Aduana, otro punto en contra

La institución estatal, una de las más temidas y repudiadas por el público, vuelve a sacar una advertencia en forma de reportaje televisivo

Interior de la maleta de un viajero proveniente de Miami. (14ymedio)
Interior de la maleta de un viajero proveniente de Miami. (14ymedio)
Víctor Ariel González

24 de noviembre 2014 - 07:05

La Habana/Desde comida hasta motocicletas, metidas en tanques de agua plásticos, los cubanos utilizan las vías más inverosímiles para entrar productos a su país. Pero no se trata de drogas o arsenal militar, sino de artículos de primera necesidad destinados tanto a satisfacer una demanda de consumo, como a abastecer un mercado minorista que el Estado –hasta ahora– es incapaz de suplir.

En uno de los habituales reportajes de la televisión nacional donde se pretende aleccionar a la audiencia, recientemente un reportero oficial ha resaltado que "la Aduana (...) ha decomisado varios contenedores con artículos que no clasifican como menaje de casa, pues en ellos hay ropa, calzado, artículos de aseo y alimentos. Asimismo materiales de construcción o reparación de viviendas, accesorios y piezas de repuesto de cualquier tipo, tanques de agua llenos de misceláneas, un compresor de una unidad centralizada de aire acondicionado y motos de combustión interna, nuevas o desarmadas en piezas, para burlar el control aduanal."

El "menaje de casa" es una de las clasificaciones que emplea la Aduana General de la República (AGR) para los productos que los cubanos traen a la Isla cuando regresan de viaje, o que envían acá por paquetes.

El motivo de las irregularidades descritas por la prensa, según una funcionaria de la AGR llamada Yudeisis Alfonso, radica en que "una de las ventajas fundamentales para las personas naturales es que el menaje está exento del pago de los derechos de Aduana. Y es lamentable que existan personas que utilicen esta operación para intentar introducir al país mercancías sin declarar a la Aduana, tal como establece el decreto ley 162 de 1996 en su artículo 6."

En palabras de Jorge Alberto, un cubano con pasaporte español que durante meses sirvió de mula para importar pequeños volúmenes de mercancías y buscarse unos 150 CUC por viaje, "lo realmente lamentable es que tengamos que traer las cosas a escondidas porque las tiendas están peladas". Cuando el Gobierno recrudeció las medidas administrativas sobre lo que considera "importación comercial", además de prohibir la venta de ropa o calzado, Jorge Alberto se quedó sin trabajo y lo que hará ahora es emigrar definitivamente de Cuba.

“Lo realmente lamentable es que tengamos que traer las cosas a escondidas porque las tiendas están 'peladas'", dice Jorge Alberto

La AGR se presenta como parte de un férreo sistema de control estatal que obstaculiza el desarrollo de los negocios privados en Cuba, donde no existe un mercado mayorista para muchas de las actividades por cuenta propia. Para esta institución representa todo un logro mostrar ante las cámaras casos como el que describe una de sus funcionarias, Aniuska Navarro: "Dentro de este tanque blanco había una moto de combustión interna, separada en piezas. Este tanque hubo que picarlo para poder acceder a las piezas de la moto".

El reportaje televisivo remata con que "la Aduana (...) mantiene un combate constante contra las ilegalidades", en un país cuya economía doméstica sobrevive gracias al mercado negro.

La operación de "menaje de casa" se encuentra legalmente regulada en la resolución 43/1998 del Ministerio de Finanzas y Precios y la resolución 122/2009 de la AGR, pero "en ocasiones" se ha detectado a ciudadanos "importando al país, grandes volúmenes de mercancías, que evidencian un marcado carácter comercial", así como "la intención de importar artículos pertenecientes a terceros, que debieran utilizar una operación de Aduana diferente, que implica abonar los aranceles en pesos convertibles".

Es decir, que además del decomiso de los artículos –de los que se desconoce qué destino sufren luego–, los infractores son procesados penalmente por evasión fiscal, "denunciándose tal y como debe corresponder a los órganos competentes: el Ministerio del Interior y el sistema de justicia".

Entre los afectados, grupo que abarca tanto a comerciantes como a consumidores, abundan opiniones como las de Jorge Alberto. "Que los impuestos aduaneros sean tan altos constituye el motivo esencial por el que incurrimos en esos delitos. No nos dejan levantar cabeza."

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