Hablan los sobrevivientes de las 'ciudadelas' de la calle Cuarteles en La Habana Vieja

Los vecinos de la calle Cuarteles, una de las más antiguas de La Habana, viven en casas consideradas inhabitables desde hace décadas

En la calle Cuarteles 4, en La Habana Vieja, viven 22 familias en alojamientos inhabitables. (14ymedio)
En la calle Cuarteles 4, en La Habana Vieja, viven 22 familias en alojamientos inhabitables. (14ymedio)
Eustaquio García

16 de enero 2021 - 15:52

La Habana/Los residentes en la calle Cuarteles, ubicada en La Habana Vieja, no saben lo que es tener una vivienda digna. Las mal llamadas ciudadelas ubicadas en esta vía, una de las más antiguas de la capital, sufren continuos derrumbes, pero sus habitantes nunca han podido abandonar unas casas que se consideran inhabitables desde hace décadas.

"Hace 35 años que vivo aquí y, a pesar de que ha habido más de diez derrumbes, que nuestras casas se mojan y que tenemos orden de albergue, nunca hemos podido salir de este lugar", cuenta a 14ymedio Damaris Luna, que vive en el número 4 de la calle, entre Cuba y Aguiar, donde viven 22 familias en una situación similar.

La precaria situación de su vivienda afecta incluso a sus ingresos, explica Damaris, manicura de profesión, que asegura haber perdido muchos clientes: cuando se asoman a la entrada del solar, se les quitan las ganas de entrar. Y más aún de subir las escaleras.

"Hace 35 años que vivo aquí y, a pesar de que ha habido más de diez derrumbes, que nuestras casas se mojan y que tenemos orden de albergue, nunca hemos podido salir de este lugar"

"Todas las autoridades lo saben, pero no hacen nada. Han prometido en más de una ocasión sacarnos y darnos casa pero eso nunca sucede. La última promesa fue a finales de 2018 y todavía estamos esperando", lamenta.

El último derrumbe de este edificio se produjo el 19 de septiembre de 2020, cuando una pared se vino abajo e inutilizó por varios días el baño colectivo que usan cinco familias.

Los vecinos recuerdan, sin embargo, cómo en un derrumbe de 1988 en este solar sí se actuó de forma diligente. La vivienda era del famoso beisbolista nacional Lázaro Valle. "A él lo sacaron y le dieron una mejor casa, pero nosotros aquí seguimos, ni siquiera tenemos baño propio. Nuestras casas por dentro están apuntaladas, también las escaleras y los pasillos. El que entra a este edificio tal parece que llegó al escenario de una película del siglo XIX o XVIII", señala entre el pesar y una leve sonrisa María Vega, una mujer de más de 70 años que ha vivido en Cuarteles 4 toda su vida.

En la calle, de apenas tres cuadras y situada muy cerca de la bahía, algunos solares tienen más de 400 años y se hallan totalmente en ruinas. Es el caso, también, de los números 7 y 11, que en una competencia contra el tiempo y el abandono tienen un aspecto sumamente lúgubre.

"Este solar tiene orden de albergue desde 1961, pero las casas que supuestamente nos tocan siempre se las dan a otras personas. Lo poco que hemos podido arreglar, como el techo de nuestros cuartos y la baranda del segundo nivel, siempre ha sido por esfuerzo propio", se queja Mariela Santiesteban, una residente del 11.

"Aquí hay 28 cuartos y todos se mojan o tienen mucha humedad. Jamás ni siquiera nos han dado un saco de cemento o arena para arreglar, solo una vez pusieron unas tejas muy malas que enseguida volvieron a deteriorarse por su mala calidad, por lo cual seguimos en la misma situación: un desamparo total", añade la mujer, de 53 años.

José Antonio Moreno, uno de sus vecinos, se conforma con cualquier alternativa. "¡A mí me sirve hasta un apartamento en Siberia con tal de salir de aquí!", dice entre la sonrisa y la resignación. A sus 60 años, añade, apenas puede limpiar el piso de su cuarto. "Filtra a los vecinos de abajo y está en muy mal estado. Una vez se cayó mi techo completamente con un ciclón y tuve que repararlo yo solo, pero aquí estamos en peligro de manera constante".

En el solar del número 7 solo quedan las pequeñas casas situadas en los bajos. Todos los pisos superiores han colapsado en las últimas décadas y sus residentes ni siquiera tienen ánimo de hablar.

Hace ya tres años que el Gobierno reconoció un déficit de casi un millón de viviendas en la Isla, una situación muy grave que aspiraba a paliar en un lapso de diez años, pero la escasez de materiales por una crisis persistente inciden en un problema que mantiene a millones de familias en vilo, sin saber cuándo pueden ver venir su techo abajo.

Según un informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos del pasado octubre, casi la mitad de las viviendas en el país necesita reparación, y 11% de las familias habita lugares en riesgo de derrumbe.

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