‘Como lo viví’ del 28 de junio de 2024

La Habana/Definir el socialismo como "irrevocable" no solamente niega todas las leyes de la dialéctica sino que muestra las ansias de control del futuro de sus promotores. La consulta popular para imponernos esa camisa de fuerza, realizada en junio de 2002, se justificó oficialmente como una respuesta a las declaraciones del presidente estadounidense George W. Bush, pero en realidad era un intento de Fidel Castro de parar en seco al Proyecto Varela, impulsado por Oswaldo Payá, que ya había logrado presentar miles de firmas ante el Parlamento cubano para impulsar reformas en la Isla.

Lo absurdo de imponer, a través de la Carta Magna, una prohibición de cambiar el sistema no escapó del humor popular que rápidamente etiquetó aquella jugada como la "momificación constitucional". Ni siquiera se respetaron los protocolos establecidos en la legislación cubana para realizar un referendo, como detallo en este episodio del podcast. Ni hablar que de aquellos que pusieron su firma para apoyar la iniciativa muchos han partido al exilio, otros se desengañaron hace mucho del camino elegido por el Partido Comunista, y la mayoría maldice cada día una ruta ideológica que los ha condenado a la permanente crisis y la falta de libertades. Lo único irrevocable parece haber sido, hasta ahora, la necedad y el voluntarismo de quienes dirigen el país.