Mi reino por un micrófono

Reinaldo Escobar

16 de septiembre 2013 - 17:19

Han pasado ya seis días desde que el músico cubano Robertico Carcassés sorpendió a todos con su atrevida improvisación en medio de un concierto en la plaza antimperialista del malecón habanero. Como ocurre con toda leyenda urbana hay versiones que le añaden y otras que le restan palabras a su inusitado discurso. Como muchos otros televidentes, yo estaba viendo otro canal mientras se transmitía el evento, dedicado a exigir la libertad de los cinco combatientes del Ministerio del Interior encarcelados en los Estados Unidos, pero en menos de 24 horas recibí un SMS donde se reproducían sus palabras donde pedía libre acceso a la información, el derecho a elegir un presidente por voto directo e iguales derechos para todos los cubanos, sean militantes o disidentes, añadiendo el deseo de que terminen el bloqueo y el autobloqueo.

Somos muchos los que envidiamos la suerte del cantante. Tener en la mano un micrófono mientras se transmite en vivo y en directo a toda la nación. Cada cual quisiera decir lo suyo, en lo personal, si solo contara con breves segundos,  yo me limitaría a exigir que se despenalice la discrepancia política. Otros pedirían libertad para los presos o justicia ante determinado atropello. Robertico Carcassés debe haber meditado muy bien su improvisación. Espero que asuma las consecuencias.

Ahora algunos lo criticaran por lo que dijo y otros por lo que no dijo. Desde este modesto espacio lo felicito.

¡Ah, si yo tuviera un micrófono!

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