Celia Cruz brilla en La Habana, pese a la sombra de la censura
Centenario
La inclusión de la intérprete en el “Paseo de las Estrellas” de la Fábrica de Arte Cubano “fue como una bofetada con guante blanco”
La Habana/En una esquina discreta de la Nave 4 de la Fábrica de Arte Cubano (FAC), una estrella dorada reluce con el nombre de Celia Cruz, la mujer que durante décadas fue borrada del relato oficial de la cultura cubana. Este diario se acercó hasta el edificio de la antigua fábrica de aceite construida en 1910 en La Habana, para tomar imágenes y testimonios.
Según varios trabajadores del centro cultural, la jornada de inauguración fue “tremenda candela”. Nadie en la FAC quiere hablar demasiado alto, pero todos saben que la inclusión de la intérprete en el “Paseo de las Estrellas” de la Fábrica llegó en un momento de máxima tensión, justo después de la censura de la más reciente obra teatral de Carlos Díaz. “Fue como una bofetada con guante blanco”, resume uno de ellos a 14ymedio.
La exposición ¡Azúcar! Dulce Centenario, también reúne diez carteles serigráficos realizados por diez diseñadores cubanos en homenaje al siglo que se cumple del nacimiento de la artista. Cada pieza busca capturar la energía y la alegría que definieron la vida y la obra de la estrella de la música latina.
La FAC publicó en su cuenta de Instagram un mensaje cuidadosamente redactado: “Fábrica de Arte Cubano, comprometida con elevar la cultura y el arte, se enorgullece en develar una estrella en honor al centenario de Celia Cruz. Este homenaje tiene como único propósito rendir tributo a una artista que ha dejado una huella imborrable en nuestra música... ¡Que viva la Reina de la Salsa!”
La estrella de la Guarachera de Cuba ahora comparte espacio en La Habana con nombres como Benny Moré, Chucho Valdés y Juan Formell, pero su sola presencia rompe con más de seis décadas de veto cultural.
“Celia merecía más”, comenta a este diario una visitante que descubrió la exposición por casualidad. “Me hubiese gustado otro sitio, una pared más visible. Pero entiendo que la censura lleva a la tibieza, poca divulgación, una pared menos importante y cosas así... Lo importante es que se haya hecho, a pesar de los pesares”.
Por su parte, un joven que también se acercó al lugar es más duro en su opinión sobre lo ocurrido con la pieza teatral: “Es una hipocresía tremenda. Cancelan la obra de Carlos Díaz por ‘motivos políticos’ y, al mismo tiempo, lo felicitan por sus 70 años en el noticiero. Así funciona todo: te castigan y te aplauden al mismo tiempo”.
La Fábrica de Arte Cubano, dirigida por el músico X Alfonso, ha sido en los últimos años un espacio donde conviven artistas independientes, críticos y oficialistas, en un equilibrio cada vez más difícil de sostener. La develación de la estrella de Celia lo volvió a demostrar.
En las redes sociales, algunos sectores fundamentalistas reaccionaron con amenazas abiertas. En un grupo de Facebook afín al régimen, el usuario Rodrigo Huaimachi publicó un mensaje que muchos interpretaron como una amenaza directa a la FAC: “La Fábrica de Arte Cubano debe rectificar o será el pueblo quien tendrá que tomar las medidas. Porque quien ha financiado el terrorismo contra el pueblo cubano no tiene perdón, y porque nunca olvidaremos los 3.000 muertos víctimas de la contrarrevolución miamense”.
El tono recuerda los viejos mecanismos de intimidación que han marcado la política cultural cubana desde los años 60. La alusión a la Reina de la Salsa como “financiadora del terrorismo” ilustra la persistencia de un discurso que intenta reducir a una artista universal al papel de “enemiga del pueblo”.
El viernes por la noche, la Fábrica lucía más vacía que de costumbre. En la Nave 4, los visitantes se detenían unos segundos frente a la estrella de Celia, tomaban fotos, murmuraban.
“Esto es un pequeño acto de rebeldía”, dijo una joven artista de la plástica. “Celia no necesita permiso para brillar. Ya era grande antes de que la reconocieran aquí. Pero este gesto dice mucho: dice que la gente está cansada del miedo”.