José Martí no fue el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada
Cajón de Sastre
En los primeros años de su tiranía, Fidel Castro le atribuía a José Martí todas las virtudes cívicas imaginables, no por respeto al patricio, sino para utilizarlo como comodín en la construcción del sistema totalitario
Miami/Tengo la firme convicción de que una de las efemérides más lamentable de la historia de Cuba, con graves repercusiones en numerosos países lejos de nuestras costas, fue y es el 26 de julio de 1953, fecha del ataque al cuartel Moncada y el día en que Fidel Castro ingresó a la historia nacional para destruir el futuro de una república hoy extinta.
Fidel Castro, desde sus tiempos de pandillero universitario, contó con una pequeña corte de incondicionales, pero nunca disfrutó de la confianza popular para lograr una de las muchas posiciones electas a las que siempre aspiró, incluida la presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), igual posición en la Facultad de Leyes o Representante a la Cámara, esta última ambición truncada por el nefasto golpe militar del 10 de marzo de 1952.
Es de suponer que Castro recibió con agrado el golpe militar. Sus muchos fracasos en las lides electivas le convencieron de que era más fácil luchar con las armas que participar en una contienda electoral en la que el perdedor desaparecía sin gloria y el ganador tenía que someterse periódicamente a la voluntad popular.
De ahí, que una de sus primeras consignas, en los mismos días del ataque al cuartel, fuera que "José Martí es el autor intelectual de esta revolución”
Castro en los primeros años de su tiranía intento restarles valor histórico a nuestras guerras de independencia, aduciendo que los patriotas habían actuado por intereses mezquinos, excluyendo únicamente a Martí, al que le atribuía todas las virtudes cívicas imaginables, no por respeto al patricio, sino para utilizarlo como comodín en la construcción del sistema totalitario. De ahí, que una de sus primeras consignas, en los mismos días del ataque al cuartel, fuera que "José Martí es el autor intelectual de esta revolución”.
Castro, un notable discípulo de los mejores propagandistas del marxismo y el fascismo, proclamaba a toda voz las virtudes de Martí, alegando constantemente que el Maestro había sido su inspiración mientras negaba uno de los pensamientos más excelso del apóstol: “pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: Con todos, y para el bien de todos”.
Las mentiras de Castro y la usurpación de la vida y obra de Martí para justificar el totalitarismo condujeron a Carmen Gómez de Toro a organizar una conferencia con académicos especializados en la vida y obra de este cubano eminente, que luego compiló y publicó con el título que hemos escamoteado para esta columna.
Gómez de Toro, en la presentación de su libro, afirma aspectos del evangelio martiano como la libertad, soberanía y dignidad humana, que son diametralmente opuestos al sistema totalitario cubano, mientras nos hace recordar un comentario del apóstol: “El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común del uno al otro”. Agrega que Martí dividía a los hombres en dos bandos, “los que aman y construyen y los que odian y destruyen”, como ha sido el resultado de la vida y obra de Fidel Castro, devastador de vidas y haciendas.
Las mentiras de Castro y la usurpación de la vida y obra de Martí para justificar el totalitarismo condujeron a Carmen Gómez de Toro a organizar una conferencia con académicos especializados en la vida y obra de este cubano eminente
Los estudiosos en la vida de José Martí que participaron en la conferencia fueron los académicos Eduardo Lolo, José Raúl Vidal, Emilio Sánchez y Daniel Pedreira, quienes demostraron en sus respectivas ponencias que esa primera consigna del totalitarismo castrista es una falacia sin el más mínimo viso de autenticidad.
En el libro el doctor Emilio Sánchez afirma: “La tergiversación de las ideas de José Martí con fines políticos aflora de inmediato, una vez que se lee atentamente su espléndida obra”. Por su parte, el doctor Eduardo Lolo señala: “Una revolución es necesaria todavía, la que no haga presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones”.
Este acercamiento a José Martí auspiciado por Carmen de Toro se enriquece aún más con la expresión que rememora el también doctor Daniel Pedreira: “La patria no es de nadie, y si es de alguien será, y esto solo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia”. El libro cierra con la conferencia de un joven cubano, José Raúl Vidal y Franco, que aunque creció bajo el totalitarismo tuvo la inteligencia y el coraje de deslastrar a José Martí de las mentiras injuriosas del castrismo, recordando un fragmento de lo que escribiera el insigne cubano sobre Carlos Marx a su muerte:” Espanta la tarea de echar los hombres sobre los hombres”.