Vecinos de La Habana Vieja duermen en un portal por temor al derrumbe de su vivienda

Los más desesperados de entre las nueve familias que viven en el destartalado inmueble prefieren estar a la intemperie por temor a que las intensas lluvias de la tormenta subtropical Alberto provocaran el desplome de su vivienda

Los vecinos prefieren pasar las noches a la intemperie antes que ver el edificio caer sobre su cabeza. (14ymedio)
Los vecinos prefieren pasar las noches a la intemperie antes que ver el edificio caer sobre su cabeza. (14ymedio)
Luz Escobar

28 de mayo 2018 - 14:58

La Habana/Una cuna, una cama amplia y un cochecito de bebé son los primeros objetos con que se topan los transeúntes que caminan por los portales de la calle Zulueta en La Habana Vieja. En el número 505, los más desesperados de entre las nueve familias que viven en el destartalado inmueble -declarado inhabitable por las autoridades- han preferido pasar los últimos días a la intemperie por temor a que las intensas lluvias de la tormenta subtropical Alberto provocaran el desplome de su vivienda.

Este sábado, varios de ellos, incluida una bebé de dos meses, permanecían en el portal. Iraida Alberto es una de esas vecinas que durante los días de lluvias decidió llamar la atención de las autoridades de una manera desesperada. El martes pasado salió con sus pertenencias para la calle y cerró el acceso de la vía con sus muebles ante el temor de que el techo sobre su cabeza se derrumbara.

El ir y venir por el portal es incesante en una zona muy poblada de La Habana Vieja, cercana a la Estación Central de Ferrocarril. En la cama que está en medio del portal, cubierta con una frazada de colores llamativos, pasa las noches la familia, en especial la abuela, la madre y la niña mayor.

Las noches en el portal también pueden ser peligrosas. Cuando alguien se acerca mucho en la madrugada, la preocupada abuela piensa que le quieren robar y "así no se puede dormir con tanto sobresalto".

"El jueves me desperté porque tenía a una persona delante de mí tirándome fotos", cuenta la mujer. "No me molesta que venga la prensa porque quiero contar lo que me ocurre, pero despertar así a las tres de la madrugada es terrible".

"Este edificio tiene 23 derrumbes parciales. Encima de nuestra casa viven ocho familias, aunque algunas se han ido a albergues", cuenta a 14ymedio preocupada. Iraida Alberto, abuela de una niña de cuatro años y otra de dos meses que nació prematura, lamenta la indiferencia de la instituciones estatales.

A la calle, bloqueada por enseres y bultos, llegaron dos policías motorizados, algunas patrullas y una docena de uniformados que parecieron entender la precariedad de la situación, pero le exigieron a Iraida Alberto que no alterara el orden y se quedara en el portal, donde "no hay tráfico". Luego se fueron.

De los 3,8 millones de inmuebles residenciales que hay en la Isla, al menos un tercio de ellos presenta un estado constructivo entre regular y malo, según datos oficiales

"Aquí no han venido el Gobierno ni el Partido (Comunista)", explica a este diario. Los únicos representantes de alguna entidad oficial que han pasado por el lugar son los encargados de Albergues de La Habana, unos alojamientos temporales para damnificados de huracanes y derrumbes. Sin embargo, Iraida Alberto sabe que trasladarse hacia esos lugares es un camino sin salida en muchos casos.

Cuba tiene un déficit habitacional de más de 800.000 viviendas. De los 3,8 millones de inmuebles residenciales que hay en la Isla, al menos un tercio de ellos presenta un estado constructivo entre regular y malo, según datos oficiales.

Cuando una familia sufre la pérdida o el derrumbe de su vivienda es a menudo recolocada en un albergue. La permanencia en esos sitios es de un promedio de 20 años y en los 120 de estos alojamientos ubicados en la capital, la mayoría de ellos en antiguas posadas o naves industriales, viven hacinadas más de 126.000 personas, mientras otras 34.000 luchan por hacerse con un lugar dentro de ellos.

Iraida Alberto pasó tres lustros de su vida en uno de esos lugares. "Aquí me trajeron hace dos años engañada, después de vivir por quince años en un albergue con mis hijos", recuerda. La falta de privacidad y las malas condiciones de aquel alojamiento aumentaron el desespero de la familia por abandonar el lugar.

"Cuando llegué el edificio no estaba apuntalado y los funcionarios me dijeron que firmara antes de entrar porque otra familia quería colarse". La mujer no lo pensó dos veces.

"Al pasar unos días y cuando hablé con los vecinos supe que ya habían sufrido ocho derrumbes parciales y que el inmueble estaba declarado inhabitable". No obstante. "así y todo lo habían entregado como si fuera una solución definitiva", se queja.

Para la mujer, lo más difícil de aceptar es la indefensión en que se siente. "El Gobierno no nos ha brindado ningún apoyo, ni siquiera algo de comida para los niños". "A veces tengo que entrar a la vivienda a pesar del peligro de derrumbe para poder cocinar", aclara Iraida Alberto.

Algunos vecinos se han sensibilizado con la situación y ayudan dejando que la bebé, que aún tiene algunos problemas de salud debido a su nacimiento prematuro, pase las noches en su casa.

En una entrevista publicada este domingo, el Historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler advertía de que "es tan importante recuperar el tejido social como la ciudad misma". Este mismo lunes la prensa oficial incidía en el asunto afirmando que el presidente, Miguel Díaz-Canel, ha instado a dar prioridad al programa de vivienda. Casos como el de Iraida Alberto permanecen a la espera que esas palabras se hagan realidad.

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