Cuba, rasgada tras el paso del huracán Ian
Cierran el Malecón por la entrada del mar y las calles de La Habana siguen repletas de los restos del ciclón
La Habana/Los gigantescos árboles arrancados de cuajo por el huracán Ian siguen este jueves derrumbados en las calles de La Habana. ¿Cuántos días más estarán así? La respuesta es incierta. El Gobierno cubano dije que "trabaja intensamente", sin detallar en qué están consistiendo sus tareas.
En numerosas ventanas, penden, rotos, cristales destruidos por la fuerza del viento, con el consecuente peligro de convertirse en guillotinas si caen al suelo desde pisos elevados.
El pan y las galletas, como la luz, venida abajo por el colapso del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tras el paso del ciclón, continúan desaparecidos. Los hospitales y los hoteles, especialmente los grandes, son polos de atracción para quienes buscan corriente para sus teléfonos.
El Habana Libre, uno de esos oasis de electricidad, no solamente ofrecía luz, sino alimentos en su cafetería. Con los precios habitualmente elevados, eso sí.
El costo de los alimentos, por otra parte, es patente en los mercados. Desde la semana pasada, por ejemplo, el frijol colorado se elevó de 130 a 150 pesos, la frutabomba de 30 a 40, el pepino de 50 a 80.
La calle San Lázaro, desde temprano, es un caos debido al trasiego de autos y personas. Una de las principales arterias de Centro Habana, es también, justamente, la vía por la que desvían el tránsito cuando está cerrado el Malecón.
Y en efecto, cerrado estaba, debido a "penetraciones", el eufemismo fallido de las autoridades para llamar a la entrada de las olas del mar.
Habitualmente una de las estampas más fotografiadas de la capital cubana por visitantes propios y extranjeros, el huracán había dejado otra estampa: la bandera rasgada a la altura de la calle G. Toda una metáfora.
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