Empieza la migración de las rapaces por el occidente cubano

Los investigadores vigilan y anotan las variables de la migración cada año. (14ymedio)
Los investigadores vigilan y anotan las variables de la migración cada año. (14ymedio)
Jorge A. Núñez Hernández

22 de agosto 2016 - 11:38

Pinar del Río/Ajenas a crisis económicas, guerras y conflictos políticos; indiferentes a reglamentaciones legales y fronteras, miles de aves rapaces migratorias están llegando al occidente cubano. Algunas de las especies observadas son el halcón peregrino, el milano de Misisipi, el gavilán de Cooper y el águila pescadora. Sin embargo, el milano cola de tijera representa la especie estrella.

Generalmente, las rapaces son aves solitarias y migran solas o en pequeños grupos, pero esta especie en particular puede hacerlo en bandos de cientos de ejemplares. Tiene una belleza muy peculiar, y, debido a su coloración blanca y negra, su cola abierta y su estilizada silueta, podría ser confundida por un desconocedor con algún tipo de gaviota.

Las rapaces son capaces de volar a gran altura. Para migrar pueden valerse de las corrientes de aire ascendente para elevarse sin gastar mucha energía, después se deslizan grandes distancias hasta encontrar otra corriente que las eleve de nuevo.

Cuba despierta interés para la ornitología no solo por la riqueza de su biodiversidad, sino por su ubicación geográfica, que la convierte en una zona importante del corredor migratorio de muchas especies de aves

Cuba despierta interés para la ornitología no solo por la riqueza de su biodiversidad, sino por su ubicación geográfica, que la convierte en una zona importante del corredor migratorio de muchas especies de aves. De manera particular, el Cabo de San Antonio, el extremo más occidental del país, reporta un interés notable por los numerosos avistamientos. Se trata de un lugar de paso, pero en ocasiones las aves hacen estancia, especialmente cuando arriban a una hora avanzada de la tarde. En este caso, es posible verlas por la mañana mientras se alimentan sobre la franja de monte para almacenar energía y continuar su largo viaje hacia el sur.

El monitoreo de las aves rapaces migratorias en Pinar del Río comienza en estos días del año, como viene sucediendo desde 2012, a partir de la implementación del proyecto Migración de Rapaces en el occidente cubano, realizado por el Centro de Investigaciones y Servicios Ambientales Ecovida, en colaboración con la Unidad Empresarial de Base Flora y Fauna de esta provincia, el Instituto de Ecología y Sistemática y el Centro Meteorológico Provincial.

La iniciativa, que se centra en las rapaces como águilas, gavilanes, milanos y halcones, tiene como objetivo contribuir al mejoramiento de la gestión del manejo de áreas protegidas y conservación de las aves que transitan por el occidente de Cuba a través de la determinación de la estructura y composición del corredor migratorio, la incidencia de la variabilidad climática sobre las diferentes poblacionales. Se busca y potencia la implicación de las comunidades locales, a través de tres puntos de observación: Los Pretiles, San Ubaldo y Cabo de San Antonio.

La Península de Guanahacabibes, donde está ubicado el Cabo de San Antonio, es el territorio más joven de Cuba en términos geológicos y cuenta con la categoría de Reserva de la Biosfera. Posee un buen estado de conservación, en gran medida por las leyes que la protegen, a lo que ayuda un cierto aislamiento geográfico, pero también por el trabajo de los guardaparques, especialistas e investigadores del Parque Nacional que la administran. Además de las actividades de conservación, se realizan investigaciones sobre otras especies de interés, marinas y terrestres, como jutías, iguanas o el manatí. También se ha puesto en marcha un proyecto con las tortugas, en el que se registran y protegen los anidamientos de ejemplares marinos en la costa, con la participación de voluntarios y estudiantes.

Las aves rapaces no son las únicas que se reportan en el Cabo. Numerosas especies de paseriformes de gran colorido también arriban al lugar, como cardenales, azulejos, y bijiritas, además de las golondrinas, tradicionalmente asociadas con el fenómeno migratorio. Pero estas no lo hacen de la misma manera que las rapaces. Su pequeño tamaño las obliga a migrar aleteando continuamente, un gran desafío que despierta admiración.

En medio del silencio nocturno resulta impresionante cuando, de pronto, se siente sobre el mar la algarabía de voces que anuncia la llegada de las golondrinas

En medio del silencio nocturno resulta impresionante cuando, de pronto, se siente sobre el mar la algarabía de voces que anuncia su llegada. En la mañana siguiente, un manto multicolor de pequeñas aves saluda el día, posadas sobre el césped que rodea al faro Roncali, erigido por los españoles en 1849. Muchas aves impactan contra la construcción, por lo que resultan heridas o muertas. La migración no escapa de la selección natural, los ejemplares que tienen menos éxito no pasan sus genes a la siguiente generación, lo que garantiza a la larga la sobrevivencia de la especie.

Este proyecto cuenta con el apoyo del Gulf Coast Bird Observatory de EE UU. Una vez más, la ciencia ha funcionado como un lenguaje universal, al igual que la música o las artes plásticas, facilitando el entendimiento por encima de políticas, ideologías, culturas y fronteras, para bien de la naturaleza y el conocimiento.

Las rapaces que tanto nos maravillan por su fuerza, gracia y elegancia, no entienden las complicaciones de los humanos, ni tienen porqué sufrirlas. Aquí las veremos pasar una temporada más. Desde el silencio de la altura, seremos para ellas apenas un punto en el extremo de la Isla.

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