Consejos para evitar un accidente ‘moltar’
El edificio, construido durante los años del subsidio soviético, se está cayendo a pedazos
La Habana/Cuba está llena de carteles que mueven a la risa, la lástima o la indiferencia. Los graduados en la especialidad de diseño se quejan de que cualquiera con un lápiz y un trozo de cartón se cree con la capacidad de crear un feo anuncio y colgarlo en plena vía pública. Con la llegada de las impresoras la chapucería ortográfica también se ha extendido, lamentan los defensores de la lengua, mientras que otros señalan la aburrida monotonía de las vallas políticas.
Sin embargo, más allá de las fealdades y los errores, los carteles reflejan mucho de la sociedad que los elabora y de las urgencias que vive la gente. El humorista Marcos García bien que sabe de eso y ha convertido a los anuncios y garabatos pintados en fachadas de toda Cuba en el plato fuerte de sus cómicas historias. La advertencia de la foto, pegada a las afueras de un edificio de 20 plantas en la esquina de Loma y Tulipán, en La Habana, encaja a la medida en las burlas del "hijo de Teresa".
Hace unas semanas en el lugar se inauguró una zona de navegación wifi que en pocos días se llenó de internautas deseosos de conectarse a la red
Hace unas semanas en el lugar se inauguró una zona de navegación wifi que en pocos días se llenó de internautas deseosos de conectarse a la red. Sentados en los bancos del pequeño parque que rodea el inmueble, acodados en su escalera o bajo la sombra de algún árbol, los clientes del servicio de Nauta web tratan de sacar el máximo partido a su tiempo online. Pero, tener la vista solamente en la pantalla puede ser muy riesgoso.
El edificio, construido durante los años del subsidio soviético, se está cayendo a pedazos. Trozos de concreto se desprenden de su estructura exterior y van a parar sobre lo que una vez fue un área poco transitada pero que ahora está llena de gente con laptops, teléfonos móviles y tabletas. Para evitar una tragedia alguien ha puesto un cartel que llama la atención sobre esta lluvia de piedras.
Una hoja impresa recomienda no sentarse en el lugar para evitar un “accidente fatal y ‘moltar’” pero el anuncio no ha logrado su objetivo. Es difícil saber si la indiferencia ante la frase se debe a su simpático error ortográfico, que evidencia la manera relajada en que los cubanos pronuncian la “r” y la “l”, o a la desconfianza de que todo sea una treta para alejar a los internautas de las áreas más cercanas al edificio.
A su alrededor siguen conectándose a Facebook, chateando con amigos y enviándose besos virtuales infinidad de personas.
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