El 1 de enero del 2020 rompo todo compromiso monetario con Cuba y los míos

Recargas nauta. (EFE)
La autora propone suspender la compra de recargas de Etecsa durante un año. (EFE)
Guamacaro

21 de noviembre 2019 - 10:27

Canadá/En honor a todos los niños cubanos para que puedan vivir en un país más libre, me uno al parón propuesto por el presentador cubano Alexander Otaola y apoyado por el movimiento Somos Más, dirigido por Eliécer Ávila.

Cuando alcancemos un sistema democrático en Cuba y se respeten todas las libertades, automáticamente, por ley, el tan cacareado embargo será levantado.

En correspondencia con ello, desde el día 1 de enero del 2020, rompo todo compromiso monetario con Cuba y los míos. Mi padre recibirá suficiente avena desde el exterior antes de esa fecha, para que pueda desayunar durante esos 365 días.

Pues, aunque tenga mi padre que comer malanga hervida todos los días, y huevos, en lugar de carne, cada día que lo haga, recordará por quiénes lo hace

También jabones, para que pueda bañarse. El resto de sus alimentos los comprará a campesinos con su salario. Pues, aunque tenga mi padre que comer malanga hervida todos los días, y huevos, en lugar de carne, cada día que lo haga, recordará por quiénes lo hace. Por todos esos inocentes que tendrán al fin un futuro, fuera del comunismo. Por todos esos niños que lo necesitan.

Tampoco iré a verlo durante todos esos días. Y será un enorme sacrificio de parte de ambos, pero muy necesario.

Él no irá a ninguna tienda estatal a comprar absolutamente nada por dólares, ni CUC. No recibirá recargas telefónicas desde el exterior y se comunicará solamente por correo electrónico conmigo, utilizando su propio salario.

Se levantará más digno cada día. Y puede ser que hasta adelgace un tanto. Pero meditará, dejará de lado la doble moral y aprenderá un poco más todos los días a hablar lo que realmente piensa sin miedo. Y dejará de fingir y de ser cómplice silencioso del sistema.

Él hará todo esto porque, sin él, mi protesta no tendría sentido ni fruto positivo.

Su mujer, cuentapropista, cesará su actividad por un año y lo acompañará voluntariamente en este viaje hacia la libertad, que va aparejado con el viaje de nuestra nación hacia la verdad. Y todo producto que tenga aún en su posesión, sin haber sido todavía vendido, lo canjeará por comida. Nunca por dinero. Porque todo sacrificio vale la pena por el futuro de los niños.

Mis primos renunciarán a pedir las recargas y harán como mi padre: pagar de su bolsillo su propio correo electrónico. Muchas veces la madre de mi prima le dice desde Miami: "hija, no camines tantas cuadras al sol por una tarjeta de Etecsa, que te recargo yo desde aquí, que, de todas maneras, hay promoción". Pero esto no sucederá por los 365 días del parón, porque así, con nuestro aporte caritativo de siempre al sistema, que es el aporte de los casi 3 millones de exiliados, el monopolio estatal Etecsa recibe hasta hoy, según algunas fuentes, alrededor de 20 millones de dólares al mes o más. Un dinero que el Gobierno actual nunca utilizará en comprar la nueva tecnología para proporcionársela a quien la necesita y sí para abrir más hoteles lujosos, pertenecientes a no se sabe quién, pero no al pueblo. Ya conocemos la historia contada por ellos, a causa del bloqueo.

Mi ahijada querida, una de las intelectuales de vanguardia de Cuba, se negará a la complicidad con el Gobierno. Desde la misma fecha y por un año entero no viajará a América Latina a impartir conferencias nebulosas que son planificadas para limpiar la imagen de Cuba en el mundo y así ganar el salario que no le pagan en su país. A partir de la fecha mencionada, también ella será más digna. Porque todos pueden cambiar. No importa cuando.

Desde la misma fecha y por un año entero no viajará a América Latina a impartir conferencias nebulosas que son planificadas para limpiar la imagen de Cuba en el mundo

Mi tío es policía y dice que dejará la academia.

Y mi mejor amiga, que es una respetable profesional de la salud, lo será aún más, porque se negará a participar en misiones que llenen los bolsillos de otras personas que no sean los niños enfermos cubanos. Y avisará a todos los médicos que conozca de que no es digno de un ciudadano cubano ir de misiones para alimentar un Gobierno que les niega el salario justo no solo a ellos, sino a 11 millones, pues la liberación exige sacrificio. El sacrificio de todos.

Así será mi parón libre, porque sin la ayuda de mi familia y de mis amigos que viven dentro de Cuba, esta protesta no tendría sentido.

Para que después de un año la verdad y la dignidad de nuestro pueblo sean tan grandes que los ladrones del poder salgan huyendo. Y podamos todos regresar. Y reconstruir todos juntos nuestra patria.

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