sobre el robo de bienes estatales en las salidas clandestinas.

Tras alejarse de la costa se les acercó “una lancha chiquita” de las Fuerzas Guardafronteras de Cuba. Los uniformados les exigieron que se entregaran o regresaran a la Isla. “Dijimos que no, porque nos iban a poner una multa y seguro perdíamos también nuestros trabajos, así que seguimos”.

Los guardafronteras gritaban todo el tiempo “entréguense porque sino le vamos a partir la balsa a la mitad”

La embarcación oficial terminó por retirarse pero, cuando quedaba una milla para llegar a las aguas internacionales, llegó una lancha más grande, una Griffin de tecnología rusa. “Empezaron a lanzarnos un grampín, que es un ancla con más puntas”, precisa Díaz. “Lo tiraron contra la balsa que se rompió en varias partes”.

Con el ancla rompieron también el palo que sostenía la vela y los impactos hicieron que tres de los jóvenes cayeron al agua. Los guardafronteras gritaban todo el tiempo “entréguense porque sino le vamos a partir la balsa a la mitad”, agrega el avileño.

Cuando de la balsa solo quedaban unos pedazos dispersos flotando en el mar, los uniformados dijeron a los jóvenes que tenían que nadar hasta la Griffin para poder rescatarlos. Nunca lanzaron salvavidas ni ayudaron a los balseros a trepar al barco, asegura Díaz.

Al llegar a tierra estuvieron retenidos algunas horas en la ciudad de Morón y la policía impuso a 15 de los integrantes del grupo una multa de 4.000 pesos, mientras que el balsero restante fue multado con 5.000 pesos por “protestar contra los guardafronteras cuando estaba hundiendo la balsa”.

Díaz cuenta que, cuando regresó a su trabajo de custodio de un local estatal, se le informó que había sido despedido y desde entonces no ha logrado encontrar un empleo, una situación que achaca al estigma de haber querido irse del país de manera ilegal.

El sueño de emigrar fue creciendo desde que en septiembre pasado Punta Alegre fue arrasado por el huracán Irma y las condiciones de vida de sus pobladores empeoraron

“Nos queríamos ir para mejorar y por los problemas que aquí son muchos, y no hay cómo ganarse el dinero”, explica el joven. El sueño de emigrar fue creciendo desde que en septiembre pasado Punta Alegre fue arrasado por el huracán Irma y las condiciones de vida de sus pobladores empeoraron.

María de Los Ángeles García León, vecina también de la localidad, asegura que es frecuente la actuación violenta de los guardafronteras cuando detectan un grupo que quiere salir del país en una embarcación rústica. “Es un crimen y hacen de todo para hundirlos vivos”.

Los reportes de exceso de violencia de este cuerpo del Estado contra migrantes ilegales son frecuentes. El caso más dramático ocurrió en 1994, cuando el remolcador 13 de Marzo fue hundido en la bahía de La Habana por la acción de las fuerzas de seguridad y murieron 41 de sus ocupantes.

El Gobierno ha negado siempre su responsabilidad en el naufragio de la embarcación en la que viajaban familias enteras que intentaban huir de la Isla.

Los balseros interceptados por la Guardia Costera estadounidense son deportados a la Isla. Unos 58 inmigrantes cubanos han intentado entrar ilegalmente a EE UU por mar desde el pasado 1 de octubre, lo que contrasta con el mismo periodo del año anterior cuando 1.934 cubanos fueron detenidos por las autoridades estadounidenses.

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