Las Conquistas del Proletariado
Este miércoles volveremos a ver el tradicional desfile del Primero de Mayo. A diferencia de otros países donde la clase obrera aprovecha estos actos para reclamar sus reivindicaciones, nuestros trabajadores marcharán con fotos de Hugo Chávez (a quien, a última hora, se le dedicó esta jornada) y llevarán una diversidad de lemas previamente aprobados. Las pancartas mayores ostentarán la consigna de turno: “Por un Socialismo prospero y sostenible”.
Aunque parezca increíble ni uno solo saldrá con un cartel pidiendo que le suban el salario (a pesar de que todo el mundo sabe y proclama que a nadie le alcanza para vivir), ninguno exigirá la liquidación de la dualidad monetaria, o que bajen los precios, o que se fabriquen viviendas accesibles, o que se mejore el transporte. Mucho menos podrá leerse algo relativo a la libre sindicalización o alguna protesta por la eliminación de puestos de trabajo.
La respuesta –oficial- a la ausencia de estos reclamos es que este es un gobierno de obreros y campesinos y no tiene sentido que los que desfilan protesten contra ellos mismos. Ellos sabrán que tienen que esperar a que existan las condiciones objetivas para mejorar la situación. Han sido persuadidos de que si no se avanza más rápido se debe a que el país no logra producir más y mejor y eso, obviamente, es una responsabilidad de ellos mismos ¿Cómo van a ponerse a protestar?
Los que desde la tribuna miran el desfile han estado muy ocupados últimamente en satisfacer las conquistas de la clase media. Compra venta de autos y casas, ampliación de la telefonía celular, libertad para viajar por el mundo, comercialización de modernos equipos electrodomésticos, permisibilidad para abrir un pequeño negocio y contratar mano de obra asalariada, aceptación de la ley de la oferta y la demanda en el mercado. Algún que otro sector cuentapropista agitará alegremente sus prósperas banderas y a lo mejor hasta se les permite, en medio del desfile, venderle algo a los obreros que son los que garantizan la sostenibilidad.
Creo que fue Lenin quien dijo una vez que la realidad era terca y obstinada.