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Miami/Hay sucesos que determinan un antes y después en la historia de un país, y el magnicidio del senador y precandidato a la presidencia de Colombia por el partido Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, ha sido uno de esos episodios que incidirá dramáticamente en la historia colombiana.
El senador Uribe, muerto a los 39 años, era abogado y nieto del ex presidente Julio Cesar Turbay e hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada por el narcoterrorismo que comandaba Pablo Escobar.
El legislador, cuando anuncio su aspiración a la presidencia aludió el asesinato de su madre con unas palabras que demostraba su compromiso y respeto a la ley: “Pude haber crecido buscando venganza, pero decidí hacer lo correcto: perdonar, pero nunca olvidar”. Uribe, identificado con la derecha política como lo demuestra su militancia partidista, consideraba la seguridad pública un aspecto clave de las administraciones gubernamentales y era partidario de las inversiones extranjeras.
Uribe consideraba la seguridad pública un aspecto clave de las administraciones gubernamentales y era partidario de las inversiones extranjeras
Crímenes similares, desgraciadamente, han tenido lugar en Colombia. Todos en un ambiente de gran tensión política, pero este ocurre en un escenario de fuerte crispación por la proximidad de las elecciones nacionales, en mayo del próximo año, el fuerte antagonismo entre los precandidatos, la cuestionada sanción a prisión domiciliaria del ex presidente Álvaro Uribe y la particularidad de que todas estas variantes ocurren cuando el país está gobernado, por primera vez en su historia, por una administración identificada con la izquierda política, cuyo presidente tiene escasamente un 37% de apoyo del electorado.
La agrupación política Pacto Histórico, que comanda el presidente Petro, seleccionó a sus precandidatos presidenciales y agrupa a varias organizaciones como Colombia Humana, el Polo Democrático Alternativo, Unión Patriótica y el Partido Comunista, con el objetivo de construir una fuerza unida que respalde las políticas del actual mandatario en los comicios de 2026, y pretendiendo crear un partido único con todas las implicaciones que esto tolera.
Por su parte, los candidatos del Centro Democrático, conservador y de derecha, quizás hagan un replanteamiento después del deceso del senador Uribe y la reclusión domiciliaria del ex mandatario Álvaro Uribe, líder indiscutido de esa tendencia política en el país y figura pública de amplio prestigio en el escenario internacional.
Vencer la tolda política que se identifica con Gustavo Petro no debe ser difícil porque la mayoría de la población está demostrando su insatisfacción con su gestión presidencial. Sin embargo, la derecha debe entender que, si se enfrenta dividida a un bloque de la izquierda, la derrota es muy probable.
Las próximas elecciones en Colombia son particularmente determinantes. El electorado podrá concluir si su voto a favor de la izquierda en los pasados comicios cumplió sus expectativas o si sus esperanzas fueron frustradas por el mal desempeño del actual Gobierno.
Además, la situación se complica con la aparente aproximación entre Bogotá y la dictadura del venezolano Nicolas Maduro, quien propuso la unión de las Fuerzas Armadas de Colombia con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, fórmula planteada después de que el presidente Gustavo Petro le expresara su apoyo tras las tensiones con Estados Unidos, que emitió un comunicado ofreciendo una recompensa de 50 millones de dólares por la captura del autócrata.
El penoso deceso del senador Uribe Turbay nos conduce al primero de estos magnicidios, para un total de ocho. El inicial ocurrió hace 111 años, la víctima fue un general que curiosamente llevaba el mismo apellido que el congresista asesinado.
El penoso deceso del senador Uribe Turbay nos conduce al primero de estos magnicidios, para un total de ocho
Según un trabajo de Brian Ferney Valencia publicado en El Colombiano, el asesinado fue un general antioqueño apellidado Rafael Uribe Uribe. Este militar había participado en tres conflictos nacionales, también era senador, diplomático, abogado y periodista. La información detalla que fue ultimado a hachazos a un lado del Capitolio Nacional.
Es importante destacar que, a pesar de la continuada violencia política, terrorismo, secuestros y el narcotráfico, Colombia no ha perdido en ningún momento el ritmo constitucional, aunque la estrecha asociación de las guerrillas con el crimen organizado puso en serio peligro la democracia.
Para beneficio del país, los principales actores democráticos de la vida pública colombiana —políticos, militares, dirigentes sociales y los sectores activos de las comunidades— han tenido la cordura necesaria para mantener la ecuanimidad y no dejarse provocar por quienes quieren promover el caos y conducir al país al mar de la felicidad venezolano, como Hugo Chávez y Nicolas Maduro han conducido al pueblo venezolano a la ciénaga del castrismo.
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