Los restos del carguero espacial ruso fuera de control caerán a 1.600 kilómetros de Cuba
Los componentes de Progress que no se desintegren llegarán al Atlántico el próximo sábado según los últimos cálculos
Moscú/(con información de agencias) Los restos del carguero espacial no tripulado Progress M-27M, que orbita fuera de control desde hace varios días caerán en el Atlántico, a unos 1.600 kilómetros de Cuba, el próximo sábado al Atlántico el 9 de mayo. Así lo han determinado los últimos cálculos realizados por expertos de Rusia y EE UU según la prensa de Moscú.
Si la nave rusa, que pesa más de siete toneladas, mantiene su trayectoria actual, según está previsto, la mayor parte de la nave se desintegrará dentro de un par de días en la atmósfera terrestre, aseguraron los expertos. Sin embargo, los componentes de titanio y acero inoxidable no se fundirán y caerán al Atlántico el próximo sábado hacia las 13:30 horade Cuba, según los cálculos de los expertos. Progress gira fuertemente sobre su propio eje, por lo que no está descartado que cambie su trayectoria.
Las naves Progress, que se emplean desde hace 35 años, son uno de los grandes orgullosos de la industria aeroespacial rusa, con un historial prácticamente inmaculado: hasta ahora habían sufrido un solo accidente, en agosto de 2011, provocado por un fallo del cohete portador.
El Centro de Control de Vuelos Espaciales (CCVE) de Rusia perdió el control del carguero, lanzado desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) a las 07.10 GMT del martes 28 de abril, después de que éste quedara situada en una órbita errónea y dejara de enviar datos a la Tierra debido a que no se desplegaron todas sus antenas. Los intentos por retomar el control de la nave automática, que debía llevar a la Estación Espacial Internacional (EEI) cerca de 2,5 toneladas de suministros —combustible, oxígeno, alimentos, equipos científicos—, han sido hasta ahora infructuosos.
"En el curso de unas pruebas adicionales (...) se ha detectado falta de hermetismo en los principales conductos del sistema de propulsión, por lo que es imposible que el carguero continúe su vuelo y se acople de manera segura a la EEI", ha declarado Ígor Komarov, director de Roscosmos, la agencia espacial rusa.
Progress gira fuertemente sobre su propio eje, por lo que no está descartado que cambie su trayectoria
El número dos de Roscosmos, Alexander Ivanov, ha explicado que la avería "probablemente esté relacionada con la separación de la nave de cohete portador", aunque habrá que esperar los resultados de la investigación para establecer su causa.
Las autoridades de sector aeroespacial ruso coinciden en que la pérdida de la Progress no afectará a los actuales tripulantes de la EEI: los rusos Antón Shkaplerov, Guennadi Padalka y Mijaíl Kornienko, la italiana Samantha Cristoforetti y los estadounidenses Terry Virts y Scott Kelly.
"Hemos hecho un inventario de lo que hay a bordo (de la EEI) y puedo decir que hay suficientes reservas de todo: oxígeno, agua, combustible", ha asegurado Soloviov, quien defiende que debieran bastar hasta la llegada del próximo carguero, prevista para el 6 de agosto próximo.
Sin embargo, lo más probable es que la agencia espacial rusa adelante el lanzamiento de la Progress M-28M, que ya se encuentra en el cosmódromo de Baikonur, que podría llevarse a cabo no antes de junio, pues se requiere como mínimo un poco más un mes para los preparativos de la nave.
La familia de las Progress nació para abastecer la estación espacial soviética tripulada Saliut 6, la primera para misiones de larga duración, puesta en órbita en 1979. Cada año, Rusia envía entre tres y cuatros cargueros con suministros para la Estación Espacial Internacional, un proyecto en el que participan 16 países y que tiene un coste estimado en 100.000 millones de dólares.
La plataforma, con tripulantes a bordo de manera continuada desde 2000, tiene una masa de cerca de 450 toneladas y orbita a una distancia de entre 335 y 460 kilómetros de la Tierra, con una velocidad de unos 27.000 kilómetros por hora