El Congreso del partido, la visita de Obama y la paz social

El presidente cubano, Raúl Castro, y el exmandatario Fidel Castro, este martes en el VII Congreso del PCC. (EFE)
El presidente cubano, Raúl Castro, y el exmandatario Fidel Castro, este martes en el VII Congreso del PCC. (EFE)
Jorge Hernández Fonseca

23 de abril 2016 - 13:15

El rotundo chasco generalizado con lo ocurrido en el finalizado Congreso del Partido Comunista cubano –al reafirmar la gerontocracia como categoría superior en la política cubana y postergar los "cambios" generacionales hasta 2021– nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo es posible que este Congreso del partido no haya hecho ni siquiera mención de los graves problemas sociales, económicos y políticos de los cubanos que viven bajo dictadura y por eso se quieren ir?

Soy de los que cree que los 'no' resultados del pasado Congreso se deben en buena medida al trauma que causó en el alto mando castrista el discurso de Obama. Un congreso siempre es preparado con antelación para despertar, como mínimo, esperanzas en ciertas discusiones, lineamientos, orientaciones, que se dejan caer al clausurar el evento –algo así como un "camarón de goma"– para que los incautos de siempre esperen por el futuro luminoso.

Esta vez, sin embargo, al reafirmar al anciano Machado Ventura como sustituto de Raúl Castro y llevar nada menos que al Cid Campeador cubano, Fidel Castro, a la clausura del evento para escuchar sus divagaciones seniles, lo que se ha hecho es una burla –inimaginable en ningún partido serio preocupado por el futuro de su país– de sus jóvenes, de su pueblo.

El partido en pleno está de espaldas a las realidades nacionales y ha actuado defendiendo sus propios intereses, que son muy diferentes a los de la sociedad cubana actual

Veo dos explicaciones posibles: o Raúl Castro quiere darle a su hijo cinco años más para que no se vea como una imposición el hecho de llevarlo ahora a la cúspide, como pretende; o el discurso de Obama traumatizó tanto a la cúpula castrista que decidieron "cerrar el cuadro" para que nadie interpretara que las sugerencias de Obama pudieran tener algún eco en la alta dirección del partido. En cualquier caso, el hecho de no haber publicado nada, discutido nada, informado nada, quiere decir que algo muy traumático ha sucedido en el alto mando.

Este 'no' resultado deja dos lecciones básicas: el partido en pleno está de espaldas a las realidades nacionales y ha actuado defendiendo sus propios intereses, que son muy diferentes a los de la sociedad cubana actual; y en segundo lugar, dejan la puerta abierta a todo tipo de acciones (más bien reacciones) de parte de los cubanos de dentro y fuera de la Isla, deseosos de un país libre, democrático e independiente, porque el castrismo ha demostrado con hechos no tener nada que ver con el trauma principal de la nación cubana: los vejetes del partido son la parte más importante del problema cubano y no de su solución.

Si a estas alturas EE UU, que pretende la normalización a partir de una negociación con la dictadura, no se percata de estas realidades, la sociedad cubana estará cada vez más lejos de conseguir por ese camino la tan deseada estabilidad interna e incluso la paz social.

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