Emigración precoz

Un grupo de cubanos recuerdan el 'maleconazo' en Estolcomo. (Misceláneas de Cuba)
Un grupo de cubanos recuerdan el 'maleconazo' en Estolcomo. (Misceláneas de Cuba)
Leandro Cansino

06 de septiembre 2019 - 09:35

Estocolmo/Me atrevo a asegurar qué te está sucediendo en estos momentos mientras me lees, cuando volteas la mirada y ves cuánto te han robado, cuánto has aceptado perder por ver a los tuyos vivir en lo meramente decente.

Más que prosperidad es un intercambio. ¿Recuerdas el día en que saliste? Nada volvió a ser igual, y sí, ya vivimos mejor, tenemos lo que tanta falta nos hacía y hasta un poco más, tienes libertad, tienes paz de hablar y que tu voz se escuche y no te acose por ello. ¿Cuánto dejaste atrás, cuánto perdiste?

Cada vez que lleno de alegrías mi maleta y me reencuentro con mi niñez nace en mí un diálogo intrapersonal con muchas interrogantes y ninguna respuesta asoma a saludarme en el camino.

Mis vecinos están cada vez más encorvados. Veo que sus miradas se pierden hacia el suelo y bajan la cabeza, llevan un llanto ensordecedor interno silenciado por la pena. Otros ya han partido sin despedirse, mis amigos ya tienen familia propia o se han mudado. Sé que ellos piensan lo mismo, me verán más viejo, calvo y con arrugas, pero sí, me fui lejos enfrentando la posibilidad de no volverlos a ver.

No olvides, compatriota, que cuando emigras haces un trueque, ganas en materia y pierdes en espíritu, tu mente se abre y tu alma se cierra, alegrías derrochas y melancolías tragas

Aquí estoy, en Escandinavia, manejando un bus entre carreteras blancas de nieve, sin salsa ni reguetón; en una sociedad reservada, introvertida y muy metódica a la que a la fuerza me he tenido que moldear, aprender un idioma desconocido y exponerme a manifestaciones esporádicas de racismo.

Y no es un lamento, me siento feliz de ver a mí tribu vivir mejor a la vez pienso en los que no han podido emerger y siguen bajo la bota de unas pocas almas de piedra. Aquí estoy, contribuyendo al desarrollo de un país ajeno y la pena de no hacerlo por el mío.

El único pedazo de Cuba que tengo cerca se llama Embajada. Lo llamaría caja de ahorros castrista, guarida donde te acercas por obligación y pagas unos precios absurdos por papeles mal entintados, un pasaporte contradictorio, un trato indiferente y despótico.

No olvides, compatriota, que cuando emigras haces un trueque, ganas en materia y pierdes en espíritu, tu mente se abre y tu alma se cierra, alegrías derrochas y melancolías tragas. No es coincidencia que tus más grandes anhelos sean volver a la tierra y abrazarla, sentir el calor de tus padres y no dejar de mirarlos, tus lágrimas son tus mejores testigos. La madre tierra y tu familia siempre te piensan, extrañan y rezan por ti.

__________________________________________________________________________

El equipo de 14ymedio está comprometido con hacer un periodismo serio que refleje la realidad de la Cuba profunda. Gracias por acompañarnos en este largo camino. Te invitamos a que continúes apoyándonos, pero esta vez haciéndote miembro de 14ymedio. Juntos podemos seguir transformando el periodismo.

También te puede interesar

Lo último

stats