Troncos y ramas derribados por el huracán Ian sin recoger en las calles de La Habana

Ninguna de estas realidades se discute en la prensa oficialista y, desde luego, no le quitan el sueño a los dirigentes locales ni al Gobierno de la Isla

Esquina de 17 y K en El Vedado, La Habana. (14ymedio)
Esquina de 17 y K en El Vedado, La Habana. (14ymedio)
Juan Diego Rodríguez

08 de diciembre 2022 - 21:13

La Habana/Los árboles derribados por el huracán Ian en La Habana, hace más de dos meses, parecen no ser problema de nadie. De ello dan fe las raíces de un formidable ejemplar de laurel de la India, que sobresalen entre los escombros y la basura de la esquina de 17 y F, en El Vedado habanero.

Por el impacto de los vientos en septiembre, el laurel despedazó la verja de una oficina estatal vinculada al turismo y su tronco quedó allí hasta el regreso de los trabajadores, después del ciclón. Luego, operarios de la Empresa Eléctrica talaron el tronco caído y varias ramas de los laureles vecinos.

Según expuso un trabajador de la oficina a 14ymedio, todos los árboles fueron sembrados juntos y pertenecen a la misma variedad. "A los pocos días del ciclón, la gente de la oficina intentó limpiar el lugar con machetes y dejó la basura en la esquina", informó. "Después de muchos días, pasó un camión y se llevó lo que pudo".

El aspecto actual de la esquina de 17 y F, sin embargo, deja mucho que desear. Separado el tronco de las raíces, arrojaron estas últimas al mismo cantero donde estaba sembrado el árbol. La suciedad se ha ido acumulando alrededor del pavimento, roto también por el desgarramiento del laurel, e incluso los vecinos ya han transformado el lugar en un pequeño vertedero.

Tampoco se ha reparado la verja, cuyos barrotes fueron doblados por el golpe del tronco, y no parece haber planes de restaurar la columna de concreto que fijaba la reja, también destrozada por el laurel.

La desatención de Servicios Comunales y el paso despreocupado de los transeúntes no augura ningún cambio en la pésima higiene de la calle.

La desatención de Servicios Comunales y el paso despreocupado de los transeúntes no augura ningún cambio en la pésima higiene de la calle. El árbol, la basura e incluso un oxidado tanque de aluminio que les hace compañía han caído en tierra de nadie.

Para mayor ironía, la entrada del edificio ostenta, orgullosamente, la placa que distingue a sus ocupantes como un Colectivo de Tradición Heroica.

No es la primera vez que 14ymedio constata la falta de limpieza en las calles habaneras, sobre las cuales el huracán Ian ha dejado huellas que perduran más de dos meses después. "Como la acera es responsabilidad de las autoridades, nadie, ni la empresa ni los vecinos, hará más nada", comenta el trabajador.

Los árboles arrancados de cuajo por el huracán, la hojarasca y las raíces que nadie limpiará, y la basura que va dejando la gente son ya un paisaje habitual en los barrios capitalinos. Este diario denunció cómo los vecinos del parque Trillo, en Centro Habana, deben bordear las ramas caídas y evitar el paseo mal asfaltado.

Al caos de las áreas públicas se suma el daño a monumentos, la rotura de los bancos y la mala calidad del pavimento. Ninguna de estas realidades se discute en la prensa oficialista y, desde luego, no le quitan el sueño a los dirigentes locales ni tampoco al Gobierno de la Isla.

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