Jóvenes cineastas desafían la historia oficial

Jóvenes directores presentan sus muestras en la seección 'Moviendo Ideas' de la 16 Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en La Habana. (14ymedio)
Jóvenes directores presentan sus muestras en la sección 'Moviendo Ideas' de la 16 Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en La Habana. (14ymedio)
Luz Escobar

08 de abril 2017 - 15:44

La Habana/¿Fueron los hechos tal y como se cuentan en los libros? ¿Es la historia oficial un reporte de lo que realmente ocurrió? El intento de responder esas preguntas inspira al documental y los dos cortos de ficción que se presentaron el miércoles en la sección Moviendo Ideas de la 16 Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en La Habana.

Bajo el lema El olvido no existe, los realizadores se acercaron a la memoria colectiva y familiar para mostrar un punto de vista muchas veces ignorado por la épica del discurso revolucionario. Las obras hurgan en esos recuerdos que los cubanos atesoran sobre momentos de la vida nacional, más allá de los ribetes dorados que la versión institucional les agregó.

Los desastres económicos, una guerra en un lejano continente y el drama de la separación familiar tras el exilio, fueron algunos de los temas abordados por esta nueva generación de realizadores audiovisuales que muestra un especial interés por mirar hacia el pasado. Hijos del adoctrinamiento y de los silencios oficiales parecen dispuestos a arrojar luz sobre las zonas más oscuras de lo sucedido en este medio siglo.

El director Pedro Luis Rodríguez se acerca con el corto Informe personal a las vísperas de la Ofensiva Revolucionaria de 1968. Un parteaguas para la vida económica de la nación que trajo profundos efectos en el comercio, el abastecimiento y hasta en la mentalidad de los nacidos tras aquel cierre masivo de los negocios privados.

¿Fueron los hechos tal y como se cuentan en los libros? ¿Es la historia oficial un reporte de lo que realmente ocurrió?

En menos de media hora, Rodríguez muestra los conflictos que vive Ricardo, un analista de la Junta de Planificación que se dispone a presentar ante su jefe un informe sobre las consecuencias de la medida que está a punto de ser tomada. El protagonista defiende su derecho a participar en las decisiones que se toman en el país o, al menos, a ser escuchado, pero todo resulta en vano.

Informe personal recoge esa mirada desde abajo sobre un acontecimiento histórico cuya decisión fue tomada “bien arriba”. Una ofensiva de la cual el Gobierno nunca ha hecho una autocrítica pública, aunque un cuarto de siglo después autorizó nuevamente al sector privado. Hoy más de medio millón de trabajadores pujan por mantenerse a pesar de los férreos límites legales y las dificultades económicas.En el debate con el público tras la proyección en la sala Chaplin, Rodríguez reconoció que su película es “un guiño” al actual fenómeno del trabajo por cuenta propia. Su deseo es que la obra sirva para hacer “una reflexión sobre este presente” y que se medite “sobre la participación y la necesidad de ser escuchado y de ser consecuente con uno mismo”.

El aluvión de recuerdos y cuestionamientos continuó con el cortometraje de ficción Taxi, dirigido por Luis Orlando Torres, un material que aborda otro de los tantos temas apenas tocados al margen de los encendidos discursos del poder: la guerra en Angola y sus secuelas en la sociedad, las heridas físicas y mentales que dejó ese conflicto fuera de las fronteras insulares, son el centro de la trama.

'Informe personal' recoge esa mirada desde abajo sobre un acontecimiento histórico cuya decisión fue tomada “bien arriba”

Torres se centró en las afectaciones a las familias y estableció un paralelismo con las misiones médicas internacionalistas y sus consecuencias para el hogar. La película desarrolla una historia de suspenso que comienza cuando un taxista recoge a un pasajero de forma aparentemente casual. Una breve conversación bastará para poner en tela de juicio aspectos morales de una guerra que el Gobierno defendió siempre como un acto de solidaridad.

Por su parte, El hijo del sueño, dirigido por Alejandro Alonso y filmado en 16 milímetros con una cámara Bolex, revive a través de cartas y postales familiares los recuerdos del realizador sobre un tío al que no pudo conocer debido a la separación provocada por el éxodo del Mariel. El material es fruto de un taller impartido en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños por el director canadiense Philip Hoffman.

Más allá de los valores estéticos y artísticos de cada uno de los materiales presentados en Moviendo Ideas, salta a la vista que buena parte del cine joven que se hace en la Isla no está intentando agradar a las instituciones ni acepta verdades preestablecidas. Es un movimiento incómodo, irreverente, cuestionador y dispuesto a desmentir una historia épica que ha sido conformada más con silencios que con verdades.

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