Los nuevos precios, la voluntad política y la productividad

Los clientes del centro comercial Carlos III de Centro Habana esta mañana aguardaban expectantes por la rebaja de algunos productos anunciada la noche anterior
Los clientes del centro comercial Carlos III de Centro Habana esta mañana aguardaban expectantes por la rebaja de algunos productos anunciada la noche anterior
Reinaldo Escobar

23 de abril 2016 - 01:09

Como advierte la periodista Regina Coyula, para comprender lo que dice la prensa en Cuba hay que saber mucha “Granmática” y, aunque la nota que aparece en la primera página del órgano oficial del Partido aparece firmada por el ministerio de Finanzas y Precios, se necesita haber leído muchos editoriales oficiales, haber escuchado suficientes intervenciones del señor Machado Ventura y haberle dedicado varias jornadas a estudiar lo que se habla en el programa televisivo Mesa Redonda para asimilar en un solo párrafo todo un tratado de economía pura y dura.

Dice la nota: “la solución definitiva a esta compleja realidad se alcanzará con el incremento de la productividad y la eficiencia de la economía nacional”, pero a pocas líneas afirma que han sido “la voluntad política de la Dirección del Partido y el Gobierno (…) así como la disminución de los precios de los alimentos en el mercado mundial” que han propiciado la adopción de “un conjunto de medidas encaminadas a incrementar gradualmente la capacidad de compra del peso cubano en el corto plazo.”

Toda medida económica que se haya tomado a partir de la voluntad política, ya sea subir o bajar salarios, elevar o reducir los precios, resultará cuando menos insostenible si no se aumenta la productividad. Por otra parte, cualquier incremento que se haga a corto plazo de la capacidad de compra de una moneda nacional, supeditado a la volubilidad de los precios en el mercado mundial, padecerá de una inevitable provisionalidad a menos que se cuente con una economía eficiente.

Lo que realmente se proclama es la postura populista y voluntariosa que pretende colocar las decisiones políticas por encima de las urgencias económicas

De manera que la nota oficial es clara en tanto que confusa. Clara porque advierte que no hay que hacerse muchas ilusiones con que esta disminución de precios sea duradera, pues está colgando del caprichoso mercado mundial; confusa porque no explica la falta de voluntad política para hacer realmente eficiente y productiva la economía nacional.

Cada vez que desde las altas tribunas del poder se hacen propuestas como topar los precios, o se afirma que nunca habrá terapias de choque, que nadie quedará abandonado, que no se permitirá la acumulación de propiedades ni riquezas, lo que realmente se proclama es la postura populista y voluntariosa que pretende colocar las decisiones políticas por encima de las urgencias económicas.

Ahora, el Estado bueno y paternalista se acaba de dar cuenta de que los salarios no alcanzan para vivir, cosa que evidentemente desconoció todas las veces que de manera inmisericorde puso los precios por las nubes y el concepto de “poder adquisitivo de la población” se pervirtió por los oscuros y retorcidos caminos de la corrupción, el desvío de recursos y la absoluta falta de pertenencia de los trabajadores en relación con sus centros laborales.

Los que critiquen la medida por considerarla insuficiente serán tildados de malagradecidos; quienes sugieran que hubiera sido mejor subir los salarios serán tenidos por irresponsables. Cualquier propuesta de quitarle la camisa de fuerza a las fuerzas productivas latentes en los emprendedores privados podría ser considerada como un ataque frontal al modo de producción socialista, a la empresa estatal y desde luego a la Patria.

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