Lo que no dice Fidel Castro
La Habana/En las primeras horas del día de su 89 cumpleaños el expresidente cubano Fidel Castro solo encontró en su memoria las bombas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki, el oro que acumula ese país en sus reservas y la deuda por concepto de indemnizaciones a Cuba que asciende "a cuantiosos millones de dólares". A pocas horas de que arribe a la Isla el secretario de estado John Kerry, esas palabras publicadas hoy en el periódico Granma tienen todas las trazas de un desplante.
El texto no incluye ni una sola palabra sobre el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos ni en referencia a la ceremonia de izamiento de la bandera en la Embajada de ese país, que tendrá lugar este viernes. Ni siquiera una mención a su hermano Raúl Castro, coprotagonista del trascendental hecho que marca un antes y un después en el dilatado diferendo donde el mismo jugó un rol determinante.
Habrá que seguir leyendo lo que queda de su pensamiento, aunque en la vida real no tenga ninguna repercusión práctica
Resulta difícil encontrar en la farragosa prosa de este texto una idea central y mucho menos una idea novedosa. Si bien es cierto que "escribir es una forma de ser útil" a veces resulta más provechoso guardar silencio para no enrarecer el ambiente.
Las referencias a quien se encamina a ser un nonagenario han venido modificándose desde que, por motivos de salud, abandonó sus cargos oficiales a mediados de 2006. Ya no se le menciona como el comandante en jefe, sino como el líder histórico, pero sus palabras siguen ocupando las páginas preferenciales de los medios nacionales y son pauta a seguir para sus seguidores.
Aunque sus últimas palabras tienen sabor a despedida, "les doy las gracias, queridos compatriotas", habrá que seguir leyendo lo que queda de su pensamiento, aunque en la vida real no tenga ninguna repercusión práctica.