Patria y libertad

Actos fúnebres para despedir las cenizas de Fidel Castro en La Habana. (EFE)
Actos fúnebres para despedir las cenizas de Fidel Castro en La Habana. (EFE)
Tania Bruguera

01 de diciembre 2016 - 15:57

La Habana/Hoy Cuba entra en una nueva etapa, una etapa que requiere que pasemos de la anécdota al dato histórico, del rumor a la investigación, de las pasiones a los hechos, de lo simbólicamente asumido a lo concretamente realizado.

Ha llegado el momento de pedir que se abran los archivos, que se sepa hasta dónde una verdad fue construída y hasta donde una victoria fue ganada, que podamos contar con certeza nuestros muertos por el mundo, podamos entender nuestros avances sociales y que sepamos qué acuerdos toma el gobierno en nuestro nombre.

El pueblo cubano tiene derecho a saber su historia, toda y a poder sacar sus propias conclusiones. Hoy los cubanos han dejado de ser niños que esperan órdenes.

El pueblo Cubano tiene derecho a saber su historia, toda y a poder sacar sus propias conclusiones

Pero no aceptar que nos subestimen requiere entender el sentimiento de los otros, de los que piensan y sienten diferente a uno, es entender que no vas a tener siempre la razón y que discutir no es para ganar sino para aclararse las ideas y para ponerlas a consideración.

Tenemos que parar de pensar que nuestros sentimientos son los únicos válidos porque el proyecto de la Revolución ha sido una experiencia diferente para cada uno de nosotros y todas por ser experiencias han sido válidas, hay cosas que rescatar y cosas que eliminar. Sería mucho más interesante ver cómo se ha procesado la experiencia, que se ha hecho con ella, en vez de negarle a alguien lo que siente.

Tenemos que empezar a decir que no a lo que no nos parece bien, a lo que no nos hace sentir limpios y honestos aunque esto nos lleve a perder una posición de privilegio, porque ningún dinero, ninguna oportunidad profesional, ningún comfort material se compara con sentirse libre con poder decir lo que uno piensa, sin miedo.

Pero el proyecto de vida que podemos crear a partir de ahora sólo es posible si dejamos de tener doble moral, si dejamos de decir una cosa para unos y otra para otros.

Tenemos ante nosotros un momento único en el que defender no a un Gobierno o una oposición, sino donde crear todos juntos una visión para Cuba, que no sea extrema de un lado o de otro sino que sea una compilación de todas nuestras visiones.

Tenemos ante nosotros un momento único en el que defender no a un Gobierno o una oposición, sino donde crear todos juntos una visión para Cuba

Es el momento de crear una infraestructura legal que incluya el respeto a la diferencia de opinión y que no permita nunca más el odio político. Donde un Gobierno no tenga control de los afectos de sus ciudadanos sino que sea un espacio donde encontrar decisiones justas e inclusivas.

Es el momento de crear una infraestructura política que garantice que nunca más exista un presidente que tenga todos los poderes como ha sucedido en Cuba tres veces desde 1902 y piense que sabe mejor que nadie qué es lo correcto para todos.

Es el momento de crear una infraestructura social y cívica que incluya a todos, que incluya los derechos para todos, que incluya el disentir como un derecho ciudadano, que incluya una alfabetización cívica.

Es el momento de crear una infraestructura emocional que dé espacio para entendernos, una estructura que no permita que nada nos horrorice o nos minimice.

Una estructura que permita la solidaridad y la privacidad, los derechos personales y los derechos sociales, donde la vida que quieres es respetada pero es también un esfuerzo conjunto, una estructura que permita las verdades y las demandas que tienen todos: la mayoría pero también la minoría.

Un lugar donde exista la utopía humanista pero nunca más la paranoia ciudadana.

Donde las emociones no interrumpan lo justo.

Hoy empieza el verdadero trabajo de todos los cubanos: hacer un balance de lo que queremos rescatar y lo que queremos cambiar, es el momento para dejar de decir nuestras esperanzas en voz baja, es el momento de no sentir miedo.

El mejor homenaje que podemos hacerle a nuestra patria y a nosotros mismos es no ser nunca más sumisos, es nunca más ser una nación cínica, nunca más una nación donde hayan varias categorías de cubanos, ni una nación de donde haya que irse; sino un lugar donde la vida sea un acto digno del que estamos orgullosos.

Poner el amor, la familia, la amistad por encima de la ideología es la única manera en la que Cuba podrá ser de nuevo patria.

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