La lluvia, esa justificación de tantos

Dos adolescentes bajo la lluvia
Dos adolescentes bajo la lluvia. (14ymedio)
Yoani Sánchez

10 de junio 2016 - 18:58

La Habana/"¿Para qué trajiste a la niña si está lloviendo?", le reclamó la maestra de segundo grado a mi amiga cuando llevó su hija a la escuela el miércoles. Aunque el curso escolar debía continuar, muchos profesores de la enseñanza primaria aprovecharon las precipitaciones para esta semana apurar su final. Los burócratas se escudaron en el mal tiempo para demorar los trámites, mientras que innumerables consultas médicas comenzaron más tarde debido al clima.

Como terrones de azúcar, acuarelas a punto de disolverse o alérgicos al agua se comportan muchos empleados estatales cuando llegan las lluvias. Esta reacción causa una carcajada dado que vivimos en un país tropical, pero tiene también mucho de dramatismo por los serios perjuicios que provoca a millones de personas. Una y otra vez, los servicios públicos se comportan como si cada temporada lluviosa fuera la primera que experimenta la Isla.

El sistema bancario, disfuncional durante todo el año, colapsa casi en su totalidad cuando caen dos gotas de agua del cielo. El servicio de correo electrónico de Nauta entra en crisis y el transporte urbano se supera a sí mismo en cuanto a problemas. Una llovizna y se suspenden clases en los centros docentes, apenas abren los mercados minoristas y hasta los Cuerpos de Guardia de las instituciones de Salud Pública trabajan a media máquina.

Eso sin que medie un huracán, ni vientos de más de 100 kilómetros por hora o una de esas intensas nevadas que mantienen en vilo a otras naciones ubicadas más al norte. La paralización de la vida que por estos lares provocan las lluvias apunta más a una justificación, a una coartada que permite a muchos hacer por esos días lo que más desean: nada.

También te puede interesar

Lo último

stats