Alejandra, de 7 años, dibujó la casa de sus sueños antes de morir aplastada por un derrumbe

Derrumbe

Miles de cubanos arriesgan su vida viviendo en casas en mal estado

Alejandra Cotilla Portales, en una de las imágenes en su taller de dibujo, en La Habana.
Alejandra Cotilla Portales, en una de las imágenes en su taller de dibujo, en La Habana. / Centro Loyola Reina
Olea Gallardo

14 de julio 2025 - 11:28

La Habana/Una niña de tez oscura y ojos enormes, vivísimos, mira a la cámara en mitad de un dibujo. Sobre la hoja en blanco, aparecerá una figura imposible en Cuba, un muñeco de nieve, y otras dos que ella no pudo tener: casas gigantes con techo. Son algunas de las imágenes compartidas por el Centro Loyola Reina, de La Habana, en homenaje a Alejandra Cotilla Portales, de siete años, fallecida junto a sus padres, Alejandro y Yuslaidis, en el derrumbe del sábado en la calle Monte.

Las palabras del espacio educativo, dirigido por la Compañía de Jesús, no solamente ponen nombre y rostro a la tragedia, sino que la vuelven más cruda. “Alejandra, la más pequeña de nuestro Taller de Dibujo, se destacó siempre por su vocación, su gracia y su extraordinario talento para las artes plásticas. Su creatividad, seguridad y alegría llenaban de luz cada espacio que compartía con nosotros. Su corta pero brillante trayectoria fue reconocida en cada concurso en el que participó, y su entusiasmo era inspiración para sus compañeros y profesores”, expresa la comunidad, con “dolor y consternación”.

Alejandra de pequeña en brazos de su padre, Alejandro Cotilla.
Alejandra de pequeña en brazos de su padre, Alejandro Cotilla. / Facebook

El texto destaca el papel maternal de Yuslaidis Portales: “Su mamá, siempre presente y atenta, era ejemplo de amabilidad y compromiso con la formación de su hija”. E incluye en su plegaria fúnebre una denuncia sobre la precariedad de las viviendas en la Isla: “Oramos al Padre para que cambien las estructuras que hacen que miles de cubanos tengan que arriesgar su vida viviendo en casas en mal estado”.

Mientras la prensa oficial y las autoridades –la Asamblea del Poder Popular municipal sí confirmó la noticia el mismo día del derrumbe– ignoran a las víctimas, amigos y conocidos ayudan a recordarlas a través de las redes sociales. Así, la ortopedista que trataba a la pequeña Alejandra, Mercedes Tabio: “Eran excelentes personas. La mamá muy preocupada por su niña, la llevaba religiosamente a todas las consultas, y la niña muy educada”.

“Alejandra, una niña tan cariñosa, y su mamá, tan preocupada, siempre con su hijita para todos lados. Cuánto dolor siento”

En la misma línea se pronuncia Taimy Arébalo Guerrero: “Alejandra, una niña tan cariñosa, y su mamá, tan preocupada, siempre con su hijita para todos lados. Cuánto dolor siento”. La mujer afirma en su publicación que coincidió con Yuslaidis en las consultas de nutrición durante el embarazo, y cuenta que los hijos de ambos estudiaron juntos el preescolar e iban a clases extraordinarias de inglés.

Aunque los comentarios hacen hincapié en las atenciones de la madre con la niña, las fotos que pueden verse de la familia en Facebook revelan también a un padre cariñoso en Alejandro Cotilla, natural de Guantánamo. Abundan las de Alejandra en sus brazos, ambos sonrientes, y las que aparece abrazado a su pareja. Dos adultos ejemplares y una niña hermosa e inteligente que florecían a pesar de la miseria cubana y que ya no están.

Yuslaidis Portales y Alejandro Cotilla, padres de Alejandra, en una imagen compartida en redes sociales.
Yuslaidis Portales y Alejandro Cotilla, padres de Alejandra, en una imagen compartida en redes sociales. / Facebook

El desplome en el que fallecieron los tres, en el número 722 de Monte, en La Habana Vieja, ocurrió mientras dormían. Sobre la zona, contó a 14ymedio Teresa, una vecina de la misma calle: “La mayoría de las casas aquí están declaradas inhabitables pero la gente sigue viviendo porque no tienen dónde irse”.

Pocas horas antes, también en La Habana, pero en el municipio de Diez de Octubre, otro inmueble “en proceso de demolición” se vino abajo con tres personas, una de las cuales murió. Ambos sucesos dan la medida del estado constructivo de la capital y de la indefensión de los habaneros contra el colapso, cada vez más acelerado, de la ciudad.

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