En busca de un cartero

En ocasiones los periódicos llegan a manos de los abonados con varios días de retraso y, en otras, deben ir hasta la oficina de Correos más cercana para recogerlos

Los envíos de correos entre Cuba y EE UU se suspendieron en 1968 después de la explosión de una bomba proveniente de Nueva York en un alijo postal. (Flickr)
El avance de las nuevas tecnologías ha hecho caer en picada la entrega de cartas, telegramas y la lectura de la prensa en papel. (Flickr)
Pedro Acosta

20 de mayo 2020 - 19:23

La Habana/"Al fin apareció un cartero, vamos a ver cuánto dura. El último, que fue el que más tiempo duró, estuvo unos ocho meses, pero en cuanto empezó la pandemia desapareció", lamenta Roberto Gómez, un vecino del Casino Deportivo en La Habana.

"En los últimos tres años no he recibido temprano ni diariamente la prensa. Durante ese tiempo me la han traído más de quince personas diferentes, y algunos, solo por un día", cuenta molesto a 14ymedio.

Para Gómez, no recibir en tiempo y forma la prensa no ha significado una reducción en el pago de su suscripción. En ocasiones le llegaban los periódicos de hasta tres días juntos y cuando no hay quien se los traiga debe ir hasta la oficina de Correos más cercana para recogerlos.

Cansado, hace un mes fue a la oficina a reclamar a la administradora por una situación que, durante la pandemia, se ha agravado, pero ni siquiera estaba. "Estoy aquí aguantando el palo hasta que todo este enredo se resuelva", le respondió la persona que lo recibió.

Víctor Pérez, que trabajó en Correos hace unos siete años, se queja de que se les conozca como carteros, cuando lo menos que hacen es repartir cartas

Víctor Pérez, que trabajó en Correos hace unos siete años en el municipio Diez de Octubre, se queja de que se les conozca como carteros, cuando lo menos que hacen es repartir cartas o telegramas. Su tarea más dura era distribuir Granma y Juventud Rebelde. En aquel entonces cobraba unos centavos por cada diario que entregaba y algo menos por las cartas, revistas y telegramas. Lo más que llegó a cobrar fue 400 pesos mensuales, pues solo tenía 200 casas a las que llevar la prensa.

"Lo dejé porque el esfuerzo y el tiempo que dedicaba no valían la pena", comenta Pérez. "Llegaba a mi correo a las siete de la mañana y muchas veces me quedaba allí hasta las doce del día esperando a que llegaran los periódicos".

Durante ese tiempo bajó unos siete kilos. Estos empleados no reciben estipendio alguno para almorzar, como sí ocurre en otras ocupaciones estatales. La mayoría de las veces, mientras distribuía la prensa bajo el sol, solo tomaba agua, algún refresco o un pedazo de pan, pues no podía darse el lujo de merendar.

Para ganarse un extra, algunos carteros se amparan en las deficiencias habituales del sistema de distribución para justifican el robo diario de cuatro o cinco ejemplares que revenden a algunos clientes dispuestos a pagar un peso por cada uno.

Odalys Veitía gestionó durante par de años el correo del reparto Casino Deportivo. "Con todos los problemas que existen, es una heroicidad. La prensa la traen a cualquier hora o no llega ese día. Siempre faltan uno o dos carteros. A ello súmale los líos con los giros postales donde se mueve dinero en efectivo, los sellos y con la entrega de paquetes. Aunque estos últimos son problemas menores".

Según Veitia, los problemas son constantes. "Te reclaman los clientes y te reclaman los carteros y que lo más serio es que casi siempre tienen razón los clientes que no tienen porque recibir Granma o Juventud Rebelde casi de noche cuando todas las noticias se han puesto viejas, o peor, que nunca les llegue", sostiene.

Cada cierto tiempo una oficina de correo se queda sin dirección y alguien tiene que asumir provisionalmente sus funciones. "Es muy violento que uno reconozca todo esto y se vea impotente para resolver la situación. Para colmo, al ser la administradora, uno tiene que justificar lo injustificable o aguantar las protestas calladamente. No todos reclaman en buena forma. Algunos te ofenden y hasta hay quien te quiere agredir físicamente", asegura.

La profesión, además, no ha conseguido hacerse atractiva entre los jóvenes.

"Hace dos años empecé a trabajar como cartero y solo duré una semana", cuenta Ariel. "Se dice que la juventud es irresponsable, pero el Ministerio de Comunicaciones es un campeón en eso. Nunca el periódico llegó temprano".

"El sol te castiga y cuando hay que subir dos o tres escaleras es mortal. En esa semana gasté casi tanto en jugos y bocaditos como lo que ganaría en el mes. Además es un trabajo muy cheo".

El avance de las nuevas tecnologías ha hecho caer en picada la entrega de cartas, telegramas y la lectura de la prensa en papel. Pero el declive de Correos y los carteros había comenzado mucho antes por la tardanza y la indiscreción del servicio. Cartas abiertas, paquetes vandalizados y telegramas anunciando la muerte de una familiar que nunca llegaban colmaron la paciencia de los clientes.

Salvo excepciones, los repartidores de prensa son personas mayores o retiradas. Es el caso de Julián, que a sus 70 años ha emprendido esta labor

Salvo excepciones, los repartidores de prensa son personas mayores o retiradas. Es el caso de Julián, que a sus 70 años ha emprendido esta labor. A pesar de su edad se mantiene fuerte y ágil. La vida lo ha entrenado en trabajos que requieren esfuerzo físico y resistencia bajo el sol.

"Los vecinos de mi edificio llevan mucho tiempo sin recibir la prensa de manera constante –explica Julián-, por eso me decidí a emprender este trabajo. Aunque no pagan mucho, 500 pesos al mes, no me vienen mal. La vida se pone cada día más dura".

Comenzó hace una semana y debe distribuir unos 900 periódicos en 450 viviendas. Para recoger la prensa y distribuirla, entre idas y vueltas, tiene que recorrer unos cuatro kilómetros diarios."Estoy luchando para ver si no quedo mal y puedo cumplir con esto, pero ya los años pesan", lamenta.

"Tanto en la guerra como en la paz mantendremos las comunicaciones", dice un viejo lema del Ministerio de Comunicaciones que el humor criollo ha cambiado por "mal-tendremos las comunicaciones".

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