"Demolerán mi casita conmigo dentro"

Los inspectores de vivienda de Santiago de Cuba amenazan con desalojar a una profesora y su hija

La precaria construcción de Yaneysi Dupuy, en un descampado abandonado del Estado en Santiago de Cuba. (14ymedio)
La precaria construcción de Yaneysi Dupuy, en un descampado abandonado del Estado en Santiago de Cuba. (14ymedio)
Francisco Herodes Díaz Echemendía

16 de febrero 2021 - 19:49

Santiago de Cuba/Yaneysi Dupuy Zamora llevaba 13 años durmiendo en la sala de la casa de su abuela junto con su hija, de 10 años. Hace dos meses decidió, con los pocos materiales que encontró, construir una pequeña casa en un terreno abandonado por el Estado en la calle Bartolomé Masón (San Basilio), esquina Peralejo, en el centro de Santiago de Cuba.

Ahí, en un descampado sin techo que en el pasado fue un edificio de uso estatal pero del que solo queda la fachada, fueron instalándose otras familias hasta construir nueve pequeñas viviendas con materiales recogidos de las calles.

"Este espacio estaba vacío, no había casi nada, solo basura y tres casitas de madera recién construidas. Me acerqué a una de las vecinas y le pedí de favor que si yo podía levantar algo propio en un rincón", cuenta a 14ymedio. Dupuy, de 38 años, había entregado varias solicitudes para poder acceder a una parcela estatal, pero nunca obtuvo respuesta.

Dupuy, de 38 años, había entregado varias solicitudes para poder acceder a una parcela estatal, pero nunca obtuvo respuesta

Hace unos días, recibieron la visita de los inspectores del Instituto de Planificación Física para informarles de que no podían permanecer en el local y les entregaron un aviso de que demolerían las casitas dentro de 72 horas. "No tengo baño, no tengo nada, pero aun así, en este pedacito, cuando yo cierro mi puerta, puedo aunque sea descansar", asegura Dupuy. "Desde hace más de una semana estoy sin paz".

La legislación cubana considera "ocupante ilegal" a quien haya construido u ocupe "una vivienda edificada en terreno que sea propiedad conocida de otra persona que no haya accedido a dicha edificación, o en terreno estatal sin autorización alguna". Las penalizaciones incluyen multas, la demolición de la vivienda y el desalojo.

Poco después de la primera visita, otro inspector multó a cada familia con 500 pesos. "No se fijó en las condiciones en que estoy viviendo con una niña chiquita, que no tengo dinero ni para comer y cómo voy a pagar una multa de 500 pesos. No puedo desbaratar esto, porque ¿dónde voy a dormir con mi hija?".

El inspector regresó a los tres días y los sancionó con otra multa de 1.000 pesos y les advirtió de que luego les pondría otra de 1.500. "Yo no sé ni cómo se llama porque no tenía ni su identificación", dice Dupuy, "pero me amenazó delante de mi hija: 'Lástima que tus tejas están muy bonitas porque te las vamos a desbaratar', así me dijo". A lo que ella contestó: "Bueno ustedes la demolerán conmigo dentro. Cerraré la puerta de mi casita con mi niña dentro".

Los residentes ilegales alegan que el terreno estaba abandonado, convertido en un basurero que ellos han ido limpiando poco a poco, en medio de una ciudad con serios problemas habitacionales. "Esto era una inmoralidad, mientras hay tanta gente sin casa en Santiago", comenta a 14ymedio otra de las ocupantes del solar yermo.

Con anterioridad, el lugar fue un gran almacén vinculado al comercio privado que resultó nacionalizado en la década del 60. En 2012 los vientos del huracán Sandy derrumbaron el techo del inmueble y, pasado unos años, en su interior se colocaron kioscos para la venta de cerveza y refresco a granel. Así, hasta que se fue llenando de desperdicios para molestia de los vecinos de la zona que se quejaban de las ratas y los malos olores.

"¿Usted cree que esto tiene las condiciones óptimas para que un ser humano viva? No", dice tajante Dupuy, que es profesora de la Escuela Provincial de Artes. "Solamente el que tiene necesidad, y aun así tratamos de vivir porque no tenemos dónde".

"Todo esto que yo estoy viviendo quisiera que fuera un mal sueño, me siento triste", afirma la santiaguera, que pese a todo lo que está pasando continúa esforzándose por su hija y hasta cursa la licenciatura de Enseñanza Artística en la Universidad de Oriente. "Yo soy trabajadora, no me dejen desamparada con una niña porque no sé a dónde voy a vivir".

Según datos oficiales, el déficit habitacional en Cuba alcanzó el pasado año las 929.695 casas. Entre las provincias más afectadas están La Habana, con una escasez de 185.348 viviendas; Holguín, con 115.965, y Santiago de Cuba, con 101.202.

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