Trump se debate entre retoques y grandes cambios a la política hacia Cuba

Trump acusó a los aliados de no invertir lo suficiente en la defensa común y a la vez, paradójicamente, eludió un compromiso expreso con el pacto de protección mutua de la Alianza. (EFE)
Donald Trump también podría entorpecer el negocio a las aerolíneas y cruceros que han empezado a programar trayectos regulares a Cuba. (EFE)
Lucía Leal

04 de junio 2017 - 15:58

Washington/(EFE).- El presidente de EE UU, Donald Trump, parece decidido a cumplir su promesa de campaña de modificar la política estadounidense hacia Cuba, pero está por ver si hará cambios significativos u optará por retoques simbólicos para no enfangarse demasiado en la guerra de pasiones que genera el asunto.

Trump planea hacer pronto, posiblemente este mismo mes, un anuncio sobre la revisión que encargó cuando llegó al poder sobre la política de apertura a Cuba impuesta a partir de diciembre de 2014 por su predecesor, Barack Obama.

El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, encargado de la revisión, ha confirmado que presentará pronto opciones al presidente para que decida, y se rumorea que Trump podría anunciar su decisión en Miami (Florida), en un guiño al sector anticastrista que más le ha presionado sobre el tema.

La Casa Blanca baraja prohibir que las empresas estadounidenses negocien con entidades que tengan lazos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba

Varias fuentes familiarizadas con el proceso aseguraron que la Casa Blanca baraja prohibir que las empresas estadounidenses negocien con entidades que tengan lazos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, así como endurecer las restricciones a los viajes de estadounidenses.

Pero nada es definitivo hasta que Trump, conocido por su carácter voluble, tome una decisión sobre el tema, que no parece prioritario ni para su agenda política ni para sus intereses geoestratégicos.

Trump dijo en una entrevista hace poco más de un año que no le importaría abrir un hotel en Cuba, y durante las primarias republicanas se mostró favorable a la reapertura.

En público, sin embargo, Trump se fue alineando con la línea dura anticastrista a medida que buscaba votos en Florida el año pasado, y prometió que "revocaría" las medidas de Obama "a no ser que el régimen de los Castro" restaurara "las libertades en la isla".

La Casa Blanca ha asegurado que dará prioridad a los derechos humanos en su revisión de la política hacia Cuba, y el pasado 20 de mayo Trump se comprometió a respaldar una transición a un Gobierno cubano que "defienda los valores democráticos".

Está por ver si las acciones de Trump estarán a la altura de su dura retórica, y por ahora nadie en la Casa Blanca parece plantearse una ruptura de las relaciones diplomáticas o de los acuerdos que se han alcanzado en los últimos dos años en temas de interés común.

Pero la revisión de la política hacia Cuba ha generado una brecha entre los veteranos de agencias como el Departamento de Estado y el de Agricultura, que defienden el statu quo, y los estrategas políticos de la Casa Blanca, que quieren cumplir la promesa de campaña de Trump, según dos fuentes cercanas al proceso.

En ese debate han tenido una influencia clara dos legisladores republicanos de origen cubano, el senador Marco Rubio y el congresista Mario Díaz-Balart, que han presionado desde hace meses para moldear los posibles cambios de política.

"Estoy seguro de que el presidente cumplirá su promesa y hará cambios selectivos, estratégicos y que ayuden a la libertad política y económica" en Cuba, declaró Rubio en un comunicado esta semana.

Lo que conseguirían esos cambios "es disuadir a las compañías estadounidenses de exportar a Cuba o hacer negocios en Cuba" por miedo a exponerse a multas, indicó a Efe un abogado experto en la legislación estadounidense sobre la isla, Robert Muse.

Con él coincide Ted Piconne, un experto en Cuba en el centro de estudios Brookings, quien dijo a Efe que la medida disuadiría a empresas estadounidenses de invertir en "construcción, transporte público, hoteles, puertos o seguridad aeroportuaria" en la Isla, dado el "importante papel" del Ejército cubano en esos sectores.

Trump también podría entorpecer el negocio a las aerolíneas y cruceros que han empezado a programar trayectos regulares a Cuba, en caso de que decida endurecer las restricciones a los viajes de estadounidenses a la Isla

Trump también podría entorpecer el negocio a las aerolíneas y cruceros que han empezado a programar trayectos regulares a Cuba, en caso de que decida endurecer las restricciones a los viajes de estadounidenses a la Isla, como pronostican algunas fuentes.

Los rumores sobre los posibles cambios han decepcionado a parte del entorno de Obama, que teme ver diluirse otra pieza de su legado tras la retirada de Trump del Acuerdo de París sobre el clima.

"Parece que no entiendan que hay un apoyo mayoritario entre los estadounidenses a la apertura a Cuba. Están enfocando esto como si fuera 1996, y no se dan cuenta de que las cosas han cambiado", dijo a Efe el exasesor de Obama para Latinoamérica Mark Feierstein.

Pero todo está por decidir y algunos, como Muse, apuestan a que el próximo anuncio de Trump sobre Cuba no será el último, sino que el mandatario buscará, más adelante, hacer suyo el acercamiento mediante la búsqueda de un "gran acuerdo" con la isla, como sugirió durante la campaña electoral.

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