Los carroñeros se ceban en las ruinas del Café Boulevard en La Habana

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El derrumbe de una cafetería estatal deja un amplio reservorio de materiales constructivos para los recolectores

En menos de dos meses han ido desapareciendo de la estructura los fragmentos que puedan servir.
En menos de dos meses han ido desapareciendo de la estructura los fragmentos que puedan servir. / 14ymedio
Natalia López Moya

14 de octubre 2025 - 05:41

La Habana/La materia ni se crea ni se destruye, solo cambia de manos. Donde hasta hace poco había una cafetería estatal, que quedó en ruinas tras un trágico derrumbe, ahora se ubica el principal reservorio de cabillas, recebo y trozos de madera de una barriada con serios problemas constructivos. En la esquina de Galiano y San Rafael, en Centro Habana, los carroñeros cargan con todo lo que pueden sacar de entre los escombros del Café Boulevard. Cualquier cosa sirve para reparar otra vivienda o para vender en el mercado informal.

"Se lo han ido llevando todo como hormigas", cuenta a 14ymedio el empleado de un cercano parqueo de motos y triciclos que ha visto como los restos del inmueble van desfilando en manos de los más necesitados. El desplome del techo del comercio estatal, a mediados de agosto pasado, se cobró la vida de un empleado que laboraba en el local de la planta baja. Aquel día, todavía el exterior del Café Boulevard y la cuartería en la parte superior exhibían puertas, ventanas y hasta ropa tendida en los balcones.

Al igual que sus similares en la naturaleza, estos recolectores se guían por los ruidos y el olor.
Al igual que sus similares en la naturaleza, estos recolectores se guían por los ruidos y el olor. / 14ymedio

Sin embargo, en menos de dos meses han ido desapareciendo de la estructura los fragmentos que puedan servir para apuntalar una barbacoa o fundir una meseta de cocina. "Algunas cosas se las llevaron los propietarios antes de irse, pero otras las ha ido canibaleando, por la noche y por la madrugada, la misma gente que vive por aquí", explica el explica el empleado. "Yo he visto salir tazas de baño, persianas completas, cables eléctricos y muchas tablas". 

Si en la naturaleza los carroñeros eliminan del entorno los cadáveres y se ocupan de su reciclaje, en la capital cubana los escombreadores arrasan con cualquier ruina, vacían los amplios salones donde una vez hubo una mampara, acarrean el bidé del viejo baño señorial de la casona que se cayó con las últimas lluvias y extraen con habilidad los ladrillos de una fachada. Al igual que sus similares en la naturaleza, estos recolectores se guían por los ruidos y el olor: la gritería que llega después de la caída de unas columnas y la fetidez a humedad que se extiende por los despojos de un edificio colapsado.

Dentro de un par de meses, es muy probable que de la esquina de Galiano y San Rafael solo queden unos pilares sin adornos y el recuerdo de que en su interior se compartieron risas, conversaciones y cervezas.

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