Internet en las casas cubanas, sin prisa y con mucha pausa

El Gobierno reconoce que tan solo hay 189.000 cubanos, un 4,89% de la población, que tienen Nauta Hogar

no faltan los que ven en la llegada de internet una manera de distraer la atención de los graves problemas que atraviesa el país. (14ymedio)
En las zonas wifi las condiciones para trabajar son muy precarias, obligando a estar en parques y calles, de ahí la esperanza que supuso Nauta Hogar. (14ymedio)
14ymedio

04 de marzo 2021 - 19:29

La Habana/La expansión de internet en Cuba en el último año, además de las predicciones para 2021, centró la Mesa Redonda de este miércoles. Todo eran progresos y buenas noticias hasta que se habló de Nauta Hogar, donde el ministro de Comunicaciones, Jorge Luis Perdomo Di-Lella, admitió que se ha avanzado poco.

Nada que no se supiera puesto que, días atrás la prensa ya había publicado unos datos de conectividad que, queriendo ser optimistas, revelaban el fracaso. "189.000 cubanos ya disfrutan con el servicio de Nauta Hogar desde la comodidad de sus casas", decía la nota en tono publicitario antes de admitir que se trataba de una "cifra aún discreta si se tiene en cuenta que representa tan solo el 4,89% de penetración". Cabe destacar que un 4% de la población con acceso a internet era la cifra mundial de hace 20 años, cuando la red empezó a penetrar masivamente en todo el planeta.

Nauta Hogar, proporcionado por el monopolio estatal Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), nació en 2016, pero el ministro Perdomo augura que el progreso se verá en unos cinco años, con el nuevo plan para priorizar el servicio de internet en el domicilio, incorporando a 50.000 personas a la red y el acceso fijo inalámbrico.

En sus orígenes, Nauta Hogar fue promocionado como forma de conectividad doméstica después de unos años de presiones y demandas de los usuarios por tener internet de uso más profesional e intensivo. En aquel momento no había conexión a la red móvil -se produjo en diciembre de 2018- y en las zonas wifi las condiciones para trabajar eran muy precarias, obligando a estar en parques y calles. El anuncio de la llegada del servicio llenó de ilusiones y esperanzas a aquellos que querían tener una interacción más constante en la red.

Algunos informáticos o desarrolladores de aplicaciones argumentan que la velocidad deja mucho que desear y nunca se puede esperar que el servicio sea estable

Pero con los años se ha convertido en una decepción, incluso para los pocos privilegiados que han logrado tener el servicio en casa, y uno de los motivos es la falta de estabilidad en la red.

Algunos informáticos o desarrolladores de aplicaciones argumentan que la velocidad deja mucho que desear y nunca se puede esperar que el servicio sea estable, permita intercambiar grandes archivos o visualizar con gran calidad servicios en directo. Aunque da algunas comodidades por la posibilidad de estar en casa, el primer escollo llega por la accesibilidad.

Las dificultades técnicas son muchas. Para comenzar, es preciso vivir en alguna zona de Cuba en la que el servicio esté disponible, pero después es necesario tener teléfono fijo en casa. A finales de 2019, había 1,2 millones de líneas residenciales en Cuba, según datos de Etecsa, herencia de una gestión posterior a la Revolución, que limitaba la disponibilidad a quienes habían hecho sus contratos antes de 1959 y quienes recibieran el privilegio por su proximidad al poder o su pertenencia a una élite de profesiones privilegiadas.

Posteriormente, y con la llegada de la telefonía móvil, el fijo dejó de interesar, incluso cuando en 2012 Raúl Castro modificó la legislación para el traspaso de las líneas telefónicas. Nauta Hogar parecía llegar para cambiar las cosas y estimular la, pese a todo, complicada adquisición de un teléfono en casa. Las tarifas se han convertido en la mejor manera de desincentivar un servicio que en la mayoría de países es tan común como un simple refrigerador.

Desde el 1 de enero, con los nuevos precios de la Tarea Ordenamiento, la conexión a Nauta Hogar va de los 250 pesos por 30 horas a una velocidad de 1024 Mbps de descarga por 512 kbps, la máxima velocidad que se alcanza en el país, hasta los 1.375 pesos por 60 horas.

Cuando se acaba ese paquete inicial, el cliente tiene que navegar con cupones que van desde 50 a 500 pesos, donde cada hora cuesta 25 pesos.

Estos precios y la ausencia de una tarifa plana convierten el servicio en poco o nada apetecible. En países como Estados Unidos, México o España se alcanzan velocidades muy superiores por un tiempo ilimitado a precios similares a los cubanos, teniendo en cuenta, además, que para los bolsillos de sus ciudadanos no suponen tan grave menoscabo.

En países como Estados Unidos, México o España se alcanzan velocidades muy superiores por un tiempo ilimitado a precios similares a los cubanos

La española Movistar, heredera de Telefónica y una de las compañías más potentes en América Latina, ofrece en España paquetes de fibra óptica a 300Mb más línea fija con llamadas ilimitadas a 38 euros mensuales (equivalente a 1.100 pesos). En este país, según datos de 2019, el 91% de las casas tiene acceso a internet, cifra que se eleva en las familias con hijos dependientes hasta un 99%.

En la Unión Europea, un 89% de familias tiene acceso a la red, cantidad que también se incrementa para las que tienen hijos hasta el 96%.

En México, donde según cifras oficiales la penetración de la red es del 70%, la tarifa es parecida a la española, con planes que rondan los 30 dólares al mes para un servicio ilimitado de internet.

Por menos de 20 dólares al mes, por cierto, se puede tener internet a máxima velocidad (1 Gb/s) en Rumanía, Moldavia, India, Hungría, Letonia y Ucrania.

Durante la pandemia, se ha recurrido a la red para celebrar reuniones, hacer entrevistas, teletrabajar, dar y recibir clases online, informarse o descansar disfrutando de series, películas o visitas virtuales a museos. Todo un mundo con el que pasar las horas de aislamiento y reclusión que han puesto en evidencia que la diferencia entre tener internet en casa y a precios asequibles y no tenerlo es la nueva desigualdad.

Otro de los jarros de agua fría de la Mesa Redonda de este miércoles fue la presentación de Mayra Arevich Marín, presidenta ejecutiva de la Etecsa. La funcionaria aclaró que "algún día llegaremos a las tarifas planas, pero aún debemos crear capacidades e infraestructuras", en relación con la conexión de datos sobre los móviles.

En los últimos dos años han sido constantes las demandas de los clientes de este monopolio estatal para que se comercialicen paquetes con tarifa plana que incluya navegación web, llamadas y el servicio de mensajes de solo texto (SMS). Con la etiqueta #BajenLosPreciosDeInternet los usuarios han solicitado también esta modalidad de pago.

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