Las huelgas de los sin derechos

Cajón de Sastre

Lo injusto de las sentencias determinan que los presos políticos escenifiquen numerosas protestas como las que recientemente ocurrieron en varias prisiones cubanas

Marcha de exiliados cubanos en la Pequeña Habana, en Miami, exigiendo la libertad inmediata de todos los presos políticos en la Isla.
Marcha de exiliados cubanos en la Pequeña Habana, en Miami, exigiendo la libertad inmediata de todos los presos políticos en la Isla. / Facebook/PARTIDO REPUBLICANO DE CUBA
Pedro Corzo

14 de diciembre 2025 - 14:30

Miami/Los abusos y crímenes del castrismo no terminan; pudiéramos decir que es un sistema que se supera a si mismo en crueldad y en la violación sistemática de los derechos humanos. Gestión, en la que el totalitarismo insular no está solo, ya que cuenta con la compañía de sus pares de Nicaragua y Venezuela para formar un triunvirato maligno que siempre será recordado por su constante vesania.

Los presos políticos de estos tres regímenes sobreviven en condiciones muy lamentables de fácil figuración, si apreciamos las precarias condiciones en las que subsisten los ciudadanos que no han sido encarcelados, situación que obliga a unos y otros a reclamar lo que las respectivas dictaduras les niegan.

Lo injusto de las sentencias y lo precario de los ambientes en los que se encuentran determinan que los prisioneros escenifiquen numerosas protestas como las que recientemente ocurrieron en varias prisiones cubanas, al extremo de que se llegó a informar, que, al menos, diez prisioneros políticos se encontraban en huelga de hambre, a riesgos de sus vidas, para denunciar los malos tratos y vejaciones de que eran objetos.

Nunca pudimos comprobar si la cifra mencionada era un reflejo incuestionable de la realidad, pero sí sabemos que al menos 13 presos políticos en la Isla han fallecido en huelgas de hambre, tragedias que han podido ser muchas más como recoge el escritor Jose Antonio Albertini en su libro Cuba y Castrismo: Huelgas de hambre en el presidio político cubano.

Lo injusto de las sentencias y lo precario de los ambientes en los que se encuentran determinan que los prisioneros escenifiquen numerosas protestas como las que recientemente ocurrieron en varias prisiones cubanas

Albertini recoge en su obra varios testimonios de huelguistas, entre ellos el de Ernesto Diaz Rodríguez, que afirma haber estado en más de quince huelgas de hambre en los 23 años que estuvo encarcelado y que, cuando concluyó una de esas huelgas, de 180 libras solo quedó pesando 70. Albertini también alude a huelgas de hambre colectivas, como la que relata Roberto Martin Pérez, de 28 años y preso en la cárcel de Guanajay, en la que participaron más de un centenar de reclusos.

De más está decir que las huelgas de hambre son muy peligrosas, máxime cuando se efectúan en una dictadura que no respeta el derecho a la vida de ninguna persona, sobre todo si es un opositor, como fue el caso de Yosvany Aróstegui Armenteros, hasta el momento el último fallecido en huelga de hambre a los 40 días de haber iniciado el ayuno el 7 de agosto de 2020, en la provincia de Camagüey. 

Para pesar de los cubanos, nicaragüenses y venezolanos, el despotismo que padecen no conoce fronteras morales y nunca deja de arrinconar a quienes aman la libertad, como le ha sucedido a dos ciudadanos cubanos nacidos después del triunfo de la insurrección castrista, dos hombres que nunca han conocido la libertad y menos disfrutado de sus derechos ciudadanos, como ocurre con Yosvany Rosell García Caso y José Antonio Pompa López.

García Caso, de 37 años, nacido después del éxodo del Mariel (1980), ha sufrido toda su vida la falta absoluta de sus derechos en un ambiente represivo caracterizado por la miseria y el terror y, como colofón, ha tenido que realizar una huelga de hambre de 40 días que lo puso al borde la muerte.

Yosvany está en la cárcel por participar en las protestas pacíficas del 11 de julio del 2021, no asesinó a nadie y no le ocuparon armas de ninguna clase

Yosvany está en la cárcel por participar en las protestas pacíficas del 11 de julio del 2021, no asesinó a nadie y no le ocuparon armas de ninguna clase. Sin embargo, fue sancionado a 15 años de prisión, la misma condena que recibió Fidel Castro por dirigir el ataque al cuartel Moncada en 1953, que ocasionó la muerte de decenas de personas. Castro, un verdadero criminal, fue amnistiado a los 22 meses de su encarcelamiento al igual que su hermano Raúl, otro asesino.

Otro huelguista fue Jose Antonio Pompa López, un activista de Cuba Independiente y Democrática y de Cuba Primero, un hombre de 50 años que nació cinco años después de la fracasada zafra de los “Diez Millones” y ocho años más tarde del tristemente famoso “Cordón de La Habana”. Para estas dos fantasías del tirano mayor, que contribuyeron fuertemente a la destrucción de la economía cubana, el pueblo fue movilizado de manera criminal e injusta por la dupla Fidel y Raúl Castro, dos depredadores que la historia nunca absolverá.

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