La batalla de Labiofam

José Antonio Fraga Castro. (Fotograma de Vimeo)
José Antonio Fraga Castro. (Fotograma de Vimeo)
Reinaldo Escobar

15 de diciembre 2014 - 07:15

La Habana/Lo acontecido a un sobrino de Fidel y Raúl Castro evidencia que en un sistema totalitario ocurre lo mismo que en las cortes monárquicas, en los clanes mafiosos o en las manadas de animales salvajes. Ante la retirada del líder, la consolidación de su relevo depende de la aceptación que los subordinados hagan de las nuevas reglas.

La reciente destitución de José Antonio Fraga Castro al frente de Labiofam no ha sido informada aún por los medios de difusión oficiales. Un manto de secretismo envuelve la sustitución del funcionario que sacó los Laboratorios Farmacéuticos de Matanzas de su entorno provincial para convertirlos en el actual Grupo Empresarial de Producciones Biofarmacéuticas y Químicas, con plantas de producción en varios lugares de la Isla y en el extranjero.

Los motivos que intencionalmente se han dejado filtrar para sustituirlo rondan el tema de una línea de perfumes con los nombres de Hugo y Ernesto, en alusión a Hugo Chávez y Ernesto Guevara, iniciativa que se consideró inapropiada, entre otras razones por no haber tenido el consentimiento de los familiares de los personajes aludidos. Sin embargo, esos solo son los nenúfares que flotan en el pantano. A pesar de su expansión y de una gestión de marketing comparable a cualquier empresa capitalista del mundo moderno, Labiofam ha cumplido menos del 60% de sus planes de exportación desde 2010.

Fraga Castro seguía dirigiendo su feudo con el estilo voluntarista e improvisador de su tío preferido

Ajeno a los tiempos actuales en que el nuevo catecismo se encuentra en los lineamientos del 6º Congreso del Partido, Fraga Castro seguía dirigiendo su feudo con el estilo voluntarista e improvisador de su tío preferido: comenzó por sustituir una buena parte de los dirigentes de los laboratorios Cubavet, intervenidos por él para propiciar el crecimiento de su empresa; proyectó caprichosos y ambiciosos planes que no estaban cimentados en posibilidades reales; estableció contactos con ministros de otros países, saltándose el protocolo establecido; destinaba parte de los fondos a crear condiciones especiales de trabajo, hasta que el otro tío lo mandó a parar.

Aunque la comisión encargada de analizar la situación estaba presidida por José Ramón Machado Ventura, segundo hombre del Partido Comunista, fue el ministro de Agricultura quien puso la cara en la reunión donde se presentaba al nuevo director de Labiofam, "un compañero de mucha experiencia que ocupaba el cargo de director de la Unión de Empresas Porcinas de Sancti Sipiritu –no hemos podido conocer el nombre–, en tanto que Norge Jiménez Torres, que era el segundo fue sustituido por Yosvani Gutiérrez Ravelo, que hasta ese momento se desempeñaba como director del Instituto de Medicina Veterinaria en Pinar del Río.

Para sorpresa de la comisión inquisidora, una buena parte del Consejo de Dirección, del núcleo del Partido y de la masa trabajadora expresó su frontal desacuerdo con la medida. La discrepancia llegó a que elevaran una carta con copia a todas las instancias pertinentes y, cosa insólita, a que se desplegara un cartel de protesta en la ventana de una entidad conocida como U.P 2.

La inusitada reacción no parece obedecer a un gesto de lealtad personal, sino al justificado temor de que la pompa de jabón estalle y desaparezcan los mínimos pero sustanciales privilegios que el príncipe destronado conseguía para su corte. Se teme incluso que Labiofam desaparezca y sus laboratorios, unidades de producción y comercializadoras, pasen por la humillación de tener que depender directamente del presupuesto del Ministerio de la Agricultura.

Labiofam se vislumbra como el escenario de un enfrentamiento entre el viejo y el nuevo modo de gobernar

Lo que en cualquier parte del mundo pudiera ser considerado como un asunto de poca monta, la sustitución de un funcionario que ni siquiera es viceministro, tiene aquí envergadura de hecho trascendental. Labiofam se vislumbra como el escenario de un enfrentamiento entre el viejo y el nuevo modo de gobernar. Se puede apostar a que Fidel Castro no está feliz con el truene del sobrino y eso lo saben quienes se atreven a encarar una decisión que solo puede haber salido del despacho de Raúl Castro.

El más anciano de los hermanos está perdiendo esta escaramuza y el carácter de "irrevocable" con que se ha impuesto la medida es una señal inequívoca. Cuentan que ya una vez intervino para salvarlo, cuando su hermana Angelita, madre de José Antonio, recientemente fallecida, fue a visitarlo para pedirle que intercediera en el caso. Pero eso no volverá a ocurrir. Ha trascendido que el señor Fraga ha sido hospitalizado –quizás a causa de una linfangitis– y que se ha acogido a la jubilación.

Todavía quedan algunos bolsones del fidelismo en retirada, pero irán cayendo uno a uno, o los oportunistas que los controlan tendrán la astucia de cambiar de mentalidad y ponerse a la vanguardia del nuevo estilo. Lo curioso de este velado enfrentamiento es que no tiene como objetivo perpetuar a Raúl Castro en el poder, lo que se deduce por razones biológicas y además se desprende de la manifiesta intención del actual mandatario de no continuar más allá de 2018.

Pero no hay que hacerse ilusiones. En palacio no se cocina la cena del pueblo.

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