En Bolivia, los médicos cubanos "hacían operaciones sin necesidad, para inflar las estadísticas"

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“Se tiraban a la basura, paracetamol y diclofenaco fundamentalmente, para decir que se le estaba dando a los pacientes”, afirma un especialista a Archivo Cuba

Las brigadas médicas cubanas fueron enviadas a Bolivia entre 2006 y 2019, siendo presidente Evo Morales.
Las brigadas médicas cubanas fueron enviadas a Bolivia entre 2006 y 2019, siendo presidente Evo Morales. / Archivo/Escambray
14ymedio

07 de agosto 2025 - 12:50

Madrid/"Había que inventar los pacientes para justificar a todos los cubanos que figuraban como parte de las misiones y no tenían nada que ver con medicina". Esto cuenta a Archivo Cuba un médico cubano sobre su experiencia de varios años en la brigada sanitaria enviada a Bolivia por La Habana en tiempos del Gobierno de Evo Morales.

Una doctora de la misma misión confirma a 14ymedio el testimonio del especialista citado por la organización con sede en Estados Unidos, y agrega: "Tenían cocineros privados, custodios, choferes, servicios de lavandería, mantenimiento, amas de llaves, asesores, domésticas, secretarias y personal de apoyo: todos eran cubanos y fungían como médicos".

El galeno entrevistado por Archivo Cuba denuncia un mal uso de los medicamentos para fingir que se atendía a más pacientes de los que realmente se recibían, con el fin de hacer creer al Gobierno boliviano que se necesitaban más especialistas. “Se inventaban los procederes quirúrgicos para pedir más dinero y hacer propaganda: operaciones de pterygiums (carnosidades) innecesarias y hasta cataratas inventadas”, relata.

“Se tiraban a la basura, paracetamol y diclofenaco fundamentalmente, para decir que se le estaba dando a los pacientes”

Menciona además que se obligaba al personal de enfermería a romper jeringas de insulina, quemar o romper espejuelos graduados y deshacerse de analgésicos. “Se tiraban a la basura, paracetamol y diclofenaco fundamentalmente, para decir que se le estaba dando a los pacientes”, afirma, entre otros ejemplos.

Sin embargo, sostiene, lo que se enviaba mayoritariamente no eran médicos. “Recuerdo que una vez en una actividad oficial nos dieron un folleto que decía que en Bolivia había más de 700 ‘colaboradores cubanos’ y, de esos, menos de 300 era personal de salud. Yo sabía que la minoría eran médicos. El resto eran puros puestos a dedos. Por todos ellos había que inventar pacientes y justificar el dinero que Cuba le estaba robando a Bolivia”, lamenta.

También acusa a los coordinadores de misión de vivir en los lugares “más lujosos de La Paz”, con un séquito de personal: cocineros, seguridad, choferes, servicio de lavandería y todo tipo de empleados, a los que hacían pasar por médicos, cuando en realidad eran comisarios políticos.

El doctor acusa personalmente al entonces embajador de Cuba en Bolivia, Benigno Pérez Fernández, de enviar “enormes cajas de madera, de más de un metro de alto” por valija diplomática mientras sus compañeros tenían limitado a 40 libras su equipaje. “Los pilotos y las aeromozas se reían mucho de nosotros, se burlaban porque teníamos que viajar con varios pantalones y playeras una encima de la otra para poder trasladar algunas cosas a casa mientras que la élite podía mandar cuanto quisiera”, asegura. 

Junto con el ex embajador –en el cargo hasta 2019–, el galeno menciona a otros jefes e involucra al doctor argentino Fernando Leanes –representante de la Organización Panamericana de Salud–, a quien acusa de saber en qué condiciones trabajaban los sanitarios sin hacer nada. “Allí se atendía al presidente Evo Morales y a su familia, y Evo iba mucho. A Leanes le encantaba robar cámara y retratarse con él. Él sabía todo, conocía perfectamente lo que vivíamos”.

"En Bolivia abandonaron la misión muchos cubanos. Irónicamente, muchos eran los mismos jefes –los muy revolucionarios, unos descarados"

El doctor, que dice haber trabajado en el Centro Oftalmológico El Alto, de La Paz, y ahora está en el exterior, no abandonó la brigada por miedo a las repercusiones que podría tener para su familia. “Pero en Bolivia abandonaron la misión muchos cubanos. Irónicamente, muchos eran los mismos jefes –los muy revolucionarios, unos descarados”. 

De igual manera, afirma haber tenido dificultades para formar parte de una brigada médica, ya que –en años precedentes– había obtenido un pasaporte con la intención de emigrar a España, pero se le negó la salida. Las autoridades desconfiaban de él, pensando que quería usar su trabajo para irse de la Isla, motivo por el que era rechazado sistemáticamente. Hasta que le llegó una oportunidad en Bolivia. 

El doctor considera que también jugó en su contra el hecho de no militar en el Partido Comunista o la Unión de Jóvenes Comunistas y afirma que sus miembros aportaban 400 o 600 CUC para garantizarse una “salida rápida” de la misión. “Sé que las misiones se compran y hasta un administrador de cafetería sale como técnico médico”, sostiene.

El especialista cobraba 670 dólares –aunque le habían prometido 800–, a veces con atrasos de hasta cuatro o cinco meses, y denuncia que se le restaban 100 mensuales, presuntamente para pagar la renta y los servicios básicos que debía asumir el Gobierno boliviano, “por lo que se lo deben haber estado robando los jefes de la misión”, argumenta. El galeno sostiene haber visto una “nómina” en la que constaba que se pagaban 4.000 dólares por trabajador. 

“Al llegar a Bolivia, inmediatamente que salimos del avión, alguien de la Seguridad del Estado nos esperaba bajando la escalinata para quitarnos el pasaporte. Si había que tomar otro vuelo, te lo daban de nuevo junto con el pasaje y te lo volvían a quitar al llegar al otro destino”, cuenta, en coherencia con lo que han denunciado cientos de brigadistas, al igual que en lo que se refiere a las relaciones afectivas o personales con nacionales del país en que estaban. Las visitas a otras casas también estaban prohibidas y se les indicaba cómo responder en posibles entrevistas.

La misión internacionalista en Bolivia terminó en 2019, cuando la entonces presidenta interina Jeanine Áñez canceló el acuerdo con La Habana, alegando que "menos de un tercio eran profesionales de la salud”.

En aquel momento, salieron del país 702 médicos, de los que se calcula que 205 tenían esa titulación. "Tenían un salario de 1.040, un viático de 68 bolivianos por día (9,5 USD), y gastos de transporte aéreo pagados por el Estado, haciendo un total de unos 9.000 bolivianos (1.302 dólares) por cada uno de ellos”, dijo en aquellos días la mandataria.

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